Necesito mandar un correo

Acceso a internet en zona wifi pública en Cuba. Foto: Kaloian.

Acceso a internet en zona wifi pública en Cuba. Foto: Kaloian.

Camino desorientado por las calles de La Habana. Necesito mandar un correo y no tengo un aparato que sirva para conectarse en una zona wifi. He probado en alguna que otra sala de navegación de ETECSA pero he tenido mala suerte. En estas oficinas, en las del banco y en las de inmigración y extranjería se repite demasiado el mismo verso: “se cayó el sistema”. No sé cómo no les han prohibido llamar así a este problema de conexión.

Sigo buscando. Algún amigo debe tener un correo institucional que me preste o una cuenta compartida con un extranjero. El correo que tengo que mandar es importante, no es una foto de cumpleaños, ni una cadena de la buena suerte, ni una postal con velas encendidas gigantescas.

Una buena alma me permitía conectarme en su casa, en una computadora que está en su cuarto de dormir, pero yo no lograba concentrarme de tanta vergüenza que sentía, y parecía que me demoraba a propósito, pero no, la barrita horizontal se llenaba de verde poco a poco y hasta regresaba a su punto de salida, como burlándose de mí.

Hay millones de personas en el mundo que al poner la contraseña de su correo simplemente están ahí, pero no, nosotros sabemos que no es así, porque hemos aprendido la lección de la paciencia, de la espera y de la posibilidad de que nunca entre porque hay congestión en las líneas.

No me gusta quejarme por cosas triviales, al fin y al cabo la salud es más importante, ¿qué haces con una buena conexión a internet en la casa si estás enfermo o si un familiar padece una dolencia incurable? En todo caso podrías buscar en internet algo sobre la enfermedad, pero más nada. Pero como sabemos nos parece el fin del mundo el problema que tenemos en el momento, porque somos siempre así, un poquito mezquinos, no lo podemos evitar.

También sé que el acceso a internet debe ser peor que aquí en alguna parte. No he encontrado el lugar, pero sé que existe y eso no me contenta porque quiero que todos en todas partes estén bien, pero al menos me alivia las ganas de envolverme en mi desesperación.

He escrito correos importantes de muchos párrafos y argumentos e inmediatamente se ha caído la conexión, antes de haber podido enviar el correo, que invariablemente se pierde, como si nuestra vida fuera un juego de azar, sin explicaciones ni anuncios. El periódico Tribuna de la Habana o la televisión deberían decir con antelación las horas en que se caerá el internet, para no perder el tiempo ni la cordura.

Los cubanos escribimos nuestros correos importantes off line, antes de conectarse a la red, pero a veces no podemos adelantarnos tanto porque no sabemos lo que nos encontraremos en la bandeja de entrada o en recibidos.

Necesito mandar un correo. Lo juro. Es una cuestión de trabajo. Si te da por ser intelectual o por aparentar que lo eres te hará falta en algún momento un correo electrónico, es así, después todo el trabajo llegará y se irá por este correo. En mi vida ya van tres veces que he tenido que escribir a medio mundo informándoles que he cambiado de correo porque cambia la institución para quien trabajo y no somos tan dados a usar correos de internet como el Gmail o el Yahoo porque después caemos en la trampa de la desconexión, pero no nos queda más opción que arriesgarnos.

Sigo buscando. Cada día que pasa se llenará más mi carpeta de recibidos y no podré leer todos los correos cuando alguien me dé un chance para conectarme. Algunos centros de trabajo me han ofrecido ayuda, pero no quiero ponerles la cosa mala con los jefes con el tema de la seguridad informática.

El correo que debo mandar es urgente. Deberían dar horas en internet como daban turnos para hamburguesas y refrescos en los 90. Uno haría la cola pero con la seguridad de alcanzar alguna horita suelta, sin usar. Internet por la libreta. Por qué no. Algo es mejor que nada. Cuando la papa fue liberada y se sintió libre y desapareció, algunos dimos alaridos para que volviera a la libreta y volvió y tuvimos papa una vez más.

Yo voto por el internet por la libreta. Los ancianitos cambiarían sus horas de conexión por arroz u otro pan. Yo les daría todos mis panes del mes por más tiempo para mandar un correo.

Y a los trabajadores vanguardias que nos dieran computadoras portátiles para poder usarlas en las zonas wifi, con el sol en la pantalla sin poder ver nada, pero conectados al fin, que es lo que vale.

Llevo varias semanas tratando de mandar un correo. Si no trabajo no como. Tampoco es que coma tanto cuando trabajo, pero algo masco. Necesito mandar un correo a la editora de OnCuba. Debo mandar un trabajo para mi columna. Es un artículo sobre el internet y las dificultades que he encontrado para mandar un correo, pero no logro conectarme. No será la primera vez que entregue mis colaboraciones en la mano, cargadas sin estrés en una memoria flash.

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