El maestro Carlos Lazo y su isla bella

Aprendiendo "Cuba Isla Bella" de Orishas, en el salón de clases. Foto: Cortesía del entrevistado.

Aprendiendo "Cuba Isla Bella" de Orishas, en el salón de clases. Foto: Cortesía del entrevistado.

Un maestro cubano está sacudiendo las redes sociales y dando una lección de amor. Se llama Carlos Lazo y enseña español en un preuniversitario de Seattle, en el estado de Washington. Sus alumnos de décimo grado en la North Creek High School, de Bothell, aprenden un idioma que no les pertenece, una gramática con reglas extrañas, una fonética que a veces les resulta demasiado ardua… con esa “r” tan irrepetible.

Pero para estos muchachos de entre 15 y 17 años, el español es sobre todo una motivación para divertirse, aprender sobre “el amor, madre, a la Patria”, entrenar el respeto a culturas distintas y, bajo la influencia de su maestro, acumular admiración por Cuba.

Aprendiendo "Cuba Isla Bella" de Orishas, en el salón de clases. Foto: Cortesía del entrevistado.

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“Cuba Isla Bella”

“Pasaron como como cuatro semanas aprendiendo la letra de la canción de Orishas –5 minutos, al comienzo de las clases, tres o cuatro veces por semana”, cuenta Carlos Lazo en una conversación a través de Internet.

“La primera vez que puse la canción en la clase fue hace como un mes y después la poníamos 5 minutos para estudiarla, para interpretar el significado, para que buscaran referencias culturales que apelaran a su propia identidad. Hace como tres días, cuando ya vi que dominaban la letra, busqué sugerencias de los alumnos y ellos mismos me dijeron cómo podíamos grabar esto. Bueno, el primer ensayo así, total, fue ayer lunes a las 9:50 am, y grabamos a las 10:00 am y ese fue en realidad el producto final. Una práctica con la coreografía y un video final: 10 minutos”.

Este fue el resultado, un video que tiene toda la pinta de convertirse en viral entre cubanos. Los usuarios de Facebook comentan que se emocionan hasta el borde del llanto.

¿Por qué decidiste enseñarles esta canción de Orishas?

Esa canción me toca muy de cerca, habla de mis raíces, de mi niñez, de mi gente. Cualquier cubano o cualquier emigrante se puede sentir identificado fácilmente con ella. Yo trato de enseñarles a los muchachos español, pero además sobre la cultura latina en general y cubana en particular.

Ellos oyeron la canción y les gustó. Comenzamos a estudiarla, las metáforas, los símiles, y cómo resonaba la poesía de esa canción para ellos. Aunque todos son norteamericanos y el inglés es su primer idioma, ellos se sintieron identificados con lo que dice Yotuel sobre la niñez, la infancia, y muchos hasta lloraban cuando la estábamos aprendiendo. Yo lloré como un bobo una pila de veces.

¿Crees que ellos comprenden el patriotismo implícito en esta acción tuya? ¿Cómo lo elaboran?

Muchos de ellos no nacieron en Estados Unidos y me dicen que recuerdan su niñez temprana, un pueblito donde vivían… Esa canción va más allá del aprendizaje del idioma porque apela a sentimientos universales.

Ellos saben de mi amor a mi tierra natal y a través de las anécdotas de mi niñez, de las historias que les hago, ellos reviven una vida que al mismo tiempo les es tan ajena y diferente. Pero, como te digo, la canción rompe fronteras de referencias culturales y sus señas de identidad son universales. Este tema le puede servir a cualquier ciudadano del mundo.

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“Sr. Lazo ¡Si pudiéramos cantar esto en Cuba!”

Varios de estos estudiantes visitaron Cuba conmigo. En abril, llevé un grupo de 37 estudiantes a la isla. Puede parecer una coincidencia, pero la música fue lo que motivó aquel viaje. En diciembre de 2017 estudiábamos a José Martí y ellos tenían que aprenderse un segmento de Versos sencillos. Mientras los cantábamos con la “Guantanamera”, un estudiante dijo “Sr. Lazo ¡Si pudiéramos cantar esto en Cuba!”. Yo les dije: “Bueno, del sueño a la realidad hay un solo paso, trabajemos juntos y busquemos fondos y vamos a Cuba”.

