Cuba-EE.UU. en agenda de presidencias latinas

Enrique Peña Nieto viajará a Washington D.C. con varios asuntos que discutir con Barack Obama. En su agenda están la masacre de Ayotzinapa, el problema migratorio y Cuba. El nombre de la isla caribeña se coló entre sus prioridades tras el 17 de diciembre.

El presidente de México se mostró muy interesado en el cambio de las relaciones de sus vecinos. Llamó por teléfono a su par cubano Raúl Castro un día después de que este anunciara su acuerdo diplomático con el estadounidense Barack Obama.

¿Razón? México lleva cincuenta años en medio de la enemistad entre La Habana y la nación norteña. Asuntos claves como determinar las fronteras marítimas entre los tres países en el Golfo de México, quedaron estancados por falta de diálogo.

La presidencia mexicana no tenía previsto incluir el tema Cuba en su visita en la Casa Blanca, como confesara un diplomático de la cancillería azteca al diario El Universal a mediados de diciembre.

Ahora ese mismo funcionario, Sergio Alcocer, subsecretario de Exteriores para América del Norte, recién admitió que «el tema de Cuba saldrá en el ámbito del caso mexicano, de plantearse México como un actor relevante y útil para seguir profundizando en el diálogo entre los dos países y facilitar las condiciones para que esto se dé».

No sería la primera vez que Peña Nieto y Obama hablan de su vecino caribeño. “Cuba siempre ha sido un tema reciente con los Estados Unidos cuando los dos presidentes revisan la región”, confesó Alcocer en una conferencia de prensa.

Otro jefe de estado que tiene mucho que ganar con la restauración de las relaciones entre La Habana y Washington es Dilma Rousseff. La presidenta de Brasil comunicó al vicepresidente norteamericano Joe Biden su gran satisfacción por el acuerdo entre Castro y Obama, durante un encuentro entre ambos el 2 de enero por la segunda toma de posesión de Rousseff.

La restauración de las relaciones es “una decisión histórica y valiente” que, en opinión de la ocupante del Palacio de Planalto, tendrá un impacto favorable en toda América Latina.

Rousseff dejó sin argumentos a quienes cuestionan la inversión de cientos de millones de dólares en el Mariel, un puerto ubicado a noventa millas de las costas de Estados Unidos.

La apuesta brasileña parece lógica tras la determinación del Departamento de Comercio de Washington de expandir su “diplomacia comercial” hacia Cuba, un propósito anunciado el mismo día en que Barack Obama tomó un giro en las relaciones con La Habana.

El diario The New York Times pidió en un editorial a los líderes latinoamericanos “convertirse en los principales protectores de los líderes de la oposición cubana durante la Cumbre de las Américas en Panamá”.

“El Presidente Enrique Peña Nieto de México y la Presidenta Dilma Rousseff de Brasil, deberían hablar enfáticamente en defensa de los principios democráticos acatados por la mayoría de naciones en las Américas”, publicó el diario neoyorkino a finales de diciembre.

Tanto México como Brasil son aliados económicos de La Habana, un lazo fortalecido por las largas relaciones entre los gobernantes Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México con el Partido Comunista de Cuba.

Rousseff ha visitado Cuba dos veces, reuniendo en ambas ocasiones con ex presidente cubano Fidel Castro, como hizo el mandatario azteca en enero de 2014, al asistir a la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

En 2013, Peña Nieto les condonó a las autoridades de La Habana una deuda de 340 millones de dólares. El gobierno brasileño contrató a más de 11 mil médicos cubanos entre 2013 y 2014, mientras que el de México aconseja a sus hombres de negocio invertir en la nación caribeña.

En su reciente comunicación, Raúl Castro le agradeció a su par mexicano el respaldo económico al proceso de actualización del modelo cubano y “los esfuerzos por promover la mayor participación de empresas mexicanas en su país”.

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