Diario de la peste: Esperamos instrucciones del Estado para acercarnos a la alegría

El escritor portugués Gonçalo M. Tavares, considerado uno de los más destacados en lengua portuguesa registra en su estilo y mirada los acontecimientos de esta pandemia.

Un agente de policía habla con un hombre en una playa reabierta para actividades deportivas en Barcelona. Foto: Emilio Morenatti/AP

Prohibido sentarse en las bancas que están hechas para sentarse

2 de mayo de 2020

 

Bancas del parque con cintas que indican que nadie puede sentarse.

Cintas rojas con blanco, iguales a las que rodean a los autos mal estacionados.

La banca está mal estacionada porque está vacía, y eso es una invitación.

Prohibido sentarse en las bancas que están hechas para sentarse.

En Francia, alguien hace gimnasia; y allá al fondo hay una grúa.

Son los dos únicos elementos que parecen vivos.

El hombre levanta los brazos al inspirar y la grúa no se mueve, pero es más alta.

Las grúas son animales gigantes, animales de construcción.

Las máquinas de construcción también se quedaron a la expectativa.

Esa grúa ha de estar parada desde hace mucho tiempo. Ya ha de estar loca, también.

Alguien de 62 años dice: es complicado. Estoy jubilado, no veo a nadie.

Boris Johnson le pone a su hijo el nombre de dos médicos que le salvaron la vida.

El Reino Unido con 621 víctimas mortales más.

Y en Italia continúa, no se detiene. Cuatro, siete, cuatro.

En otros puntos del mundo, por miedo o por abandono: se olvida a algunos cuerpos.

En ciertas tribus, a los hombres que no habían sido sepultados por sus familiares o amigos se les llamaba insepulti.

Pascal Quignard habla de eso.

Se creía que se quedaban vagando: ni en la tierra ni en el cielo.

U-topos: sin lugar. Los insepulti serían, literalmente, “utopías: cuerpos sin lugar”.

Una utopía en forma de cuerpo: ni en el cielo ni en la tierra. Los insepulti.

Francia va a imponer una cuarentena de 14 días a todas las personas que quieran entrar en el país.

El que llega, tarda dos semanas en cruzar las nuevas fronteras.

Ya no es espacio. En 2020, la nueva frontera es tiempo: 14 días.

Es necesario volver a los rituales. Inclinar la cabeza en el momento oportuno para después poder levantarla.

Hay un tiempo para todo; y todo exige su propio tiempo.

El luto, la resistencia y la alegría.

¿Cuanto tiempo tardas en cruzar la frontera?

Dos semanas. Más tiempo que en el siglo XIX.

Mareos ayer; por la tarde, acostado.

Me corto la barba con la máquina que se cayó al agua hace dos semanas pero sobrevivió como un náufrago de metal.

La máquina pierde la memoria fácilmente.

Ya no se acuerda de nada: funciona.

Calor algunas horas. Pero el viento viene y dice que aún existe.

El limonero a reventar, algunos colores nuevos surgiendo de la tierra, que es siempre del mismo color.

Extrañeza y respiración fuerte.

Ruidos de animales acostumbrados a lo caliente: los pequeños animales vuelven y traen un desasosiego de frecuencias bajas.

Daniel Hahn me recuerda que el perro de Freud sintió el olor moribundo de su dueño y huyó de su cuarto unos momentos antes de que muriera el Dr. Psicoanálisis.

Ha de haber algo físico, que llega y ahuyenta hasta a los perros fieles.

Ningún perro se asusta con una idea o una palabra; por eso la muerte ha de ser una especie de animal. Quizá un animal enorme; y nosotros no la vemos.

“Oí zumbar una mosca — cuando morí”. Emily Dickinson.

Algunos ventiladores llegan a Europa con las instrucciones en mandarín.

Diez minutos no alcanzan para aprender chino, dice alguien.

Imagino la necesidad de aprender una lengua para resolver una situación urgente.

Jardín de Morya, mi oráculo.

“Al llegar a las encrucijadas, toma sólo el camino nuevo.”

Avanzar por el camino nuevo hasta llegar de nuevo a casa.

Una encrucijada con puros huecos y trampas; y un siglo sin caminos viejos.

