Hershey: el poblado que fundó un visionario norteamericano

Foto: Cortesía de Ricardo Machado a OnCuba.

Foto: Cortesía de Ricardo Machado a OnCuba.

Entre las provincias de La Habana y Matanzas se encuentra el poblado de Hershey. Esa localidad, que hoy pertenece al habanero municipio de Santa Cruz del norte, debe su nombre al señor Milton Snavely Hershey (1857- 1945), un norteamericano emprendedor confitero, filántropo y fundador de varias compañías, quien vio la oportunidad de invertir en el entonces próspero negocio de la caña de azúcar.

En 1916 se acometen en la zona las primeras obras civiles que consistieron en barracones o albergues de obreros y una casa de visitas. Un año después fueron ocupadas las primeras viviendas para trabajadores, se funden los cimientos de la industria y circula la primera locomotora de vapor. Hacia 1918 continúa el crecimiento del batey, se termina el ingenio y se construye el patio de ferrocarriles.

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Con la primera molienda (1919-1920), comienza el servicio público del tren eléctrico de Hershey, único de su tipo en Cuba. Este tren sirvió como puente de unión entre Casablanca (La Habana) y Matanzas. Hasta el año 1957, en que se inaugura el Túnel de la Bahía, el tren de Hershey se empleaba para visitar el poblado pesquero de Cojímar.

“Cuando Mister Hershey creó el Central pensó en la forma de sacar sus producciones de azúcar y enviarlas a su compañía chocolatera  The Hershey Chocolate Company, en Derry Township, Pennsylvania”, explica el MSc. Arquitecto Ricardo Machado Jardo.

Para este joven profesor de la Facultad de Arquitectura del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, el poblado de Hershey guarda un lugar un especial en su memoria afectiva:

“Mi interés por Hershey viene desde que era pequeño porque mi familia es de la zona cercana a ese poblado. Durante mi niñez visité mucho el central cuando todavía estaba funcionando”.

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Hershey corporation

El visionario Mister Hershey logró fundar un verdadero imperio integrado por: un central con  capacidad de producción diaria de 650 000 arrobas, la mayor refinería de azúcar del país, otras industrias anexas como una planta de refinado de aceite de maní, una productora de piensos de harina de maíz, henequén y sus desperdicios para el relleno de colchones y tapicerías.

Lo más novedoso para la época fue la creación de una planta de generación y trasmisión de energía eléctrica donde se utilizaba el bagazo para suministrar la energía al central, la refinería y para todos los poblados y caceríos que existían a 30 kilómetros, a ambos lados de la vía.

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Luchando contra el poder de la desidia

Con el arribo del siglo XXI, llegó la sentencia de muerte que paralizó la vida en Hershey y trajo consigo la pérdida de gran parte de su patrimonio tangible e inmaterial.

“Desgraciadamente, en el 2003 fue su última molienda. A partir de ahí se decide el cierre del central azucarero, el desmonte y demolición de edificaciones y espacios industriales”, explica con cierta amargura Machado.

Aun así, Hershey, se mantiene como el último de los pueblos modelo construidos en el mundo, donde cada manzana y cada cuadra son diferentes. Hoy el poblado se considera como una zona urbana de alto valor histórico cultural por sus  construcciones domésticas, civiles y la Iglesia, todavía en pie.

“El conjunto de Hershey está conformado por cuatro elementos: el central, que solo se puede recordar a través de las fotos; el batey, que conserva su integridad en más de un 50 por ciento; el ferrocarril y los jardines de Hershey, unos espacios naturales  por donde pasa el río Santa Cruz  y que son tan bellos e interesantes como los jardines de la Polar o la Tropical.

“Actualmente, el servicio del tren eléctrico se encuentra muy deteriorado y pudiera constituir no solo una vía de transporte para las personas sino también una fuente de turismo cultural porque a través de todo su recorrido se puede apreciar un paisaje muy hermoso entre La Habana y Matanzas”.

Machado realizó un estudio teórico sobre los valores patrimoniales de Hershey cuyo batey fue construido con una tipología de casas muy particular que se corresponde con la arquitectura vernácula, también en peligro de desaparecer en la zona.

“Todo ese patrimonio cultural permanece todavía vivo pero puede ser que ya mañana no exista. Con la desaparición del central, que era la principal fuente de producción y la razón de ser del batey, las personas han tenido que cambiar sus trabajos.

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“Hoy las fuentes de empleo son la industria del petróleo, la fábrica de refresco, la fábrica de ron Santa Cruz y los moteles de la zona de Jibacoa. Eso ha causado un éxodo de la juventud. Muchos pobladores han vendido sus viviendas y algunos propietarios las han convertido en alojamientos para el turismo. Es la única forma de sobrevivir.

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“Existe un deterioro franco del estado técnico constructivo de las viviendas, que son todas de madera. Ese deterioro del fondo habitacional ha traído consigo el desmonte y demolición de edificaciones por la falta de apoyo para su mantenimiento y reparación.

“Las modificaciones de las viviendas están surgiendo por la necesidad que tiene las personas de seguir viviendo en ellas. Al no contar con madera han sustituido los  materiales originales por soluciones inadecuadas”, concluye el arquitecto.

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Mister Hershey en la memoria

Aún hoy, pasado el tiempo, se le recuerda con gratitud. Aunque varios documentos en Internet indican que el señor Milton Snavely Hershey fue enterrado en su pueblo natal, en Pensilvania, el arquitecto Machado asegura que los restos de Mister Hershey descansan en el central cubano.

Todavía quedan vivos algunos pobladores que lo conocieron personalmente. El señor Hershey logró sembrar, entre los lugareños, un gran sentido de pertenencia hacia el batey que se caracterizaba por una rica vida socio cultural.

Hershey fundó una liga de béisbol amateur que incluía todos los pueblos: Jaruco, Caraballo, San Antonio de Río Blanco, Canasí, Santa Cruz y Jibacoa. Esta liga de beisbol fue una de las más importantes en la primera mitad del siglo XX.

En Hershey se ha mantenido viva la tradición de los oficios relacionados con la industria azucarera gracias a que Mister Hershey creó escuelas de oficios, en el poblado de Aguacate para que los hijos de los trabajadores se pudieran preparar como torneros, ferroviarios, maquinistas, técnicos, mecánicos. Ojalá que todo ese legado no desaparezca, definitivamente, en las páginas del olvido.

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Fotos: Cortesía del entrevistado

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