Carlos Gutiérrez: No podemos dejar pasar esta oportunidad

Carlos Gutiérrez durante la reapertura de la embajada en La Habana. Foto: Alain L Gutiérrez Almeida

Carlos Gutiérrez es el cubano que ha llegado al más alto puesto en el gobierno norteamericano. Nació en 1953 y sus padres lo llevaron a vivir a Estados Unidos en 1960, un año después del triunfo de la Revolución cubana. Es un hombre que inspira respeto en las filas del Partido Republicano; fue Secretario de Comercio durante el gobierno de George W. Bush y en ese período copresidió, junto a Condoleezza Rice, la Comisión para la asistencia a una Cuba libre.

Gutiérrez tiene una larga y exitosa carrera empresarial, fue presidente del directorio y funcionario ejecutivo principal de la Compañía Kellogg, actualmente es copresidente del grupo Albright Stone­bridge y fue un miembro clave del equipo económico de George W. Bush. Es considerado un alto experto en temas de negocios e importante impulsor de políticas que favorezcan el crecimiento de las empresas norteamericanas.

Su postura a favor de la nueva política de Obama hacia Cuba ha sorprendido a muchos. El propio Carlos Gutiérrez publicó en junio pasado en el New York Times: “Al igual que muchos colegas republicanos y los cubanoamericanos, yo era crítico cuando Obama anunció en diciembre del 2014 que su gobierno comenzaría a normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba”… Sin embargo, se ha mostrado optimista con el avance de las negociaciones y ha apoyado esta nueva política al punto de haber sido invitado, en agosto pasado, a la apertura de la embajada de Estados Unidos en La Habana a la que asistió el Secretario de Estado John Kerry.

Carlos Gutiérrez es una notable figura política en Estados Unidos, su nombre se maneja para varios cargos, y muchos lo consideran una posible propuesta como Embajador de Estados Unidos en Cuba, precisamente porque su excelente reputación en el Partido Republicano podría asegurar su aprobación en el Congreso.

En agosto, después de 54 años de ausencia, Carlos Gutiérrez visitó La Habana y unos días después concedió una entrevista exclusiva a OnCuba.

Como secretario de comercio de Estados Unidos, usted también fue copresidente de la “Comisión de Asistencia para una Cuba Libre”, el llamado “Plan Bush”, expresamente encaminado a derrocar al gobierno cubano. En la actualidad, sin embargo, usted se ha manifestado favorable a la normalización de relaciones con Cuba. ¿Significa esto un cambio de su visión respecto a Cuba? ¿Considera que ha habido cambios significativos en la sociedad cubana?

El Congreso requiere que cada administración haga un reporte detallando actividades de los Estados Unidos, en el caso de una transición política en Cuba. Fui Co-presidente de la comisión entre 2005-2009, junto con la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice.

En el pasado, sentí que los intereses de ambos países estaban en polos opuestos. Hoy en día hay cambios importantes en la economía cubana, los cuales se ven reflejados en los nuevos restaurantes privados, la compra y venta de casas, y las nuevas tiendas que están abriendo sus puertas. Cuba está cambiando y es hora de que cambiemos con ella. A diferencia de otros momentos, en las últimas cinco décadas, hoy tenemos la oportunidad de ayudar al pueblo cubano, y es imperativo que no la dejemos pasar. Quisiera pedir a cualquier oponente de la normalización que visite Cuba, porque creo que van a llegar a la conclusión de que el pueblo cubano es el mayor perdedor de la política de aislamiento.

Uno de los factores que ha influido en el cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba ha sido el interés de los sectores empresariales norteamericanos por el mercado cubano. Sin embargo, comparativamente, Cuba no representa un gran mercado para estos sectores.

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Desde su perspectiva, ¿cuáles son las principales potencialidades del mercado cubano para Estados Unidos, y en qué áreas pudieran avanzar con mayor velocidad? ¿A usted le gustaría invertir en Cuba? ¿En qué áreas?

Cuba es un gran país con un enorme potencial. A medida que la economía siga desarrollándose, el país necesitará servicios de distribución al por mayor, y nuevas tecnologías para llevar a cabo transacciones comerciales.

Aunque Cuba no tiene un mercado grande, sigue siendo un mercado significativo. El consumo doméstico es solamente una parte, ya que exportar de Cuba a otros países del hemisferio también puede representar una gran oportunidad comercial. El alto nivel de educación de los cubanos hace aún más atractivo el mercado, porque en muchos países más grandes no se cuenta con los recursos humanos que tiene la Isla.

