Un vuelo a Cuba con Marco Rubio

Marco Rubio presidirá una audiencia en el Senado sobre los "ataques acústicos" en La Habana. Foto: Getty Images.

Marco Rubio presidirá una audiencia en el Senado sobre los "ataques acústicos" en La Habana. Foto: Getty Images.

 

Escalando en las encuestas y a cinco meses de las primarias y los caucus, el senador cubanoamericano por La Florida Marco Rubio aumenta sus probabilidades como presidenciable republicano. Es el político convencional mejor situado en los sondeos, por debajo del magnate inmobiliario Donald Trump y el neurocirujano Ben Carson. A veces queda empatado con la ex ejecutiva informática Carly Fiorina. Ella y los contendientes mencionados no tienen experiencia en puestos públicos (lo que parece ser un mérito y no un defecto en estos tiempos).

Rubio, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, cree que sus conocimientos en política internacional le pueden servir para ascender sobre la ignorancia de sus competidores en esos temas. Hablar del resto del mundo consumió buena parte de los primeros debates televisados entre los aspirantes republicanos a la Casa Blanca. El Estado Islámico, el acuerdo nuclear con Irán, el pacto comercial Transpacífico y la resurrección de Rusia como potencia a las riendas de Vladimir Putin forman parte de la discusión.

Todavía queda suficiente tiempo para que las fichas se muevan y las posiciones cambien. Una pesquisa demoscópica no concede la nominación republicana, pero influye… y esto es lo más lejos que ha llegado un latino en una campaña presidencial.

Llevándole la contraria a la opinión pública, Rubio introdujo otro nombre más al menú de asuntos exteriores que ocupa la mente del republicano promedio. Se trata de Cuba, la tierra de donde salieron sus padres huyendo de la dictadura de… Fulgencio Batista (como reveló The New York Times, desmintiendo la versión todavía vigente de que su familia llegó a Miami tras el triunfo de la Revolución liderada por Fidel Castro).

Al cierre del segundo debate entre los candidatos republicanos en la CNN, el senador por La Florida dijo que, en caso de ganar las elecciones, le gustaría llevar su avión presidencial Air Force One a una Cuba libre. Un comentario muy a tono con su posición permanente sobre el tema, pero con segundas lecturas mucho más interesantes.

“¿Acaso Marco Rubio acaba de salir en favor de viajar a Cuba?“ tuiteó James Williams, presidente de la coalición Engage Cuba, un grupo de cabildeo político que favorece la normalización y busca aprobar una ley para levantar la prohibición que impide a los estadounidenses hacer turismo en la isla más grande del Caribe.

Conexión Washington-Habana, sin pasar por Miami

Parece que el senador por La Florida perdió el vuelo varias veces. Algunos de sus colegas en el Congreso no lo han pensado dos veces y van a La Habana a defender los intereses de sus estados, en asuntos  como las exportaciones agrícolas o la extradición de fugitivos.

Pero tomar un avión y conocer la tierra de sus padres no representa el verdadero problema. Ya Rubio dejó por escrito sus posiciones respecto a las embajadas, y los apretones de manos pro acercamiento, en un discurso pronunciado el mismo día en que Kerry veía subir la bandera de las barras y las estrellas frente al Malecón habanero.

Su plan es una vía rápida al retroceso con Cuba. Incluye recetas como el cierre de las sedes diplomáticas, la reincorporación del país en la lista de estados terroristas y apoyo al cambio de régimen.

Lo extraordinario es que del lado contrario de esa propuesta se encuentra Donald Trump, quien hizo una excepción en su desatinado desacuerdo con casi todo y dice que la apertura con Cuba “está bien” y que “cincuenta años son suficientes”. Eso sí, afirmó que “debimos hacer un mejor acuerdo”. En cambio, Rubio piensa que Obama “ha renunciado unilateralmente al valor de una política de medio siglo.”

El senador por La Florida es quizás una de las pocas personas que todavía se molestan en disertar por qué el “embargo” no busca un cambio de régimen, sino castigar la nacionalización de propiedades estadounidenses por el gobierno de Fidel Castro en 1960.

Que Trump haga un paréntesis en su desfachatez para comulgar con la normalización puede interpretarse de muchas formas, en especial por la importancia que le concede la Administración Obama a este proceso en su lista de logros. Desde el principio de la reconciliación entre La Habana y Washington, el campo republicano parece dividido por intereses o posiciones ideológicas. Los legisladores de estados agrícolas se han alineado a la búsqueda del posbloqueo. Y algunos lo venían diciendo antes del 17 de diciembre de 2014.

El republicanismo diverso

En 2002, el congresista de Wisconsin y ex nominado republicano a la vicepresidencia Paul Ryan, hoy un posible candidato a speaker (jefe) de la Cámara de Representantes, expresó su oposición a las ganancias cero de las restricciones a Cuba.

“Si tenemos libre comercio con China, ¿por qué no con Cuba?” preguntó una vez más en 2008 durante una entrevista con el Milwaukee Journal Sentinel, un diario de Wisconsin, estado donde los intereses de los granjeros de su distrito habrían inspirado sus anteriores posturas anti-embargo.

Conservador fiscal y un pragmático en cuestiones económicas, Ryan cambió de opinión cuando se convirtió en compañero de fórmula de Mitt Romney, yendo a Miami para hacer un mea culpa entre sus colegas cubanoamericanos por sus criterios pasados. No se sabe cómo piensa ahora.

Paul Ryan representa un distrito rural. La US Agriculture Coalition for Cuba piensa que los granjeros puede ser una vanguardia en la eliminación de las restricciones al comercio. “En Estados Unidos, los agricultores en general son todos republicanos y ellos hablan el mismo idioma que los políticos de ese partido” dijo su vicepresidente Paul Johnson, también cabeza del Chicago Foods International Llc.

Ayer se supo que nueve gobernadores enviaron una carta a los líderes de la Cámara de Representantes y del Senado, pidiendo el levantamiento del bloqueo. Su interés es puramente económico, orientado a resucitar las decadentes exportaciones agrícolas a Cuba.

“Competidores extranjeros como Canadá, Brasil y la Unión Europea le están quitando cada vez más cuotas de mercado a la industria estadounidense, pues esos países no enfrentan las mismas restricciones en financiamiento”, dijeron.

Al pie de la misiva firmaron dos gobernadores republicanos: Butch Otter, de Idaho, y Robert Bentley, de Alabama. Entre los demócratas, figuran Jerry Brown, de California, el estado más poblado del país, así como de Thomas Wolf, de Pennsylvania, y Terry McAuliffe, de Virgina. No aparece mencionado el republicano Asa Hutchinson, quien visitó La Habana a finales de septiembre y abogó por eliminar el bloqueo, apuntando especialmente a las restricciones a la concesión de créditos para la venta de alimentos.”

Puede ocurrir incluso que Paul Ryan venga a La Habana a demandar libertad de oportunidades y mercados para los farmers de su estado, como hicieron el gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, o la senadora Amy Kloubuchar de Minnesota, temerosa de que los europeos aprovechen el factor tiempo y terminen monopolizando los servicios disponibles para futuros turistas estadounidenses.

Sin embargo, ningún político de Miami en activo ha cruzado el Estrecho de la Florida a ver qué puede resolver para los suyos. Y Marco Rubio, al parecer, tampoco lo hará.

Salir de la versión móvil