La malaventura de La Isla del Coco

Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

Desde la 5ta Avenida, pasando en carro o a pie, cualquiera puede, aún desde afuera, diagnosticar su mala salud. El parque de diversiones La Isla del Coco, el segundo mayor de La Habana, hijo restaurado del antiguo Coney Island –inolvidable en su esplendor y en su decadencia–, parece estar agonizando.

Desde hace varios meses pasa la mayor parte del tiempo con sus equipos apagados, agregándole frustración a una ciudad que requiere un espacio de diversión para niños y adultos. Aún más durante el verano, en vacaciones. Aparatos rotos, falta de actividades recreativas, poca o ninguna promoción para atraer visitantes, son algunos de los síntomas de su padecer.

“Yo vine a este lugar dos o tres veces con mi niño Gabriel que tenía entonces 6 años de edad en el 2009. Volvimos el año pasado y ahora. Estas dos últimas visitas muestran un parque que no es ni la sombra de lo que fue, mírelo usted mismo”, relató con pesar Lázaro Perdomo, residente del municipio de Guanabacoa y padre de familia.

Solo abre de día y llama la atención por su quietud. En el área que ocupa, frente al mar, a veces solo se escuchan las máquinas de algunos aparatos aislados. Donde debió haber algarabía, los típicos y contagiosos gritos del susto, los “aguántate fuerte”, ahora, casi siempre, hay silencio. Entre semana se podría buscar allí la concentración necesaria para estudiar Matemática; si fuera fácil encontrar una sombra adecuada.

A veces hay quien llega a la entrada y pregunta “¿qué está funcionando?” y a veces la oferta es tan básica que hay quien prefiere no pagar la entrada, irse.

Cuando se inauguró el 28 de diciembre de 2007, no era así. Entonces disponía de 24 aparatos. En la actualidad solo cuenta con 19 –la pista de patinaje y los equipos inflables hace tiempo dejaron de funcionar y ni sombra de sus restos hay en el lugar. Pero de los 19 solo 11 se encuentran trabajando, y no a plena capacidad. Ocho están rotos, y tres de ellos se encuentran ya en trámite de baja, un proceso que eximirá a la administración de pagar un impuesto por los medios básicos que tiene, funcionen o no.

En siete años y medio de vida por La Isla del Coco han desfilado cinco direcciones.

Foto: Roberto Ruiz
Foto: Roberto Ruiz

Anegados: la lluvia no es bienvenida

“Hoy abrimos luego de varios días cerrados a causa de las lluvias que cayeron aquí este mes. Sucede que los registros de electricidad que alimentan a los equipos son soterrados y se inundan cuando llueve, por tanto hay que esperar varios días a que el agua baje para ponerlos a funcionar”, comentó a finales de junio Rosa Emilia Balverde Montero, agente de la empresa de Seguridad y Protección, encargada de la custodia del lugar.

OnCuba comprobó varios registros que se encontraban anegados en agua, lo que impide el normal funcionamiento del parque. Según comentaron varios trabajadores del lugar el tema de las inundaciones se debe a que el parque posee un deficiente sistema de drenaje.

Los registros eléctricos parecen pantanos. Foto: Roberto Ruiz
Los registros eléctricos parecen pantanos. Foto: Roberto Ruiz

Soluciones para esta dificultad existen. Margarita Rius Padilla, operadora de equipos, dijo que se pretende que la Empresa Eléctrica elimine los registros soterrados y construya pizarras, pero hasta ahora no se le ha dado solución al problema.

Los desafortunados equipos que hoy son víctimas de la corrosión y la desidia son el Barco Pirata, Platillo Volador, Nave Espacial, Luchador Valiente, Estrella, Tren Loco, Carro de Tránsito y Casa pelota, estos tres últimos en trámite de baja.

Resulta increíble que el Tren Loco y la Estrella lleven 7 y 4 años sin funcionar respectivamente. En el caso del primero, Yadelis Valencia Palomino, operadora de la Montaña china, dijo que el Tren loco cuando llegó tenía muchos defectos.

“Dicen que arribó al puerto cubano y ahí se quedó mucho tiempo, eso provocó que sufriera de corrosión, lo que conllevó a que la pista se torciera y los rodamientos y escobillas se partieran. Duró muy poco en funcionamiento”, aseveró Valencia Palomino.

Otros aparatos sufren del deterioro, y de las indisciplinas de los visitantes quienes arrojan desechos sólidos en sus áreas y en algunos casos los utilizan para hacer todo tipo de necesidades personales.

Los trabajadores del parque comentaron que en una de las tantas reuniones que aquí se realizan, directivos de la empresa Metalmecánica Inoxidables Varona, encargada de las labores de mantenimiento y reparaciones de los equipos, se comprometieron a entregar para inicios del mes de julio el Barco Pirata, Platillo Volador, Luchador Valiente y la Estrella.

En una posterior visita al parque, los equipos que retornarían a la vida seguían sin funcionar.