Con respecto a las inversiones en Cuba, aconsejo mucha paciencia. Los cambios van a ser graduales y esto requiere pensar a largo plazo. El embargo sigue en pie, muchas de las regulaciones cubanas necesitan ser ajustadas, y el poder adquisitivo es bajo. No obstante, Cuba tiene un tremendo potencial, por lo que hago un llamado a que la gente de negocios de Estados Unidos visite Cuba y se mantenga al día de los acontecimientos en la Isla.

Usted ha manifestado su percepción de que el gobierno cubano, a lo largo de varias administraciones estadounidenses, no ha tenido la voluntad real de levantar el embargo. Después de restablecidas las relaciones diplomáticas y en camino las rondas de conversaciones para el restablecimiento de relaciones en diferentes áreas, ¿cuál considera sea la principal limitante para la eliminación del embargo? ¿Qué papel podría jugar el sector comercial norteamericano, y en especial el cubanoamericano, para lograr este cambio?

Creo que no existía un interés mutuo en el pasado, pero hoy en día parece que ambos países están alineados en su deseo de normalizar relaciones. Hay límites planteados por ambos gobiernos. Desde la perspectiva de Estados Unidos, el embargo es la mayor carta de negociación. El Congreso sigue siendo escéptico sobre las intenciones de Cuba y, de la misma manera, existen dudas en Cuba sobre las intenciones de los Estados Unidos. También será importante quién sea elegido presidente en el 2016, ya que definirá si veremos más o menos progreso.

El sector comercial está haciendo muchas cosas para influir la política norteamericana, incluyendo la formación de la Coalición Cuba Agrícola de Estados Unidos y el Consejo Empresarial Estados Unidos Cuba, por ejemplo. A largo plazo, el sector comercial también puede ayudar a los empresarios en Cuba a conocer procesos y sistemas para la gerencia de una empresa.

A pesar de que se observa un cambio creciente de la comunidad cubanoamericana respecto a las relaciones con Cuba, la mayoría de los políticos cubanoamericanos, especialmente vinculados al Partido Republicano, se oponen a la nueva política. ¿Qué razones explican esta conducta, y qué posibilidades de éxito tendrían si un aspirante republicano gana las próximas elecciones presidenciales?

Muchos tienen una percepción errónea de las condiciones en Cuba. No han visto los cambios que están sucediendo y la libertad económica que hoy en día tienen los cubanos. El grupo pro-embargo también tiene mucha fuerza política y desafortunadamente, ese poder lo han utilizado para apretar económicamente al pueblo de Cuba. Ha llegado el momento para pensar en el bienestar del pueblo cubano.

Si un republicano gana las próximas elecciones, será más difícil levantar el embargo, pero no creo que revierta la política de esta administración.

Foto: Ralph Alswang

Después de muchos años de ausencia, usted tuvo la oportunidad de visitar Cuba para participar en la reapertura de la embajada de Estados Unidos en La Habana, ¿se encontró la Cuba que imaginaba?

La verdad es que no sabía cómo me iba a sentir. Sin embargo, el primer día me levanté con una gran alegría de estar en mi tierra natal, en la tierra de mis padres y mis abuelos. Me sentí muy seguro y los cubanos fueron muy amables. Algo que me impresionó fue la grandiosa belleza de La Habana, a pesar de que necesita mucho trabajo, sigue siendo una de las grandes ciudades del mundo.

El optimismo de los ciudadanos cubanos que conocí es una fuente de inspiración. Ellos están más que listos para seguir adelante y ven esta nueva relación con los Estados Unidos como un paso hacia el mejoramiento de sus propias vidas.

Durante mi visita también fue un gran privilegio ser testigo del alzamiento de la bandera de Estados Unidos en la Embajada, por primera vez en casi cinco décadas.

Se ha comentado la posibilidad de que usted sea nombrado embajador de Estados Unidos en Cuba y usted ha declarado que, si se lo proponen, consideraría esta posibilidad. ¿Opina que su nombramiento pudiera salvar la oposición de los senadores cubanoamericanos, los cuales han manifestado de que bloquearían el nombramiento un embajador en Cuba? Desde ese puesto, ¿qué aspiraría a aportar a las relaciones entre los dos países?

No he tenido ninguna conversación oficial sobre la posición. Mi atención se centra en asegurar que esta nueva relación entre los dos países mejore la vida de los ciudadanos, tanto en Cuba como en Estados Unidos. A diferencia de cualquier otro momento en las últimas cinco décadas, ahora tenemos una oportunidad de catalizar un cambio positivo para todos. No podemos dejar pasar esta oportunidad.

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