Diario de la peste: Una fe que se transporta

El escritor portugués Gonçalo M. Tavares, considerado uno de los más destacados en lengua portuguesa registra en su estilo y mirada los acontecimientos de esta pandemia.

En esta foto del 29 de abril de 2020, Dominga Aduviri, de 80 años, se sienta con las manos cruzadas mientras habla con su nieto "adoptivo" Wilmer Gutiérrez, en su casa en La Paz, Bolivia. Algunos bolivianos están "adoptando" a un abuelo para facilitarles la vida a los más vulnerables en medio de la pandemia de COVID-19. Foto: Juan Karita/ AP

Es como dejar caer una mancha de tinta en agua limpia

9 de mayo de 2020

Es como dejar caer una mancha de tinta en agua limpia, dijo el ministro de Salud coreano.

Un solo hombre, en una sola noche,  infectó a 17 personas en bares, en Corea del Sur.

Un hombre infectado es una mancha de tinta.

Un hombre saludable, agua limpia.

“Yo era una mancha de tinta, pero no lo sabía”, podría decir el hombre en su defensa.

“Él era una mancha de tinta y yo no lo sabía”, podrían decir los otros.

17 hombres que se lamentan o acusan.

“Roy Horn, miembro del famoso dúo de ilusionistas Siegfried and Roy, murió en Las Vegas de covid-19.

Siegfried no podía existir sin Roy, ni Roy sin Siegfried”.

Trabajaban con animales salvajes: los animales salvajes desaparecían de un lugar y aparecían en otro.

Regina Duarte, secretaria de cultura de Brasil, cantó hace días “una canción de la dictadura, y preguntó: ‘¿no era lindo cuando cantábamos eso?'”.

Aprender canciones para ahuyentar a los animales pequeños, a los animales medianos y a los animales grandes.

Las canciones de infancia son felices cuando la infancia es feliz, me dice alguien al oído.

El ancho mundo y tus zapatos; tus zapatos ocupan más espacio que el ancho mundo.

Una fila de 1km para recibir bolsas de comida en Ginebra.

Medir nuevas distancias.

El largo de la fila de personas para recibir bolsas de comida.

La distancia mínima para que un vivo no le tenga miedo a otro.

El juego de ajedrez en la calle: un baile sin música, con pura incomodidad y vergüenza.

Dos seres humanos no pueden ocupar el mismo cuadrado a menos que vivan en la misma casa.

Los cuadrados públicos, por ley, son individuales.

Acusación: eres una mancha de tinta.

O: puedes ser una mancha de tinta.

O: no tengo pruebas de que no eres una mancha de tinta.

Los científicos que en los años sesenta estudiaban los posibles efectos de las guerras nucleares hacían cálculos a partir del término megabody, que representaba un millón de cadáveres potenciales.

Megabody, término que eleva la estadística al terreno de la devastación total.

Islandia, el país que ganó la lucha contra la pandemia.

38 empleados del club Flamengo con covid-19, entre ellos tres jugadores.

Madonna revela que estuvo infectada.

Vuelven las misas en algunos países de Europa, pero con cubrebocas y lugares marcados.

376 mafiosos fueron liberados en Italia. Y en Singapur, un robot les dará órdenes a las personas para que mantengan una distancia segura.

“Ámsterdam”, la canción, de Brel.

Y Brel sudando, los labios hinchados.

El muro blanco y dos perras impávidas.

“Qué amenazadores me parecen los nombres de los meses”, dice un verso.

La información llega como un ataque: por tierra, por mar o por aire.

Familias enteras alrededor de alguien que trae una noticia.

Como una cosa que calienta.

Los humanos hacen un círculos en torno a las noticias.

Como si la información fuera el nuevo fuego del siglo y el siglo estuviera frío.

Personas con mascarillas para reducir los contagios de coronavirus caminan en una calle comercial en Beijing. Foto: Mark Sjefeelbein/ AP

Una mujer dice adiós después de salir de un centro de aislamiento establecido en el Hotel Real Plaza, en La Paz, Bolivia. Foto: Juan Karita/ AP

La información es el fuego del siglo y el siglo está frío

10 de mayo de 2020

Un grupo de personas alrededor de la información.