Un hombre se tumba en un banco ante el Mar Mediterráneo en Barcelona, España, el domingo 26 de abril de 2020, mientras continúa la cuarentena para frenar el contagio del coronavirus. España permitió el 26 de abril que los niños menores de 14 años salieran a dar un paseo diario, acompañados por un progenitor, durante un máximo de una hora y a un kilómetro de su casa como mucho, tras seis semanas de reclusión. Foto: Emilio Morenatti/AP

Clientes esperan para comprarse un café en Milán, Italia. Foto: Claudio Furlan/LaPresse via AP

 

Esperamos instrucciones del Estado para acercarnos a la alegría

3 de mayo de 2020

 

En España, un equipo médico celebra el cierre de un hospital de campaña.

El hospital que estaba lleno ahora está vacío.

Las luces se apagan como en un teatro; y los últimos enfermeros se marchan.

Recibo un mensaje de Brasil:

“Ayer, en el viaje de regreso, sentí por primera vez la extrañeza del momento.

Sólo nos cruzamos con camiones repartidores y ambulancias.

Muchas ambulancias.”

Ambulancias: velocidad pura y ansiedad transportada de un lado a otro.

Vehículos repartidores o de socorro. Paso entre la casa y el hospital.

“China no va a aprender nada del coronavirus”, dice el artista disidente Ai Weiwei.

Ritmos distintos en cada trozo del mundo.

En Brasil, que sólo salga de casa quien tenga prisa o esté ansioso.

El transporte de la ansiedad de un lado a otro. Como si la ansiedad pesara; y sí, pesa.

Pero Río de Janeiro, hace unos días. Barrio de la Urca, imágenes: cervezas en grupo, parejitas y risas.

Puede la alegría verse interrumpida en algunos sitios, pero reaparece en otros.

Quizá existe un mínimo de alegría necesaria en el mundo para que éste no se descomponga en trozos.

Quizá existe un mínimo de alegría necesaria en cada país para que éste no se descomponga en trozos.

Una energía mínima de la alegría.

Ver desde arriba. Como si fueran placas: cada país con sus movimientos.

Día de calor. Noche de insomnios.

Hay que ocupar la noche con un martillo mental que no haga ruido; para hallar, incluso en casa, un camino nuevo.

Incluso con insomnios, en cada encrucijada: tomar el camino nuevo.

En Europa, periódicos llenos de instrucciones para el recomienzo.

Instrucciones para ponerse el cubrebocas. Seis pasos.

Cómo hacer un cubrebocas de tela.

Corta dos rectángulos de tela y después otros 5 pasos con 5 dibujos.

Hemos vuelto a los dibujos.

Un dicho hebreo:

Si la suerte te sonríe, ¿por qué corres? Si no te sonríe, ¿por qué corres?

Mañana en la mañana, muy en la mañana: no correr.

Jardín de Morya:

“Acercaos vosotros que esperáis la alegría.”

En Europa, algunos empiezan a acercarse.

Pero no te acerques con miedo a la alegría, eso es casi un nuevo pecado. El 11º o el 12º o el 13º.

Para eso, no obstante, tienes que seguir las instrucciones. Cinco pasos más cinco dibujos, etc.

Imagino un telegrama terrible, antiguo y contemporáneo:

Esperamos instrucciones del Estado para acercarnos a la alegría.

Un trabajador médico con equipo de protección rocía desinfectante en su ambulancia tras trasladar a un paciente sospechoso de padecer COVID-19, en el hospital Pokrovskaya de San Petersburgo. Foto: Dmitri Lovetsky/AP

Bruno Avelino, que trabaja en un cementerio, camina entre tumbas mientras espera la llegada de un féretro con los restos mortales de Vitoria, de un año, en Río de Janeiro, Brasil. Según su madre, Vitoria murió por coronavirus, que habría contraído en la unidad hospitalaria donde estaba ingresada por un problema gastrointestinal. Foto: Leo Correa/AP

Es muy extraño que una máquina parezca triste

4 de mayo de 2020

 

¿Acaso no oyen por todos lados estos gritos de terror a los que normalmente llaman silencio? El principio de una película de Herzog.

Dicen que “el sector de la aviación vive los días más negros de su historia” y que hay 16,100 aviones detenidos.

La imagen de aviones detenidos desde hace semanas, vacíos.

Rodeados muchas veces de otras máquinas que desde arriba parecen tristes.

Es muy extraño que una máquina parezca triste.

Una definición posible: sin personas a su alrededor, una máquina parece perder el Norte, el sentido.

Se desorienta y sólo no grita porque no la programaron para eso.

Pero emite eso que llamamos silencio.

