Rancys Valdés, de tal Castas, Tal chef

Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida

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Un exótico aroma me trajo a una esquina tal de Centro Habana. Justo donde la céntrica calle Galiano desdibuja sus fronteras para fundirse con San Lázaro se erige un pequeño templo a la fusión culinaria y a la más sensorial experiencia gastronómica. Se trata del Castas & Tal,  un paladar muy cubano y experimental al unísono, obra de la reconocida chef Rancys Valdés.

Esta chef nace cuando aderezas la espontaneidad con la técnica. Con ella todo comenzó de forma empírica hace ya más de dos décadas. Rancys, es una versátil profesional: enfermera y teóloga, un buen día decidió restaurar desde otra perspectiva el alma y el cuerpo de hombres y mujeres. Esta vez mediante el sentido del gusto.

Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida

Investigadora, apasionada y constante es Rancys, una de las primeras chef cubanas en liderar su propio restaurante, donde cocina con la misma emoción del primer día. Como un sueño hecho realidad define a este sitio que a cualquier hora del día tiene visitantes, tanto cubanos como turistas, quienes se aventuran a descubrir Cuba por la ruta del sabor y vivir la ciudad a plenitud.

El lugar, con una decoración minimal y de contrastantes colores cuenta con la carta plasmada en sus principales paredes y sorprende por su swing. Muchos atribuyen su evidente gancho al aura de su  propietaria, que a todos contagia con sus buenas vibras y ganas de hacer.

Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida

El trabajo en equipo, afirma la chef, es una de las fortalezas del restaurante que junto a la calidad de las confecciones es, sin dudas, una de las credenciales de su éxito. Su secreto, según confesó a OnCuba, es reflejar esa bendita mezcla de influencias que somos los cubanos y traducirlos en sabores, yo diría más, su desbordante creatividad es la clave.

Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
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Para responderme la reiterada interrogante de la denominación del sitio, cuenta Rancys que tanto ella como su vital  equipo de trabajo son los herederos de Doña Castas, una cocinera y comerciante española de otros tiempos que afrontó muchas vicisitudes y un día se fugó a Cuba con un fulano de Tal. Entonces estos herederos tributan a la leyenda mientras recomiendan el Pollo y Tal y el Cordero Casto, verdaderas delicias que nacen de estos fogones, siempre bien guarnecidas.

Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida

Rancys afirma que uno de sus grandes logros más allá del trabajo cotidiano fue educar el estómago de varios profesionales cubanos del ICAIC cuando ella trabajaba para una productora extranjera que coproducía con este Instituto. “Muchos no comían berenjenas, entre otros vegetales y yo los convocaba a probarlos, a siempre degustar algo diferente, y les terminaba gustando”, expresó entre risas.

Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
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Si de logros se trata, yo diría  que esta mujer es mucho más: a diario asumir el reto de ser chef e imponerse en este machista sector y guiar este exitoso sitio, que cada vez gana más adeptos, es meritorio.

Unas notas de cebolla, culantro, ají cachucha y jengibre (los imprescindibles condimentos de Rancys), se imbrican entonces a arroces, carnes, plátanos, entre otros mágicos ingredientes, en plena alquimia en este acogedor restaurante, que mima los sentidos y revive a diario la leyenda de Doña Castas y del fulano de Tal, en plena Habana.

Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
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