Y sí, la información es el fuego del siglo y el siglo está frío.

Imagino a alguien tatuándose una noticia en la frente: la noticia de la victoria de los aliados en la Segunda Guerra o del fin de la pandemia. O algo personal.

Una noticia tatuada en la frente.

Escribir un libro a partir de esto.

¿Qué noticia te tatuarías en la frente para que todos la leyeran?

He ahí una pregunta.

Hacer cuestionarios por las calles que ahora recuperan el sonido.

Brasil. Inaugurado un hospital de campaña que se construyó en 38 días en el estadio del Maracanã.

Para enfermos graves.

Un tercio de las muertes por covid-19 en EU “puede estar relacionado con las residencias de ancianos”.

Alguien de 80 años dice que ha ido perdiendo las ganas de hablar durante las últimas semanas.

Me he vuelto casi mudo, dice.

Una mudez no orgánica.

Tan desesperado, que estoy mudo.

Una mudez por renuncia.

Pero en otros lados se grita.

Suiza. Cientos protestan contra las medidas de confinamiento.

Alemania: miles de personas salen a la calle a protestar contra las restricciones.

Avanzo con la cabeza más que con los pies.

Vacuna y experimentación en humanos.

Pensar en el trabajador que cede el brazo con que trabaja a un piquete experimental. La extrañeza.

Brazo robusto ofrece gentilmente una vena a elegir.

Lo imagino sosteniendo un cartel en la calle.

Como en muchos países pobres: donde se venden oro y cabello en la misma frase.

Un brazo, ahora.

“Google y Facebook postergan el retorno a las oficinas hasta el 2021”.

Los romanos dividían a la población en siete clases.

En latín, proletarii: la clase que no tenía ninguna riqueza; ni tierras ni dinero.

El origen de la palabra proletario es el mismo que el de prole.

El proletario sólo tenía hijos —la prole—; nada más.

Un proletario del siglo XXI sin hijos es un problema etimológico.

Alguien me lo dice al oído.

Hoy las personas sonríen de un modo desequilibrado.

Ahora, cuando ríen, ríen un poco más de lo necesario.

Como si hubieran revuelto la risa con el llanto.

Han perdido el dominio de los principales músculos del rostro.

Los músculos de la cara cayeron al suelo y ahora están confundidos.

Tal vez en posiciones equivocadas.

En cierta ciudad de Indonesia a quien rompa las reglas del confinamiento lo encierran en una casa embrujada.

No hay casas embrujadas para todos.

Las calles recuperan el sonido poco a poco.

Imágenes de Venecia en silencio.

Marinetti proponía que los canales de Venecia se vaciaran por completo y después se taparan con cemento.

Así, afirmaba, sería posible construir allí fábricas y producir algo útil.

Manifiestos, manifiestos.

Miro hacia abajo. Los pies, desentrenados, buscan el viejo camino.

¿Para qué sirve la belleza cuando todos están en casa?

Otra pregunta posible.

Curioso ver el sonido que los seres humanos ponen en movimiento allá afuera y que desaparece cuando se recogen en sus cuartos y ventanas.

El bosque, en comparación con la ciudad, es mudo.

Para el ser humano, el ruido y la palabra son formas de no sentirse solo.

Y de afirmar que no está en el bosque.

Pero una mudez de bosque ha estado saliendo de la casa a la ciudad en estos días.

Ahora, en la calle, la gente habla más bajo, como si hubiera alguien dormido.

Más y más noticias, y ahora el muro blanco y dos perras impávidas: sólo entienden el viejo fuego.

En esta imagen de archivo, tomada el 3 de mayo de 2020, un helicóptero de la Fuerza Aérea de India arroja pétalos de flores sobre el personal médico del hospital público Asvini en Mumbai, dentro de la iniciativa del ejército para dar las gracias a los sanitarios. Foto: Rajanish Kakade/ AP

Una paciente camina en una carpa acondicionada como clínica. En su interior, sospechosos de haber contraído el coronavirus son tratados en el Hospital San José, en Santiago de Chile. Foto: Esteban Félix/ AP

Alguien le metió mano a la maquinaria general del mundo y le bajó el volumen

11 de mayo de 2020

Como si las mujeres y los hombres y los niños y los perros y hasta los propios autos y las máquinas en funcionamiento todavía no pudieran producir a gusto todos sus sonidos habituales.

