¿Coronavirus por el aire? Nasobucos sí, y otras cosas también

Hasta ahora la OMS afirma que la transmisión es por gotas y no por aerosol. Sin embargo, algunos científicos siguen sin llegar a resultados concluyentes hasta el momento.

Foto: Yander Zamora/EFE.

Muchos preguntan sobre la posible propagación por el aire del virus SARS-Cov-2 causante de la Covid-19.  En el especial de OnCuba hicimos referencia a un estudio que publicó The New England Journal of Medicine el 17 de marzo de 2020 que indicaba que este coronavirus, podía permanecer en el aire por 3 horas.

Sin embargo, dicho estudio no confirmaba la transmisión por esta vía. Según reportes de la Organización Mundial de la Salud OMS, se habían utilizado condiciones artificiales que no permitían resultados concluyentes; además, la carga viral necesaria para infectar es aún desconocida.

¿Qué significa transmisión por gotas o por aerosoles?

Cuando las personas se infectan con virus respiratorios, emiten partículas virales cada vez que hablan, respiran, tosen o estornudan. Estas partículas están encerradas en globos de moco, saliva y agua. Los globos más grandes caen más rápido de lo que se evaporan, por lo que salpican cerca, a estos se les llama tradicionalmente “goticas”. Globos más pequeños se evaporan más rápido de lo que caen, dejando virus secos que permanecen en el aire y se desplazan más lejos, a estos se les llama “aerosoles”. Cuando los investigadores dicen que un virus está “en el aire”, como el sarampión o la varicela, quieren decir que se mueve como aerosoles.

Hasta el momento la OMS ha dicho que la transmisión de este virus parece ser (al igual que los otros coronavirus causantes de las enfermedades SARS y MERS) por gotas, y no por aerosol.  Sin embargo, grupos de científicos están analizando esta posibilidad, sin llegar a resultados concluyentes hasta el momento.

Un estudio de la Universidad de Nebraska reveló la presencia de material genético del virus en el aire. Mientras, la doctora en ciencias del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Lydia Bourouiba, ha estudiado el efecto físico de turbulencias y nubes de gas provocado por las exhalaciones, tos y estornudos, concluyendo que estos efectos pueden modificar lo que se conoce de la transmisión del virus. La doctora recomienda seguir estudiando la biofísica de la transmisión de huésped a huésped y la necesidad de medidas de protección adecuadas, sobre todo para el personal de salud, altamente expuesto.  

Cada vez que escuchamos o leemos a los científicos referirse a las características, vías de transmisión, y los efectos de este virus en el ser humano, utilizan palabras como: “parece ser”, “sugiere”, “aunque no está confirmado”, a veces los escuchamos decir rotundamente: “no sabemos”. No son unos ignorantes, las palabras no están dichas al azar, como científicos saben que no hay evidencias suficientes aún para confirmar ciertas cosas.

Entonces ¿qué hacemos?

La información proveniente de fuentes autorizadas de lo que se conoce hasta el momento y el sentido común, nos pueden dictar algunas conductas a seguir:  

  1. Si el virus se transmite de persona a persona…
  1. Si a través de las manos podemos infectarnos, al contaminarse estas y tocarnos con ellas la cara (ojos, nariz, boca), pues rompamos esa cadena…
  1. Si no sabemos exactamente hasta qué distancia puede transmitirse el virus…

¿Cómo ponerse, usar, quitarse y desechar una mascarilla?

Antes de ponerse una mascarilla, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.

Cúbrase la boca y la nariz con la mascarilla y asegúrese de que no haya espacios entre su cara y la máscara.

Evite tocar la mascarilla mientras la usa; si lo hace, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.

Cámbiese de mascarilla tan pronto como esté húmeda y no reutilice las mascarillas de un solo uso.

Para quitarse la mascarilla: quítesela por detrás (no toque la parte delantera de la mascarilla); deséchela inmediatamente en un recipiente cerrado; y lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.

  1. Si el virus puede permanecer con la capacidad de infectar por un tiempo en diferentes superficies…
  1. Si al parecer las personas mayores de 65 años y las que tienen enfermedades crónicas preexistentes son las más vulnerables…
  1. Si sabemos que la enfermedad es altamente transmisible y que en algunos casos puede complicarse…

Además de estas medidas, yo trato de “desinfectar” todo lo que entra en casa. Probablemente descubramos después que algunas de estas medidas eran innecesarias, pero al no tener toda la información aún es preferible precaver de más. Hacer todo lo que puedo hacer responsablemente, me ayuda a actuar sin pánico, a mantener la calma, que es lo más útil.

A muchos nos cuesta mantener el distanciamiento social, y pensamos que exigirlo puede ser considerado descortés, es todo lo contrario. Practique el distanciamiento y exíjalo rotundamente, sea tajante a la hora de respetar el espacio del otro y de exigir que respeten el suyo. Ahora no abrace, no bese, no se acerque; no solo está siendo respetuoso, es el mayor gesto de amor a los demás que puede brindar ahora.

Actuar temerariamente, pensar que a usted eso no le toca, que usted es de roble, que no necesita mascarilla, que no está en la bobería de no salir o no acercarse a otros, que quienes están siendo precavidos son unos miedosos exagerados; no lo hace más fuerte, es signo de ignorancia y está siendo dramáticamente irresponsable, no solo con usted mismo, sino con todos.

Mi última recomendación sería informarse siempre a través de fuentes autorizadas, desafortunadamente he leído muchísimos reportes que se hacen eco de informaciones que no están comprobadas, incluso disparates. Una estrategia que recomiendo es buscar siempre la fuente primaria de la información, verificar que sean fuentes científicamente confiables. La OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), tienen páginas oficiales destinadas específicamente a esta pandemia.

Circulan muchas recomendaciones de las fuentes más diversas, no imagine que alguna de ellas le ofrece la cura para esta enfermedad, desgraciadamente aún no existe.

El problema fundamental de esta pandemia es el riesgo de colapsar los servicios de urgencias. Eso es grave, no solo para el tratamiento de quienes puedan complicarse por la Covid-19, sino para quienes necesiten estos servicios por cualquier otra razón. Evitar contagiarnos es, además de una precaución individual necesaria, un acto solidario imprescindible. No hay nadie: niño, joven, viejo, sano, enfermo, que pueda sentirse completamente a salvo; tenemos la obligación de proteger a otros y al personal de salud que cuida de todos.

Además de las medidas que están obligados a tomar los gobiernos, la responsabilidad individual y la solidaridad será el único camino para salir de esto y encontrarnos del otro lado, tenemos que juntarnos todos para lograrlo.

 

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