Tres meses más tarde estaba yo desembarcando en Cuba con mi ejército de amor. Fue un viaje tan de regresar a mis raíces, y hasta tuve el mágico privilegio de llevar a mis estudiantes a los mismos campos de tabaco en Viñales donde yo hice tantas escuelas al campo cuando tenía la edad de ellos.

En la Plaza de Armas, a los pies de la estatua a Carlos Manuel de Céspedes, los alumnos de Carlos Lazo se hacen una foto de familia en Cuba. Foto: Cortesía del entrevistado.

No solo cantaron los Versos sencillos delante de niños cubanos sino también cantaron con los niños cubanos.

La televisión de Seattle cubrió la historia.

Esta vez fue lo mismo. Los muchachos me dijeron “¡Si pudiéramos traer a Orishas a nuestra escuela!” y les dije “Bueno, si Orishas les gusta tanto a ustedes y quieren traerlos aquí, entonces muéstrenle a Orishas cómo un grupo de niños norteamericanos aman la música cubana y a los mejor traemos a Orishas a Seattle, a la escuela, para que canten en la asamblea general, enfrente de 1,200 niños. Y en eso estamos.

Aprendiendo a bailar Foto: Cortesía del entrevistado.

El video está teniendo mucha difusión en las redes sociales ¿Esperabas esa reacción? ¿Qué crees que ha ocurrido?

Creo que el video gusta tanto porque es un instrumento de amor. Para los cubanos, y para cualquier emigrante que este lejos de su tierra, la canción dice mucho, toca muchas fibras. Imagínate que esos sentimientos se contagien a niños que son de otra cultura, que supuestamente no tienen por qué disfrutar o querer una música que les es ajena.

Pero como dijera el Apóstol de todos los cubanos, José Martí, “la música es la más bella forma de lo bello”. Esta canción tan tierna ha creado olas que traspasan geografías y culturas. Creo que a tanta gente le gusta porque establece conexiones con lo que queremos ver en nuestras vidas. Para aquellos que vivimos lejos de Cuba, mantener vibrante ese lazo con la tierra natal; para los que viven en Cuba, el saber que aquellos que estamos lejos tenemos en común el amor por nuestra tierra y que asumimos con orgullo y alegría el deber de propagar ese sentimiento.

En Pinar del Río. Foto: Cortesía del entrevistado.

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La música como puente

En la época de George W. Bush como presidente de Estados Unidos batallaste, como ciudadano de ese país, para desmontar las restricciones a los viajes familiares a Cuba. 

Fue una experiencia gratificante y como todas las luchas que implican el amor por la familia, una batalla de la que me siento orgulloso. Me da orgullo decir que gracias al esfuerzo de muchos y también al granito de arena que puse yo, se abrieron las puertas para que se volvieran a implementar los viajes familiares a Cuba –que por aquella época estaban restringidos. También ahí la música jugó un papel fundamental.

Con el senador Charles Rangel, en Washington. Foto: Cortesía del entrevistado.

Yo, que en ese momento era un médico de combate que había regresado de la guerra de Irak, luchaba para que los cubanos pudiéramos visitar a nuestros familiares en Cuba.

La música me abrió muchas puertas en Washington, en el Congreso. Sobre todo porque a los congresistas les era difícil decir que no querían hablar con un soldado que les tocaba la puerta y que además venía cantando la “Guantanamera”, con guitarra y todo.

Carlos Lazo -- CNN's The Situation Room

Fuiste soldado, peleaste en Irak como parte del Ejército norteamericano. ¿Qué relación personal / sentimental tienes con tu país de acogida? ¿Cómo vives tu cubanía desde esa posición?

Para mí, Cuba es mi madre y los Estados Unidos es mi padre. En Cuba nací, me crié, tuve mi primer amor. Mis tradiciones, mi identidad, todo tiene ese sello –“lo que fui, lo que soy y seré”. Estados Unidos es como mi padre, porque aquí se me abrieron las puertas para muchas oportunidades, porque aquí he vivido la mitad de mi vida, porque agradezco las manos que me han tendido y lo que he aprendido todos estos años aquí, porque este también es ya, hace muchos años, mi hogar.