Alemania prolonga los controles fronterizos hasta el 15 de mayo y tres médicos cayeron desde ventanas en hospitales de Rusia.

Tal vez los empujaron, tal vez se empujaron a sí mismos.

El mismo día, noticias: pronto, el alivio; imposible el alivio pronto.

Infectarse dos veces no es posible. Infectarse dos veces puede ser posible.

Cerrar o abrir. Abrir y, en otro lado, cerrar.

“Investigadores israelíes desarrollaron anticuerpos que atacan y neutralizan el coronavirus” y otras noticias.

Relatos del abandono de algunos viejos en residencias.

Nadie los va a visitar y ellos permanecen junto a Nuestra Señora de las Ventanas en espera de que se acerque un auto y se detenga frente al edificio.

Pero los autos no se han detenido.

El cineasta Herzog relata la historia.

Conoció en Australia al último hablante de una lengua.

Producía unos sonidos que parecían disformes, pero eran una lengua.

Como nadie le entendía, lo consideraban mudo.

Lo hacían a un lado, era un solitario.

Cantaba.

Otras veces iba solo a una máquina de refrescos con muchas monedas en el bolsillo.

Y ponía las monedas en las ranuras.

Le gustaba ese sonido de las monedas a lo largo de la máquina.

Tal vez le parecía una canción, o que alguien hablaba con él.

Cualquier sonido puede hablarle a una persona si está atenta. Y sola.

Y eso es: una moneda cayendo en una máquina puede hacerle compañía a un ser humano.

Una vez más, el murmullo del Jardín de Morya: “las flechas sin fuerza caen”.

Es evidente que no es la flecha la que tiene fuerza o no.

Ni siquiera el arco.

Sino el brazo que sostiene el arco.

Que depende del brazo y de la mano que sostienen la flecha.

Muchas flechas sin fuerza están cayendo.

¿Acaso no oyen por todos lados estos gritos de terror a los que normalmente llaman silencio? El principio de una película de Herzog.

Más sonidos que vienen de la ciudad.

Hoy el día está medio despejado y medio nublado. Cuando escampa, el limonero se llena de color.

Aviones de pasajeros retirados de servicio Boeing-747 de Lufthansa con las turbinas cubiertas están parados en el aeropuerto de Frankfurt, el miércoles 6 de mayo de 2020. Foto: Boris Roessler/DPA vía AP

Una mujer toma una foto de las gradas del estadio, cubierta con fotos de aficionados, previo a un juego de la liga de béisbol de Corea del Sur en Incheon, el martes 5 de mayo de 2020. Foto: Lee Jin-man/AP

 

Tienen hambre y ya no tienen miedo

5 de mayo de 2020

 

Roma y Jeri festejan la llegada de cada día.

No sé de dónde viene el ánimo de los animales. No viene del mismo sitio.

En México es urgente que la gente se encierre en casa.

Desde hace días, campaña violenta de carteles en las calles de la capital:

Si estás leyendo esto, nuestro pésame.

No quieres estar encerrado en casa, pero sí en un ataúd.

A este póster le importa más tu familia que a ti.

Si sales matas, si sales mueres.

Si sales y te enfermas, no te quejes. De hecho, no podrás.

Si saliste sólo a visitar a la familia: despídete.

En la entrada del metro:

Ojalá no me leas, ojalá no te mueras.

Nacho Vidal, actor y productor de películas pornográficas: una entrevista.

Esta impactado por el aplauso a los médicos y enfermeros.

No están haciendo mas que su trabajo, dice.

No entiendo por qué aplauden algo a lo que tenemos derecho por nuestros impuestos, añade.

Nacho Vidal ha participado en cientos de películas pornográficas.

Cuando termine de hacer mi trabajo, por favor también apláudame, dijo Nacho Vidal en la entrevista.

Muchos presos brasileños escriben cartas de despedida a sus familias.

Dicen que se están enfermando.

Tos, fiebre, pedidos de ayuda en varias celdas.

Algunos hacen declaraciones de amor, otros cuentan secretos.

La ciudad ha sufrido una interrupción. Volver a ella.

En Francia, más calles sólo para bicicletas y peatones.

Investigo los textos situacionistas.

La ciudad, lo que podría ser.

Corbusier decía que el tiempo de traslado de la casa al sitio de trabajo era un “sobretrabajo”: reducía “en la misma proporción la jornada de vida pretendidamente libre”.

