Yo vi un OVNI

A unos 300 o 400 metros de altura, en medio de esta extensa planicie del sur pinareño, se ha aparecido al menos dos veces un OVNI.

A unos 300 o 400 metros de altura, en medio de esta extensa planicie del sur pinareño, se ha aparecido al menos dos veces un OVNI.

Dicen que apareció por el sur, allá, en dirección a la playa de Uvero Quemado. Dicen que eran varias luces que iban y venían de la costa al mar abierto, y que en medio de la sorpresa, el jefe del puesto de guardafronteras decidió poner a sus hombres en posición de combate.

Dicen y yo les creo, porque no es la primera ocasión en que sucede, porque una vez yo también vi un OVNI.

Aunque oficialmente, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Pinar del Río no refiere reportes de este tipo, se sabe que han estado ocurriendo periódicamente.

Incluso, fuentes del Ministerio del Interior (MININT) admiten haber investigado algunos casos.

Uno de ellos tuvo lugar hace alrededor de cinco años, en la zona de La Ceniza, un área rural casi despoblada, al sur de la capital pinareña.

Según quienes hicieron la denuncia a las autoridades, una luz misteriosa surgió a cientos de metros de altura, y luego desapareció a gran velocidad y en silencio, sin dejar ningún rastro.

El lugar y los hechos, coinciden bastante con una experiencia similar, ocurrida 20 años atrás, de la que yo mismo fui testigo.

Era el mes de diciembre, estábamos en la escuela al campo, cerca del poblado de Briones Montoto, y a un par de kilómetros del campamento se apareció dos veces un OVNI.

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El 8 de diciembre de 1995, el periódico Guerrillero reportó el avistamiento de un OVNI.

La primera fue la misma noche de la llegada. En medio de la planicie infinita de pastizales y surcos de tabaco, a unos 300 o 400 metros de altura, surgió una luz intensa y ovalada, con un color entre el amarillo y el naranja.

Durante media hora, más o menos, permaneció suspendida y en silencio, hasta que se fue borrando, poco a poco, ante la mirada atenta de más de 300 alumnos y profesores que habitábamos el campamento.

¿Una torre? ¿Un tanque de agua? ¿Alguna construcción que no habíamos notado?

La mañana siguiente se encargó despejar cualquier duda, cuando los primeros claros del sol demostraron que no existía nada a esa altura. De hecho, no había nada por encima de las palmas que se dibujaban en el horizonte.

Como casi todo en la adolescencia, la curiosidad por entender qué había ocurrido duró poco. Pero el domingo, durante la visita de los padres, alguien llevó un ejemplar del periódico Guerrillero, que resucitó el misterio.

Un periodista que por casualidad se encontraba en la zona, en una fiesta de cumpleaños, también había presenciado aquel raro episodio.

Allí, en las páginas centrales del semanario, estaba el relato de lo ocurrido con un titular inobjetable: “Yo vi un OVNI”.

De acuerdo con el texto, en la estación meteorológica de Paso Real de San Diego y en otros puntos al sur de la autopista nacional, incluso en la periferia de la ciudad de Pinar del Río, lo habían observado.

Todas las versiones coincidían en que era una luz, en cuyo centro flashaban una serie de puntos de color entre amarillo y rojizo, que se apagó sin hacer ruido.

Fue la confirmación de que habíamos tenido la oportunidad de apreciar algo inusual. Pero la historia aún no había terminado.

Días después, un miércoles en la noche, durante otra visita de padres, la misma luz volvió a aparecer en el mismo sitio.

“Recuerdo que todos nos agolpamos en la cerca del frente, cuando el bicho pasó sobre el campamento y se alejó rápidamente hasta muy cerca de donde se veían las luces de las granjas avícolas de Briones.

“Se mantuvo suspendido, como flotando por unos minutos y luego se alejó otra vez en dirección contraria, hacia Pinar del Río, y se desvaneció.

“Era como una luz redonda y brillante, que cuando se desplazaba partía lento, y luego muy rápido”, recuerda Yoeslandy García, licenciado en Contabilidad, quien por entonces cursaba el octavo grado en la secundaria Tomás Orlando Díaz.

Como los celulares y las cámaras digitales eran todavía una rareza, no quedan más pruebas de aquel suceso, aparte del testimonio de más de 300 personas.

Hasta donde sé, tampoco las hay del avistamiento de hace cinco años en La Ceniza, o del que pusiera en tensión a los guardafronteras de La Bajada, en la península de Guanahacabibes. De ahí que sea prácticamente imposible encontrar una explicación científica, y mucho menos sostener que se tratara de incursiones extraterrestres, por más que lo parezcan.

El último avistamiento de que se tenga noticia en Pinar del Río tuvo lugar en esta zona de Guanahacabibes, y puso en tensión a las tropas del puesto de guardafronteras.
El último avistamiento de que se tenga noticia en Pinar del Río tuvo lugar en esta zona de Guanahacabibes, y puso en tensión a las tropas del puesto de guardafronteras.

Por su parte, al menos de manera pública, las investigaciones del MININT, tampoco han arrojado ningún resultado, y hasta se especula que las luces misteriosas pudieran estar asociadas a experimentos militares. Ante la incertidumbre, no son pocos los que ponen en duda que estos avistamientos hayan ocurrido en realidad, o los asocien con personas de escasa cultura y dudosa capacidad mental.

Han proliferado las hipótesis que atribuyen la aparición de luces misteriosas a fuegos fatuos o algún tipo de fenómeno atmosférico, y cuestionan cómo es posible que tantos telescopios apuntando al cielo no hayan captado nada de lo que algunos refieren haber observado. Pero quienes hemos vivido la experiencia, solo tenemos la certeza de lo que vimos. ¿Por qué aparecerse en un campo despoblado y no en medio de la ciudad? ¿Por qué generalmente ante personas que no tienen una cámara a mano? ¿Por qué un OVNI puede ser percibido por el ojo humano, y no por un radar?

Habría que preguntárselo a él.

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