Ricardo Herrero: “Tenemos que empezar por el respeto”

Foto: Ismario Rodríguez Pérez

Foto: Ismario Rodríguez Pérez

Ricardo Herrero no solo vino a celebrar su cumpleaños en Cuba, sino a ser testigo presencial del acontecimiento histórico que estremeció La Habana en los últimos días: la visita del presidente norteamericano Barack Obama.

Hijo de padres cubanos emigrados a Estados Unidos, a principios de los 60, Herrero no pudo desligarse de una relación profunda, aunque matizada por distintas maneras de añorar y pensar la Isla.

Sus abuelos no se ponían de acuerdo; uno se sentía traicionado por el proceso revolucionario, y otro entendía que las cosas casi nunca son en blanco y negro. Él no se contentó, sin embargo, con filtrar cada una de las posturas. En 1995 vino a Cuba por dos días y en el 2000 logró conformarse una idea propia de lo que sería su vínculo con la tierra de sus padres.

“Lo que no imaginé es que me obsesionaría con el tema”, confiesa ahora, luego de haber sido miembro del Cuba Study Group, y fundar en abril de 2014 el Comité de Acción Política CubaNow.

“Me llamó la atención del Cuba Study Group que se trataba de un grupo de empresarios cubanos exiliados, muchos de ellos republicanos, que proponían cosas novedosas para ayudar al pueblo cubano. Desde que empecé ahí he visto al grupo evolucionar. Es muy coherente en la manera en que respetan las opiniones, siempre están abiertos al debate, a que desafíen sus ideas.

“Para el 2012 ya había consenso dentro del grupo sobre tomar una postura pública a favor de la eliminación del bloqueo, y tengo el honor de ser el autor principal del whitepaper que recomendó restaurar la autoridad ejecutiva del Presidente, en relación con la política hacia Cuba.

“Al mismo tiempo hicimos una labor muy fuerte en Miami, para tratar de influir en la opinión pública y ablandar un poco la resistencia a la apertura. Utilizamos argumentos a los que la gente responda, tomando en cuenta sus preocupaciones sus puntos de vista, pero siempre enfocándonos en ayudar al pueblo cubano. Creo que de esa manera contribuimos al resultado del 17D.”

Pero ocho meses antes de esa fecha ya había nacido CubaNow…

Se presentó una oportunidad a principio de 2014, porque conocimos nuevos donantes que trabajaban con James Williams y Engage Cuba, que también estaban interesados en contribuir para que avanzara la normalización de las relaciones de Estados Unidos y Cuba.

El objetivo era definir el terreno en que se debatía el tema de las relaciones entre ambos países. Durante muchos años hubo solo dos posiciones: ‘levantamos todo y premiamos al gobierno cubano, o mantenemos todo hasta que en Cuba haya democracia y después hablamos con ellos’. Pero nos parecían posturas falsas. ¿Por qué solo dos opciones? Queríamos empezar a buscar maneras de fortalecer a la sociedad cubana que esté a favor de abrir la economía.

Desde el principio quisimos crear el sentido de la urgencia, por eso el Now. Veíamos que había cambios en Cuba, que el pueblo no estaba esperando para echar pa´lante y nosotros no debíamos esperar tampoco. En esa época el debate estaba sesgado entre los dos extremos, y no había energías nuevas. En Miami se oían los mismos argumentos y queríamos darle un corrientazo.

En el corto plazo, CubaNow seguirá promoviendo estas políticas, hasta las elecciones. Estamos preparando un programa de radio en Miami, para abril próximo, que tendrá multiplicidad de opiniones, aunque siempre pensando en que la vía es mantener la apertura. Queremos abordar todos los temas posibles y contar con cubanos de aquí y de allá. No tenemos un nombre todavía, pero el slogan será Con respeto al pasado, mirando al futuro.

Nuestra política hacia Cuba y la manera en que se cubre en muchos de los medios, está basada en dos premisas que rechazamos totalmente. Una tiene que ver con la creencia de que Washington y Miami pueden manejar una transición democrática en Cuba, a base de sanciones. La segunda dice que ese objetivo se consigue en una relación de quid pro quo.

Lo rechazamos por dos razones elementales: es inmoral y no funciona. Esas posturas terminan por oxigenar a las fuerzas más intransigentes aquí y allá, y sofocando al resto del pueblo y los que quieren ver cambios más profundos.

Foto: Ismario Rodríguez Pérez
Foto: Ismario Rodríguez Pérez

¿Lo sorprendió el 17D? ¿Cuál fue su lectura?

Sí, hubo cierta sorpresa, sobre todo en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Las recomendaciones habían sido enfocadas a qué se podía hacer con el proceso regulatorio para los viajes a Cuba y la liberación de Alan Gross.

Lo primero que empezamos a hacer después de esa fecha comenzamos con un mensaje dirigido al Congreso, defendiendo la Casa Blanca y haciendo lobby para educar a los congresistas, en función de levantar el embargo.

Días antes de la visita de Barack Obama a Cuba usted y un grupo de cubanoamericanos se reunió con el presidente en la Casa Blanca. ¿Por qué?

Así es. El presidente quería escucharnos, oír nuestros consejos para su viaje. Tuvimos una conversación franca y amistosa, me sorprendió que mientras hablaba con él, entendía todo lo que decíamos, nuestros puntos de vista. Varias de las recomendaciones fueron tenidas en cuenta en su discurso al pueblo cubano.

Usted vivió este acontecimiento en Cuba. ¿Qué impresiones le dejó?

No iba a verla en ningún otro lado, tenía que estar aquí. Estuve en el evento de emprendedores y me pareció fascinante. Había más de 200 personas, de ambos países. El foro moderado por Reinaldo Taladrid fue muy bueno, hubo mucha interacción del público y los panelistas. Luego con la presencia del presidente, y al ver a los cubanos compartiendo sus experiencias, me sentía que estaba en el cielo, fue muy bonito. Teníamos experiencias similares en otras partes del mundo, pero no a ese nivel. Fue un sueño hecho realidad.

El discurso fue un home run. Empezando por el tono, que espero sea el que rija las relaciones en lo adelante. Poder abordar nuestras diferencias de manera abierta, con el espíritu de construir algo, respetando el pasado y mirando al futuro.

El cubano es una persona que no responde bien cuando se le imponen las cosas. Para mí siempre fue muy difícil entender cómo los cubanos del exilio pensaban que exigiéndole a los cubanos de aquí lograrían algo. Eso no funciona. Cualquier cubano podría decirte eso. Tenemos que empezar por el respeto.

 

 

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