Y los situacionistas sostenían: “tenemos que pasar de la circulación como un suplemento de trabajo a la circulación como un placer”

“Una democracia en que las personas se tocan”, D. H. Lawrence.

Leo: médicos y políticos de Bosnia despedidos tras participar en una fiesta.

Imaginar un futuro estado de emergencia.

Salir no sólo por comida, medicamentos o trabajo.

Añadir el placer.

Un documento que acepten las autoridades.

Posibilidad siete: circulación que tenga como objetivo el placer.

No sólo el mínimo, también el máximo.

Un ciudadano que pide lo mínimo, como máximo va a obtenerlo.

Una imagen de hace dos semanas, chacales en el centro de Tel Aviv.

Tienen hambre, ya no tienen miedo.

Porque tienen hambre, ya no tienen miedo.

Es necesario que vuelvan a tener miedo o comida, dice alguien.

O lo uno o lo otro.

Con hambre y sin miedo hasta una piedra es peligrosa.

El agente de la policía Rajesh Babu porta un casco que representa al coronavirus y pide a unos transeúntes quedarse en casa durante el confinamiento en Chennai, India. Foto: R. Parthibhan/AP

En esta foto del jueves 7 de mayo de 2020, personas sin hogar duermen afuera de la catedral de Sao Paulo, Brasil. Foto: André Penner/AP

El miedo tiene que volver al corazón de los animales salvajes

6 de mayo de 2020

 

En Europa, los seres humanos ya empezaron a volver y, con ellos, el miedo cambia de posición.

El miedo tiene que volver al corazón de los animales salvajes.

Los animales salvajes van a tener que retroceder hasta 2019.

En ese entonces estaba más o menos claro que el centro de las ciudades no era para los chacales.

Voltaire: “todo mal viene con alas y huye cojeando”

Alexander Kluge escribió sobre la tragedia nuclear de Fukushima.

Y recordó que existe un mercado para trabajadores eventuales, muy bien remunerados, que llevan a cabo procedimientos peligrosos: la reparación de reactores nucleares dañados.

En Europa, en las Américas y en Oriente. Noticias sobre pruebas de vacunas.

En algunos sitios se prueban vacunas en brazos eventuales.

Brazos eventuales bien remunerados.

Es evidente: hay muchas tareas para las que los robots no son hábiles.

No tienen brazos tan humanos como los brazos humanos, por ejemplo.

Pero son útiles.

Anoto dos puntos relevantes.

Mi máquina de café está en vías de colapso y el fuego sigue funcionando en 2020.

Brasil. El escritor Sérgio Sant’Anna fue internado con síntomas de covid-19 en Río de Janeiro.

Lo informa su hijo, el también escritor André Sant’Anna.

Cientos de muertos en Brasil.

Murió el músico brasileño Adir Blanc.

Caía a tarde feito um viaduto

e um bêbado trajando luto me lembrou Carlitos.

Un diputado de Ohio se niega a usar cubrebocas para no ofender a Dios.

Nino Vitale, el diputado: el hombre fue creado a imagen de Dios, taparse el rostro sería faltarle al respeto.

El diputado utilizó Facebook para explicar que “no va a usar cubrebocas por motivos sagrados”.

También podemos pensar en el uso o no uso de Facebook por motivos sagrados.

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, dijo.

Interesante preguntarse si el rostro en la pantalla sigue siendo un rostro humano a imagen y semejanza de Dios.

Un rostro dentro de un rectángulo.

Y que, cuando falta la electricidad, desaparece.

Pero también la oscuridad natural es así: hace desaparecer el rostro del otro.

El diputado dijo: quien quiera usar cubrebocas es libre de hacerlo, pero “la libertad de los demás termina en la punta de mi nariz”.

La nariz de uno, la nariz del otro.

Proyecto: marcar con gis la frontera entre dos personas como si fueran dos sólidos.

Pero el cuerpo no sólo es nariz o puntas de los pies.

También están los líquidos. Y la respiración.

Me acuerdo del gran cuento de Gogol, “La nariz”.

Lo que importa es que no nos roben la nariz.

La semana que entra, lluvia de meteoritos del cometa Halley.

Esperamos el momento para, en coro, volver la cabeza hacia arriba.

El vigilante de una tienda en Michigan murió después de pedirle a una persona que quería entrar que se pusiera el cubrebocas.

Mi nariz, tu vida.