El volumen exterior de la ciudad ha bajado.

Alguien le metió mano a la maquinaria general del mundo y le bajó el volumen.

Una amiga de Brasil me escribe:

“Me gustaría tener un megáfono como un señor allá en Ipanema.

Dicen que desde su décimo piso, frente a la playa, montó su bocina en el balcón.

Y desde allá arriba advertía con el megáfono: ¡Hey!, oye, tú, el chico de camiseta azul, ¡hey!, el de la bici, ¡sí, tú! Te va a dar coronavirus, ¿eh?

Oiga, usted, la del traje de baño de flores, la de pelo arreglado y lipstick rojo, ¡sí, usted, señora! Le va a dar coronavirus, ¿eh?

Y el señor se pasó el día señalando y gritando desde su décimo piso. Es lo que cuentan.”

Ella vive en Rio, está aterrorizada.

Brasil superó los 11 mil muertos, y ayer murió Sérgio Sant’Anna, “uno de los principales escritores brasileños, a los 78 años, víctima de coronavirus,”

Alguien le metió mano a la maquinaria general del mundo y le bajó el volumen: sí, eso es.

Un Dios que no le vuelva la espalda al progreso técnico. Un Dios que se perfeccione.

En materia del bien y del mal, ya todo está resuelto. Pero hay máquinas nuevas.

El desempleo alcanza los niveles de la Gran Depresión de 1929 en E.U. y, en Guatemala, mujeres al borde de la carretera sostienen una bandera blanca.

Agitan la bandera blanca cuando pasa un auto o una moto.

Sin empleo, le piden comida a quien se detenga.

Bandera blanca de rendición.

Air France va a implementar un control de temperatura en los vuelos, y un ciclista profesional italiano estuvo, durante los días más duros, entregando pizzas.

En Turín, en bicicleta, entregaba pizzas y helados como repartidor.

Quisiera conocer su nombre. ¿Cuál es su nombre?

Un caracol puede ocultarse en su concha durante tres años para protegerse del mal tiempo.

Hay que estudiar a los animales.

Ahí viene el mal tiempo.

Lista de utopías.

Sustituir utopías que ocupan mucho espacio por microutopías.

Una utopía que pueda llevarse en el bolsillo.

Una miniatura: que un animal pueda practicar solo.

Una actividad utópica por la mañana, que sustituya el ejercicio físico de manos y pies.

“María Branyas, de 113 años, es ahora la persona más longeva que supera el nuevo coronavirus.”

En la noche, pesadilla/imágenes.

Mujeres u hombres con banderas blancas en las ventanas de sus propias casas.

No salen, tienen miedo.

Le piden comida a los que pasan por la calle.

El palacio de los proyectos, de los Kabakov.

Recopilación de pequeñas utopías de personas de la antigua Unión Soviética.

Una: construir unas alas de ángel y después ponérselas en la espalda durante diez minutos, tres veces al día.

Como un medicamento. Dosis: diez minutos, tres veces al día, durante dos meses.

Y, al cabo de dos meses, un hombre habrá cambiado para mejor.

Es la utopía de Solomatkin, chofer de Kishinev.

E imagino a dos personas que no se conocen.

Una necesita a la otra. Es urgente.

Cada una llevará una bandera blanca para identificarse en la ciudad.

Pero cuando llegan a la calle ven que hay miles de personas con banderas blancas.

Una lluvia tremenda la noche de ayer: frío y lluvia y después menos lluvia.

Perras empapadas, satisfechas.

Tal vez Dios lleva también una bandera blanca, dice alguien.

Y por eso no lo encontramos.

Cierro la ventana, abro la ventana, cierro la ventana.

Una casi frase bíblica, ésta. Y el señor se pasó el día señalando y gritando desde su décimo piso.

Es lo que cuentan.