De los aparatos activos, algunos trabajan menguados. La Montaña china solo dispone de 3 de los 5 vagones, el Dragón Bus posee 5 de sus 6 originales, los Carros locos tienen 3 de 10 vehículos en explotación, la Ruta fija posee la mitad de los 20 carros programados para hacer las delicias de los pequeños choferes, y el carrusel reparado recientemente, tiene sus carrozas estáticas; solo los caballos (Palmiches) suben y bajan. El Avión del Amor, Silla Voladora, Rana Saltarina, Elefantes y Mundo Plástico, son los que están en mejor estado.

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Foto: Roberto Ruiz

Made in China

Los aparatos son de tecnología china, suministrados por la empresa SBL. OnCuba conoció que los equipos se compraron con 10 años de garantía. Vencido este tiempo la empresa SBL, deberá entrar para hacer una reparación capital o sustituir un equipo por otro. Sin embargo, trabajadores del lugar insistieron en que varias de las piezas de los equipos ya no son fabricadas por SBL y las que tiene el parque se encuentran obsoletas.

Al indagar sobre el mantenimiento de los equipos, Valencia Palomino sostuvo que los técnicos de la empresa china SBL, brindan el asesoramiento en aquellas partes donde nuestros especialistas desconocen su proceder.

“Ellos no tocan otro aparato por el que no se le haya realizado el llamado. SBL se encarga de la programación del equipo, grandes piezas como variadores y motores. La parte cubana trabaja con los pequeños dispositivos, sensores, electroválvulas, etc.”

Varios operadores reseñaron que los equipos vienen con un manual donde se indica el tipo de mantenimiento que se tiene que dar a los aparatos. Pero en la actualidad no se hacen reparaciones preventivas para evitar roturas. Al principio, dijeron, sí se aplicaba este tipo de mantenimiento, pero como los mecánicos pasaron a otras empresas, paulatinamente, se perdió este hábito. Ahora lo que se espera es a la rotura del equipo para arreglarlo.

Las dificultades para reparar los equipos son muchas, señaló uno de los cuentapropistas que tienen licencia para vender sus productos en el parque. “Los técnicos chinos vinieron, arreglaron el Barco pirata y a los pocos días dejó de funcionar, no se qué fue lo que pasó. Son muchas las justificaciones que aquí se dan para no abrir el parque”, señaló esta persona que prefirió mantener el anonimato, cuidando su puesto de trabajo.

“La mayoría de los aparatos que están de baja son los que se destinan a jóvenes y adultos, por lo que perdemos mucho público. Antes la situación era distinta. El parque funcionaba de noche, tenía todas las iluminaciones, el público asistía en abundancia. Pero ya todo eso se perdió. Desde hace como 5 años no existe el horario nocturno, porque no se cuenta con las luminarias”, reseñó Oscar Castro, operador de los Carros locos.

Foto: Roberto Ruiz
Foto: Roberto Ruiz

Cocos sin masa ni agua

Aunque el servicio gastronómico es de los pocos puntos que ha mantenido una adecuada calidad, tienen problemas con el surtido del helado. Según Liane Castillo Rodríguez, dependienta gastronómica, desde hace unos tres meses no llega este producto porque la planta encargada de su producción se encuentra rota.

“Solo existe un bebedor de agua ubicado en un extremo del parque, y se encuentra en malas condiciones. Si no traes agua de tu casa vas a pasar trabajo, porque aquí se coge mucho sol”, subrayó la dependienta gastronómica Deborah Manzanet Montero.

En las condiciones en que se encuentra hoy la instalación es entendible el poco público que asiste al parque. Hay días en que apenas se llega a 400 visitantes. A lo lejos, en los tan añorados buenos recuerdos quedaron esas imágenes de sus días de gloria, cuando en los primeros años se hacían largas colas en la entrada para disfrutar de un rato agradable.

“La última semana de receso escolar y el fin de año de 2014 vinieron pocas personas. El pico alto del parque cuando se inauguró era cercano a 3 mil visitas diarias. En mayo solo abrimos un par de fines de semana. La población no sabe cuándo abrimos, además no contamos con un sistema de divulgación”, argumentó Oscar Castro.

OnCuba también supo que el parque nunca se terminó según lo indicado en los planos originales de construcción. Este es un sitio que llevaba pararrayos. En China se quedó un tobogán que conectaba directo a la playa que se ubica atrás del recinto.

“Quedaron cosas por hacer que estaban planificadas. Debería existir una sala de juegos y otra de computación. Falta la heladería, la tienda de artículos de bisutería con objetos alegóricos que se promocionan en el parque”, subrayó Valencia Palomino.

Para conocer qué soluciones existen ante este cúmulo de problemas y otras situaciones identificadas en el parque como el pago del salario mínimo de 225 pesos a todos sus trabajadores y la mala situación en que se encuentran los baños, OnCuba contactó con la empresas Metalmecánica Inoxidables Varona y a Recreatur, esta última encargada de administrar el parque desde hace un par de años aproximadamente. No se consiguieron respuestas.

El verano en Cuba acaba de comenzar y mucho se habla de los lugares a donde se pueden dirigir las familias a buscar recreo y descanso. Uno de esos sitios es el parque La Isla del Coco, que a pesar de su malaventura es todavía un oasis de esparcimiento al que quizás no tengamos que ver morir inevitablemente, cuando pasen los años.

Foto: Roberto Ruiz
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