“Bala com bala”, Adir Blanc; letra, João Bosco:

A sala cala e o jornal prepara quem

está na sala.

Com pipoca e bala o urubu sai

voando, manso.

Los surrealistas decían que había que cortarse el pelo y la nariz.

Tal vez para cambiar de vida.

Como sea, se trata de esto: el otro como un peligro.

La epidemia muestra que no hay lugar para la confusión: el otro no soy yo.

Yo no soy el otro.

En esta foto del lunes 13 de enero de 2020, la elefanta asiática Mara se desempolva dentro del antiguo zoológico de la ciudad de Buenos Aires, ahora conocido como Ecoparque, en Buenos Aires, Argentina. En tiempos de aislamiento por el nuevo coronavirus, la elefanta Mara abandona su pequeño recinto en Buenos Aires el sábado 9 de mayo de 2020 para trasladarse a un santuario de Brasil donde comenzará una nueva vida con más espacio y acompañada de otros paquidermos asiáticos. Foto: Daniel Jayo/AP

Una mujer con una mascarilla para protegerse del coronavirus sostiene una tela blanca en señal de que requiere ayuda alimentaria el miércoles 6 de mayo de 2020, en Villa Nueva, Guatemala. Foto: Moisés Castillo/AP

El sol ha retrocedido para que las plantas y los hombres pierdan la noción del calendario

7 de mayo de 2020

 

El sol ha retrocedido para que las plantas y los hombres pierdan la noción del calendario.

Los días se vuelven idénticos y parecen cambiar de posición, como jugadores que se aburren de estar siempre en el mismo sitio.

Un jueves que sabe exactamente igual que un sábado; el mismo olor y sabor, los mismos sonidos.

Pero no es sábado, es jueves.

Nicole Sirotek, enfermera de Nevada.

Fue a trabajar a Nueva York durante la crisis del coronavirus.

Dijo: “Aquí no importan las vidas de los negros”

Habló de: “graves negligencias” en la gestión médica.

Alguien escribió algún día que dos barcos de traficantes de esclavos se llamaban Voltaire y Rousseau.

Ponerles nombres de personajes muy libres a barcos negreros.

Ponerles nombres a los animales, a los trenes, a los aviones, a los barcos.

Pero también a las bicicletas, a la patineta, a los patines.

Poner un nombre encima de otro nombre para que el primer nombre desaparezca.

Una estrategia política.

“E.U. 60% de los cubrebocas importados de China, con defectos.”

Política es aquello que hace un hombre cuando los demás lo están mirando.

Cuando no está rodeado de ojos, el ser humano hace cosas apolíticas, y mucho.

Súbitamente, sin ojos a su alrededor, el hombre vuelve a los bosques.

Aun dentro de casa.

Dos nombres tienen las cosas, un nombre que viene de su práctica natural y un nombre que viene de algún bautismo aleatorio.

Si le dices avión a un barco, no por ello va a alzar el vuelo.

Lecciones rápidas de lenguaje e hipocresía.

Los barcos que transportan esclavos y que se llaman Voltaire y Rousseau hacen lo mismo que los barcos de bandera negra.

Roma sigue con una protección alrededor de la cabeza y Jeri ya se adaptó a esta segunda cabeza de su compañera.

En las playas se habla de drones de vigilancia, de banderas que indican la capacidad máxima. Alrededor, rejas.

El espacio público ahora está todo demarcado, con la entrada restringida.

Trump dice que la crisis del nuevo coronavirus es “peor que Pearl Harbor” y que el 11 de Septiembre.

Los seres humanos quieren mucho más que lo mínimo, pero no están los días ni para deseos promedio.

“La mitad de las compañías aéreas puede desaparecer”, asegura el dirigente de la IATA.

El numero de muertes aumenta en Irán tras la apertura de las mezquitas.

Ritos de entrada y salida.

Aprender rituales para salir de la primera parte de un siglo.

La parte de un siglo que es la parte entera, porque está cerrada.

Huyes del aire y de las cosas allá afuera y te encierras en casa.

A veces: el peligro está dentro, otras veces, afuera.

Cientos de relatos de disturbios mentales.

Les hablo a mis perras y ellas son tan atentas que fingen ponerme atención.

Salir de casa con cuidado. Celan.

“Corre el cerrojo: / hay rosas en casa.”