Un hombre con mascarilla para protegerse del coronavirus mira a través de la ventana de un edificio, en Tokio. Foto: Eugene Hoshiko/ AP

Guatemaltecos deportados por EEUU saludan desde un autobús a su llegada al aeropuerto de La Aurora, en la Ciudad de Guatemala, el 4 de mayo del 2020. EEUU expulsó a 600 migrantes menores de edad en abril, luego de que el gobierno empezase a invocar el estado de emergencia declarado por la pandemia de coronavirus. Foto: Moisés Castillo / AP

Es necesario decir adiós en las alturas

12 de mayo de 2020

Aire ligero hacia el fin de la tarde; en la mañana, neblina.

Una noticia sobre grúas que llevan familiares hasta las ventanas de los pisos superiores de una residencia de ancianos.

Es necesario decir adiós en las alturas.

Niños de menos de un año. Europa.

Dentro de cuadrados, separados entre sí.

Aprendizaje precoz de la geometría.

Unas veces un cuadrado, otras veces una circunferencia.

Platón domestica de nuevo a la ciudad.

Domus, casa.

Domesticar: hacer que lo exaltado se acerque a la casa.

Cuadrados: T-cero en miniatura.

Cada cual con una casa en la escuela. Aquí no entras.

Salir del día. Charles Bernstein, un poema.

Portbou, España.

Una historia conocida.

Benjamin y una compañera de fuga, Gurland.

1940, los enemigos allá atrás.

Quieren irse a Lisboa y después a América.

Pero el dueño de la posada dice que sus pasaportes no son válidos.

Tendrán que regresar a Francia.

Calmarse: acercarse a casa.

Enojarse: alejarse de casa.

Pero a veces las cosas cambian.

“Elon Musk va en contra de las reglas del Estado de California: anuncia la reapertura de la planta de Tesla.”

“Si encarcelan a alguien, pido que sea sólo a mí”, dice Musk.

Las empresas vuelven a abrirse, las fronteras no.

La traductora griega me cuenta: la extrañeza del recomienzo.

Su amiga más cercana la visitó.

Se quedaron viendo una a la otra.

2.5 meses sin verse.

“¿Entonces no nos abrazamos?, preguntó ella.

Yo no sabía qué decir.

Nos frotamos espalda contra espalda.”

Pasadas dos horas, se abrazaron.

2.5 meses, dos horas.

Me habla también de los incontables gatos de Atenas.

Dice: “Mi vecina racista sólo le da de comer al gato blanco. Le impide al gato negro acercarse. Es intencional, siempre lo repite.”

Una nueva unidad de medida: 2.5 meses; 2.75, etc.

Charles Bernstein, para la ópera Shadowtime:

“Lamento informarles

Herr Benjamin, Frau Gurland

pero debo informarles

Frau Gurland, Herr Benjamin

les pido que comprendan

Herr Benjamin, Frau Gurland

que es mi deber informarles

Frau Gurland, Herr Benhamin

que sus visas de tránsito

Herr Benjamin Frau Gurland

sus visas de tránsito

Frau Gurland, Herr Benjamin

no son válidas.”

Francia va a exigir cuarentena y España va a exigir cuarentena e Italia va a exigir cuarentena, etc.

Las visas de tránsito ya no son válidas.

Todos los pasaportes expiraron súbitamente: un apagón brusco en la posibilidad de movimiento.

Les pido que comprendan

Herr Benjamin, Frau Gurland

que es mi deber informarles

Frau Gurland, Herr Benjamin

que sus visas de tránsito

Herr Benjamin, Frau Gurland

sus visas de tránsito

Frau Gurland, Herr Benjamin

no son válidas.

Gente toma sol en el jardín del Trocadero junto a la torre Eiffel, París. Foto: Michel Euler/ AP

En esta imagen, tomada el 12 de mayo de 2020, trabajadores migrantes del estado de Uttar Pradesh se apiñan en el interior de un contenedor en un camión para regresar a sus aldeas durante una cuarentena en todo el país para combatir el coronavirus, a las afueras de Hyderabad, India. Decenas de miles de empobrecidos trabajadores migrantes se mueven por toda India, a pie por autopistas o vías de tren o en camiones, buses y abarrotados trenes bajo un calor abrasador. Foto: Mahesh Kumar/ AP

Una fe que se transporta

13 de mayo de 2020

Nuestra Señora transportada en pickups.

