Giammarinaro: “Cuba no es inmune a la trata de personas”

Maria Grazia Giammarinaro. Foto: Joaquín Hernández/Trabajadores.

Maria Grazia Giammarinaro. Foto: Joaquín Hernández/Trabajadores.

La relatora especial de Naciones Unidas para la trata de personas, Maria Grazia Giammarinaro, reconoce la voluntad del gobierno cubano para enfrentar este flagelo, pero advierte que la Isla no escapa a este fenómeno.

Tras una visita de cuatro días a Cuba, en la que se reunió con autoridades y representantes de la sociedad civil, Giammarinaro dijo este viernes en conferencia de prensa haber detectado fortalezas y también vulnerabilidades que recomienda sean atendidas.

Entre las primeras elogió la atención a la niñez y la adolescencia, la cobertura universal de salud y educación, los niveles de participación social de la mujer y los servicios sociales existentes. También consideró satisfactoria la atención a las víctimas de la trata y la posibilidad de su reinserción social.

Además, destacó el desempeño de instituciones como el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) en la atención a la comunidad LGTBI y otras comunidades vulnerables, y refirió la existencia de buenas prácticas ya institucionalizadas en Cuba.

“Es necesario –dijo, una vigilancia constante sobre cualquier situación o factor de riesgo que pueda ser aprovechada por los traficantes”.

La relatora de Naciones Unidas insistió en considerar el fenómeno en todas sus dimensiones y no solo en lo referido al comercio y el abuso sexual, ya sea de menores o adultos. En este sentido, recomendó atemperar la legislación vigente en Cuba a los conceptos manejados internacionalmente que, por ejemplo, diferencian con claridad el proxenetismo de la trata de personas.

Maria Grazia Giammarinaro (a la derecha) durante su encuentro con María Esther Reus, Ministra de Justicia de Cuba. Foto: José Manuel Correa.
Maria Grazia Giammarinaro (a la derecha) durante su encuentro con María Esther Reus, Ministra de Justicia de Cuba (a la izquierda). Foto: José Manuel Correa.

Pidió también ampliar hasta los 18 años la edad prevista para los menores de edad víctimas de este delito, en lugar de los 16 establecidos actualmente, y señaló formas de explotación laboral menos visibles asociadas a la trata, como la que pueden sufrir jóvenes que buscan trabajo fuera de Cuba. También se refirió a casos de emigrantes africanos que utilizan a la Isla como país de tránsito hacia los Estados Unidos, si bien no se ha demostrado que sea una tendencia.

La emigración ilegal estuvo en el centro de atención de Giammarinaro. La relatora dijo no tener cifras precisas de las oleadas migratorias de cubanos de los últimos años pero se mostró preocupada por el hecho de que muchos hayan sido y sean todavía víctimas de redes internacionales de trata de personas.

Sobre el fin de la política “pies secos, pies mojados” por la administración Obama, consideró que con esto se cerró una vía aprovechada por traficantes para lucrar y poner en riesgo la vida de los migrantes cubanos, pero creó un nuevo escenario para la emigración irregular, lo cual obliga a una vigilancia sistemática, dijo.

Se refirió a la importancia de que el gobierno cubano haya firmado instrumentos internacionales y acuerdos de cooperación con otros países del área, como vía legal para el enfrentamiento transfronterizo de la trata. Pero insistió en la prevención interna de este delito y en la preparación de las personas encargadas de su identificación y atención.

“Se deben establecer protocolos para identificar las diferentes situaciones de trata de personas, y aplicar paquetes de medidas acordes a cada caso”, dijo.

Acerca del plan de acción nacional que le fuera presentado días antes de su visita a Cuba, la relatora especial de Naciones Unidas señaló que resulta acorde a las normas internacionales y que presenta una estrategia coordinada y multidisciplinaria. Sin embargo, en su opinión representa en verdad un punto de partida, por lo que estará “muy atenta” a su aplicación práctica.

Maria Grazia Giammarinaro aseguró que a partir de su visita elaborará un informe con recomendaciones que compartirá con el gobierno cubano. Afirmó, además, que espera que a partir de su presencia se propicie un diálogo más provechoso con el sistema de derechos humanos de la ONU y sirva de antesala a la visita de otros relatores a la Isla.

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