En fin, como todo hijo, quiero que mi madre y mi padre se lleven bien. Esa es la metáfora que tengo de mi identidad de cubano-americano. Y ese es uno de mis mayores sueños: hacer que mi país de origen, Cuba, que es mi madre, tenga buenas relaciones con mi país adoptivo, Estados Unidos, que es mi padre.

La despedida de Cuba. Foto: Cortesía del entrevistado.

Dices que te gustaría que un día los Orishas fueran a tu escuela a cantarles a tus muchachos. ¿Crees verdaderamente que pueda ser? ¿Quieres mandarle algún mensaje a Yotuel, el Ruzzo y Roldán a través de OnCuba?

Fíjate que sí creo. Tengo una visión de que eso va a pasar. Es más, ya está pasando, ya Orishas está en mi aula, en mi escuela, en la casa de esos alumnos que se pasan el día oyendo discos de Orishas, que llegan a clase y me dicen “Sr. Lazo, ¿vio?, Orishas lanzó un nuevo disco”. Entonces de cierto modo, ya Orishas han estado aquí, hasta en las casas de mis estudiantes –porque ya Orishas están en el alma de mis alumnos.

Si Yotuel, el Ruzzo y Roldán se metieron en los corazones de decenas de estudiantes norteamericanos que viven a miles de kilómetros de Cuba, ¿cómo no va a ser posible que vengan a mi escuela un día y canten en la asamblea delante de 1,200 estudiantes? Y no solo que canten para mis estudiantes, sino que canten con mis estudiantes.

El mensaje que quiero mandarles a esos tres grandes de la música, a esos tres cubanos talentosos y quienes propagan tanto, es que aquí los esperamos.

Ya hasta me imagino: ellos llegando –escondidos, de incógnitos– y cuando los muchachos estén en el aula cantando “Cuba Isla Bella”, cuando menos se lo esperen, los Orishas entran y cantan con ellos y ¡se formó la que se formó!

Orishas - Cuba Isla Bella (Official Music Video)

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¿Quién es el maestro Lazo?

Nací en un pueblecito de Cuba que se llama Jaimanitas. Soy hijo Fermín e Hilda, un viejo tabaquero y una madre costurera y echá pa’lante. Tengo 53 años. Llevo 26 años en los Estados Unidos. Soy balsero. He sido de todo un poco y por hacer cosas, hasta veterano de la guerra de Irak soy. En esa contienda fungí como enfermero de las tropas norteamericanas. Soy maestro de español y trabajo en North Creek High School, en el estado de Washington, a 20 millas de la ciudad de Seattle. Ahí tengo mi aula, con una bandera cubana grandísima y donde los estudiantes en la mañana, en vez de entrar y decir “Buenos días Sr. Lazo”, chocan los cinco y me dicen “¿Qué vuelta el mío?”

En la graduación de sus Másters. Foto: Cortesía del entrevistado.

Creo en que la escuela no es solo un lugar para aprender gramática sino para que los jóvenes aprendan de la vida. Creo que los educadores tienen la responsabilidad de encaminar a los jóvenes a alcanzar su máximo potencial, de tenderles la mano y hacer que la escuela, el aula, sea una extensión de la familia, un remanso donde los estudiantes puedan alcanzar su máximo potencial educacional y humano.

Llevo casi dos décadas casado con mi esposa Lisette, que tiene una paciencia del carajo, que también es cubana y a quien cuando le toco el rostro, los labios, cuando la abrazo, siento que un poco también abrazo a Cuba. Tengo hijos que ya son hombres y mujeres, excelentes muchachos que me hacen sentir orgulloso por lo buenos que son.

Cursé mis estudios en la Universidad de Washington donde me gradué con una doble licenciatura (Español y Estudios Internacionales). Después hice dos Másters, uno en Estudios Culturales Hispanoamericanos y otro en Educación y Enseñanza. En la actualidad curso un Doctorado en Liderazgo de Educación, en City of Seattle University. Espero concluir mis estudios de doctorado en un año.

Me encanta leer, estudiar, viajar, tocar la guitarra. Viajo a Cuba cuando puedo. En abril de este año llevé a 27 de mis estudiantes en un viaje educacional organizado por Cuba Educational Travel. En julio, volveré a llevar a 25 estudiantes y en febrero del próximo año ya tenemos planeado ir otra vez, y 42 estudiantes ya están enrolados para partir conmigo.

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