Día religioso para muchos.

Una fe que se transporta. Una fe nómada.

En los pueblos, la gente se acerca a las encrucijadas para ver pasar la imagen de Nuestra Señora.

Algunas personas mayores se arrodillan en la encrucijada.

Hace tiempo, el artista Santiago Sierra puso desempleados a sostener una pared a un ángulo de 60 grados.

Un trabajo inútil, una provocación.

Trabajaban por turnos para soportar una pared con esa precisa inclinación.

¿Qué cosas aceptas hacer cuando estás desempleado?

Escribir una lista.

Las encrucijadas siempre son problemas, a no ser que salgas de casa ya con una respuesta.

El Parlamento europeo cedió hace una semana “uno de sus edificios en Bruselas para acoger decenas de mujeres sin hogar”.

Se apartan mesas y sillas para hacer cuartos.

Las oficinas se convierten en dormitorios. Hay comida y médicos.

La OMS dice que los seres humanos quizá “tengan que vivir con el covid-19 para siempre, como se vive con VIH”.

Una amiga que está en el campo me dice que alguien allí cerca cortó una aracuaria.

Tenía que ser, dice.

Es un árbol que crece demasiado.

“La decapitaron”, añade.

Hay un discurso que asegura que los árboles no pueden crecer más allá de cierto tamaño sin poner en peligro la vida del dueño de la casa.

La altura de la naturaleza, el largo y ancho del miedo.

La palabra decapitar introduce un temblor en cualquier frase.

Aun estando cerca del jardín.

Lavoisier fue guillotinado en la Revolución Francesa, el 8 de mayo de 1794.

Días atrás. No se registró la fecha.

Fundamental para la química y la biología.

Identificó el oxígeno (1778) y el hidrógeno (1783), etc.

Nombrar y dominar las pequeñas cosas. La misma ciencia en 2020.

Fue ejecutado en cuarto lugar, dentro de un total de veintiocho ciudadanos que acabaron sin cabeza ese día.

Lagrange, un matemático: “ni un siglo será capaz de producir una cabeza igual a la que hicieron caer en un segundo”.

Un siglo, un segundo.

Dos medidas. Todo es tiempo.

Cambiar el ritmo de las cosas.

Una guillotina que tarde un siglo en caer. O sólo un año y medio, hasta que haya una vacuna.

Una fábrica con nuevos ritmos.

Libros escolares viejos. Desempacar cosas, polvo, alergia.

Casi en la misma página, la ley de Lavoisier y la hermosa Revolución Francesa.

Volver a hacer viejos libros hasta que los viejos libros se vuelvan otra vez nuevos.

“Presidente de Madagascar rechaza críticas al té ‘curativo’, denunciando una actitud condescendiente para con la medicina africana.”

La planta que se usa para el té se llama artemisia.

Algunos efectos terapéuticos comprobados para otras enfermedades.

Los nombres de plantas y árboles son nombres de diosas, o podrían serlo.

Parecen curar el cuerpo sólo por la vibración del nombre en el aire.

Pero a veces la vibración no basta. Los seres vivos exigen otras cosas.

Noto que pocos animales tienen nombres de dioses; comprender por qué. Pero no ahora.

A los griegos les gustaba más la melancolía de las plantas.

Mareos, tengo que ver de qué se trata. Demasiados días así.

Acostado, me siento bien, pero a veces es bueno estar sobre dos pies.

No parecen días, sino días en medio de algo.

Como si el día, ni aun terminado, estuviera completo.

Está siempre entre una cosa y otra.

Estos días son siempre el hermano de en medio.

Necesidad de ligereza; darles comida a las perras organiza mi tiempo. Sin su hambre, seguramente sentiría más vértigo.

Un militar camina con un sacerdote en una iglesia en Roma, el domingo 17 de mayo de 2020. Las iglesias en Italia podrán reanudar actividades públicas el lunes luego de semanas en cuarentena por el coronavirus. Foto: Cecilia Fabiano/ LaPresse via AP

Varias personas, con mascarilla y guantes para protegerse del coronavirus, mantienen la distancia en una escalera mecánica de acceso al metro, en Moscú, Rusia, el 12 de mayo de 2020. Foto: Alexander Zemlianichenko/ AP

Como si la valentía fuera un sentido de orientación

14 de mayo de 2020

Una peregrinación sin peregrinos. El día de ayer, todavía.