Gente camina en el barrio de Harlem de la ciudad de Nueva York. Foto: Bebeto Matthews/AP

Una mujer con una máscara facial decorada con una cara de animal espera en línea para una prueba rápida de coronavirus en una estación de tren en Buenos Aires, Argentina. Foto: Natacha Pisarenko/AP

El elegante movimiento del caballo

8 de mayo de 2020

 

“Me dirijo a ustedes a la misma hora en que lo hizo mi padre, hace 75 años”, discurso de la reina Isabel II. Ayer.

75 años de la capitulación de los nazis.

La reina recuerda que presenció la fiesta de la victoria desde el balcón, con sus padres y Winston Churchill.

La pandemia puede durar hasta fines del año entrante. Un nuevo estudio habla de 18 a 24 meses.

En casa, puertas y ventanas.

En la calle, un juego de ajedrez. Cada persona se detiene o avanza ocupando un cuadrado imaginario.

Cada um no seu quadrado“: canción kitsch brasileña.

Cada uno en su cuadrado siendo totalmente libre en su cuadrado siendo totalmente libre en su cuadrado.

El artista Bruce Nauman rodeando el perímetro de un cuadrado con su paso lento y levemente perverso.

Como un animal marcando el territorio con los pies.

El médico y escritor Mbate Pedro dijo que en Mozambique, a falta de agua, la gente se limpia las manos con ceniza.

Manos, ceniza y agua.

En la calle, un juego de ajedrez.

Llevar a la calle un cuadrado imaginario como quien lleva una idea fija.

En su cuadrado imaginario, cada quien hace lo que quiere.

Mudos unos, otros gritan. algunos cantan.

Muchos ingleses, por ejemplo, salen a la calle a cantar el himno de la Segunda Guerra, “We’ll meet again“.

Fue una petición de la reina Isabel II.

“Nunca darse por vencido, nunca desesperar”, un viejo lema.

Algunos, torres: avanzan siempre hacia adelante.

Otros recorren diagonales.

La reina, en el ajedrez, lo puede todo, y el rey es protegido por todos.

Un cartel frente a un hospital: si esperas una señal, ésta es la señal.

Una mujer pasa y fija los ojos en la frase.

Sin detenerse, sigue su camino.

Quizá el ritmo de sus pasos cambió durante algunos metros. Pero poco, que hay mucha prisa.

“¿Será que la felicidad me va a encontrar?”, se pregunta alguien.

En medio de la multitud, hay que levantar el brazo.

¿Por qué te elegiría, la felicidad, si todos tienen la mano levantada?

En la ciudad, demasiadas personas repitiendo: “¿Será que la felicidad me va a encontrar?”

Una mano levantada es más visible en pleno campo o en el desierto. Pero hay menos gente para verla.

Es una cuestión demográfica: Dios tiene que estar más atento a las ciudades.

Si esperas una señal, ésta es la señal.

Nunca te des por vencido, nunca desesperes.

En la calle, paso lento o rápido. Avanzar y evitar lo que surge antes del choque: la simple cercanía.

Estar cerca sustituye en estos días al roce concreto y al choque frontal.

Como si la sensibilidad y el tamaño del cuerpo humano hubieran aumentado.

A menos de un metro, el nuevo cuerpo ya siente dolor.

En la calle, personas como piezas del enemigo, detenidas y en movimiento de ataque o de defensa.

Auden: “Porque aquellos a los que les horroriza ahogarse pueden morir de sed”.

Ni naufragio antes de tiempo, ni sed innecesaria.

Un pensamiento: en la calle, y el ajedrez de nuevo.

Pienso en el elegante movimiento del caballo que pasa sobre los obstáculos sin morir y sin matar.

En vez del arte del vuelo, el arte del caballo: he aquí el pedido a Nuestro Señor de Estos Días.

Traducción: Paula Abramo. 

Un miembro del personal se toma una foto junto a una nueva obra de Banksy titulada “Game Changer”, expuesta para los trabajadores y pacientes del Hospital General de Southampton en Inglaterra el jueves 7 de mayo del 2020. Foto: Andrew Matthews/PA via AP

En esta foto del 21 de marzo de 2020, el fotógrafo Tony Vaccaro posa en su estudio en Queens, Nueva York, con un cartel que dice “#MeQuedoEnCasa por mí. ¡Tengo 97 años!”. Foto cortesía de Maria Vaccaro vía AP

Traducción: Paula Abramo. 

*Estos textos se han publicado originalmente en el diario Expresso, de Portugal. Se reproducen con la autorización expresa de su autor. 

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