Desajustar el Ajuste Cubano

Pasaporte cubano. Foto: Pablo Eppelin.

Pasaporte cubano. Foto: Pablo Eppelin.

Otra vez un político de La Florida deja saber su intención de modificar la Ley de Ajuste para impedir que los cubanos acogidos en los Estados Unidos como refugiados políticos puedan regresar a Cuba antes de ser ciudadanos norteamericanos; es decir, al menos en cinco años.

Esta vez ha sido el republicano Carlos Curbelo quien presentará una propuesta legislativa para modificar la norma aprobada en 1966. Para Curbelo los cubanos que regresan a Cuba abusan de la Ley y benefician al gobierno cubano al retornar a su país inmediatamente después de conseguir su residencia.

“Somos conscientes de los abusos de la Ley de Ajuste Cubano y estamos buscando medidas para asegurar que solo los que enfrentan opresión en Cuba puedan beneficiarse”, según una declaración del congresista entregada a la prensa.

Pero la idea no es nueva. Desde que el gobierno cubano minimizó en enero de 2013 las restricciones a la emigración, los hermanos Mario y Lincoln Díaz Balart e Ileana Ros-Lethinen amenazan con revisar la legislación.

El mantenimiento del privilegio de llegar y ser acogido sin más preguntas, se sabía desde entonces que iba a impulsar a un mayor número de cubanos a acogerse a la Ley para volverse residentes en los Estados Unidos y retornar a Cuba con frecuencia, manteniendo una conducta difícilmente catalogable como de perseguidos políticos.

Por eso anuncios como los de Curbelo generan de inmediato tensión en quienes tienen planes de llegar a las fronteras norteamericanas o, ya dentro de ese país, carecen todavía de la residencia legal.

“Cuando se empezó a decir a principios de año de que quitarían la Ley eso fue tema de debate en esta casa a toda hora”, dice M.P, desde Miami, donde comparte el alquiler con otros dos amigos recién llegados a Estados Unidos y en espera del tiempo necesario para comenzar sus trámites de residencia (un año y un día).

La joven, que prefirió guardar el anonimato por encontrarse en pleno proceso de regularización, aprecia en el anuncio de Curbelo un “drama para hacer política a costa de los demás” y recuerda que ni a los propios funcionarios de emigración estadounidenses les importa mucho la razón de asilo: “Son los mismos oficiales quienes te llenan todos los datos sin que uno tenga casi que responder. En mi caso me preguntaron: ´¿por qué pides asilo?´, y el mismo guardia contestó: ´porque Cuba con los Castro no tiene futuro´. Yo no dije ni media palabra.”

Para Oscar Visiedo, analista político también residente en Miami, el empeño del congresista apunta a halagar a la base más conservadora del electorado de origen cubano y para ello manipula el sentido y utilidad actual de la Ley. Además “pretende demostrar a su base política que él y sus aliados siguen en control ante las medidas que ha adoptado la Administración Obama”.

“Tal parece que se pretende castigar a la comunidad cubana”, opina Visiedo a quien le llama la atención que en esta demanda particular el republicano “coincida” con las autoridades cubanas en el deseo de erosionar los beneficios del exclusivo privilegio legal de los cubanos.

Por su parte, aunque difiera del propósito político del congresista, el abogado cubanoamericano residente en Washington José Pertierra también cree que la Ley necesita modificaciones.

“La Ley de Ajuste cubano es anacrónica y estimula la inmigración peligrosa e ilegal. También sirve como pretexto para que el consulado estadounidense en La Habana niegue visas de no-inmigrante a los cubanos. El cubano, solicitante de visa no-inmigrante (como los turistas, estudiantes, y otros), tiene que demostrar que tiene un domicilio en Cuba al cual piensa regresar. Hay una presunción legal que el que quiere ir a los Estados Unidos como turista se quedará en EE.UU. Si arriba de esa presunción legal, existe una ley que le regala residencia al cubano que lleva un año y un día en EE.UU., es muy difícil rebatir esa presunción legal”.

Pertierra no le confiere mucha vida a la idea de Curbelo si llegase a aparecer por los pasillos del Congreso. “Los demócratas no quieren revolver las aguas en Miami, porque prefieren buscar apoyo para las iniciativas de Obama hacia Cuba. La derecha republicana quiere mantener una Ley que sirve para tratar de desestabilizar a Cuba. Curbelo está muy aislado en este esfuerzo”.

En efecto, sin apoyo suficiente en la Cámara de Representantes y el Senado (del cual parece carecer el representante por la Florida) el ajuste a la Ley de Ajuste probablemente no progresará. No es asunto de política de Miami, insiste Pertierra. Hay cubanos en Miami que la quieren cambiar y otros no. Igual que en Cuba. Allá algunos no quieren que eliminen a esa ley. Otros no. Pero el voto que vale no es el de Miami o el de La Habana. Es el voto de los legisladores en Washington.”

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