Porque no se peregrina sólo con los pies, dicen.

El Santuario de Fátima pidió a los que se quedaron en casa que encendieran una vela junto a las ventanas.

De día, una vela no se ve. Por la noche, sí.

En California, una universidad canceló todas las clases del semestre a partir de septiembre.

Y en Montenegro encarcelaron a un obispo por organizar una procesión.

Desde el campo, me dicen que una cigüeña vive en una palmera muerta del cementerio.

Ya tiene crías y están grandes.

Murió uno de los principales líderes indígenas de la Amazonia.

Los rituales suspendidos, postergados.

A la distancia, todos los rituales parecen iguales.

La importancia de la ciencia; en la revolución y en la enfermedad.

Lavoisier guillotinado en la Revolución francesa, acusado de fraude y de vender tabaco adulterado.

Alguien habrá dicho: no se debe matar a un hombre tan sabio.

El juez: La República no necesita hombres de ciencia.

La criminalidad en Italia ha caído un 90% durante el confinamiento.

En un periódico de Brasil, el rostro enorme de una enfermera. Con marcas rojas y blancas.

En Madrid y en la Amazonia, las personas tocan su propio cuerpo como un tambor.

Producen un sonido que suena a lamento.

La mano contra el cuerpo produce una risa y un llanto muy distintos de los que produce la boca.

Alguien me cuenta que en Angra se oye ladrar a los perros como antes del alud de lodo de 2010.

Frontera Bélgica-Holanda.

Una tienda de ropa llamada Zeemans, una mitad a cada lado.

La parte de la tienda de Holanda, abierta.

La parte de la tienda de Bélgica, cerrada.

La parte de la tienda de Bélgica, cerrada, tiene ropa de hombre.

Paul B. Preciado, octubre de 2016. Tras rentar una casa en Atenas.

La casa, vacía. El cuerpo, en tránsito. Cero muebles.

Dormía en el suelo, despertaba con dolor en las caderas, en los codos.

La primera experiencia estética, dice Preciado: un cuerpo, un espacio.

Dos consideraciones rápidas:

“Una mesa y una silla forman una pareja complementaria que no admite preguntas.

Un armario es un primer certificado de propiedad privada.”

Imaginar a Paul B. Preciado en la tienda de ropa llamada Zeemans.

Dos lados separados por una frontera violenta.

Los hombres no pueden comprar pantalones porque los pantalones están en Bélgica.

Junto a un árbol, en medio de un parque. Una caja.

Una hoja escrita a mano colgada del tronco:

Llévate lo que necesites. Deja lo que quieras.

Pero alrededor del árbol hay poco movimiento.

Alguien que no cree en los seres humanos dice:

“Si todos se llevaran lo que necesitan y dejaran lo que quieren, esto sería un basurero en poco tiempo “.

Un cartel cínico, propone ese alguien:

Deja aquí todo lo que necesites, llévate lo que yo deseché.

Tove Ditlevsen, poeta, dinamarca.

Sobre el matrimonio y el divorcio.

“Él pediría

en caso de divorcio

la mitad

de todo

dijo él

medio sofá

media televisión

media casa de campo

medio kilo de mantequilla”.

En Francia, una pareja de novios con máscara posa para la foto.

Y en México, medidas para el recomienzo.

A los municipios con menos casos los llaman “municipios de la esperanza”.

Mi oráculo. Jardín de Morya.

“Aquél que es valiente, elige el buen camino”.

Como si la valentía fuera un sentido de orientación.

Llevarse la valentía, prescindir de la brújula.

Personal médico afuera del Hospital Navarra durante un tributo de dos minutos de silencio para sus colegas que han muerto de coronavirus en Pamplona, España, el jueves 14 de mayo de 2020. Foto: Álvaro Barrientos/ AP

Concierto semanal de Adam Chester en la sección de Sherman Oaks de Los Angeles. Chester suele ser un sustituto de Elton John, canta y toca en los ensayos del super astro. Su trabajo está en pausa y ahora da a sus vecinos conciertos desde una sana distancia al frente de su casa. Foto: Chris Pizzello/ AP

Mantener la alegría por encima de cierto límite

15 de mayo de 2020

Mantener la alegría por encima de cierto límite.

Por debajo de cierta cantidad, la máquina se detiene.

Se cansa y hasta se pega un tiro en la cabeza.

Austin, Texas: alrededor de 250 personas protestaron contra la obligación de quedarse en casa.

Banderas de los Estados Unidos.

El rostro cubierto, pero no por un cubrebocas.

En la boca, un pañuelo con la bandera del país. Mano y arma.

En el pulgar y en el índice reside la nerviosa libertad del sujeto.

Bastan dos dedos en tenso funcionamiento para que la libertad de uno ponga a temblar al otro.

Cartola canta:

“Preste atenção, querida:

embora eu saiba que estás resolvida,

em cada esquina cai um pouco a tua vida,

em pouco tempo não serás mais o que és.

Cartola deprime a los seres humanos y a los animales; a las plantas y a las paredes.

Me imagino a alguien que se protege la boca y la nariz con la Constitución de los Estados Unidos.

Un restaurante sueco en medio del campo con una sola mesa para un único ser vivo que tiene hambre.

Construir un desierto para poner al centro una mesa segura.

No tiene empleados.

Como un teleférico: la comida llega en una canasta a través de una cuerda.

Un desierto para cada ciudadano, piden los más exigentes.

Distancia, distancia.

Cartola deprime, pero los animales aquí en casa resisten.

Un intento de quitarle el casco a Roma de la cabeza. Algunas horas de libertad alrededor del cráneo; pero fue necesario volver atrás.

Como se hace con una ciudad entera o un país.

Un animal no puede únicamente mirar una herida.

Nada en la vida del animal es estética, todo es urgencia y socorro.

Todo es ética en el animal, por lo tanto. Nada en él atiende a la belleza o la fealdad.

Cartola:

De cada amor tu herdarás só o cinismo,

quando notares estás à beira do abismo:

abismo que cavaste com os teus pés

Estudio identificó 198 mutaciones del virus.

Como si cambiar fuera la forma de pasar de un día a otro.

Con frecuencia, los perseguidos no dormían dos veces en la misma casa.

Cambiar de dirección y de cama para que el enemigo no bombardee nuestro sueño y nuestro insomnio.

Un virus nómada dentro de sí mismo.

Ser nómada en casa, sin que nadie vea. 198 mutaciones en un día.

“Si tienes más de 35 años y aún no has aprendido a tocar el piano…”

Un anuncio.

No escuché el final.

Proyecto: 198 nombres para el virus. Empezar:

1.- Aquel que está a la expectativa

2.- el escondido.

3.- aquel que no deja salir

4.- aquel que no te deja entrar

5.- el que no deja que los que están vivos se acerquen al muerto.

Seguir haciendo la lista, creer que encontrar el último nombre del enemigo no es matarlo, pero casi.

Usar, en el diario, a Hölderlin y Rilke como oráculos insólitos.

Que llegan después del fin. Que ya saben.

Una mujer se ahorcó en un balcón, en Milán.

Rilke, hoy.

“Oh, tú, Dios Vecino, si en la larga noche

te molesto alguna vez con recios golpes,

es porque apenas te siento respirar

y porque sé que estás tú solo en la sala.”[1] 

Un manifestante usa una máscara antigases y porta una bandera estadounidense durante una protesta contra el mandato de confinamiento por el brote del coronavirus, frente al Capitolio estatal en Lansing, Michigan, el jueves 14 de mayo de 2020. Foto: Paul Sancya/ AP

Hombres rezan en la mezquita de Massalikul Jinaan, en Dakar, Senegal, el viernes 15 de mayo de 2020. Foto: Sylvain Cherkaoui/ AP

***

[1] Traducción al español de Jaime Ferreiro Alemparte.

Traducción: Paula Abramo. 

*Estos textos se han publicado originalmente en el diario Expresso, de Portugal. Se reproducen con la autorización expresa de su autor. 

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