Un cubano que se cartea con reyes y jefes de Estado

“Montevideo, 11 de mayo de 2006. Es con gran placer que tengo el gusto de saludarle y agradecerle por sus palabras, las cuales valoro y aprecio muy profundamente…”. Así, con la cordialidad de los amigos, el Dr. Tabaré Vázquez, presidente de la República Oriental del Uruguay, respondió en su carta a un destinatario particular: Ricardo González Blanco, un cubano de 53 años, del municipio pinareño de Sandino.

Graduado de Historia, en el Instituto Superior Pedagógico Rafael María de Mendive de Pinar del Río, Ricardo ha transitado por varios trabajos. En su vida ha sido profesor de secundaria básica, director de cine de su pueblo, metodólogo de la casa de cultura, e incluso, periodista de una emisora de radio local.

Pero en Sandino, por sobre todas esas cosas, se le conoce como el hombre que se cartea con reyes y jefes de Estado.

En una carpeta de nailon que cuida como si fuera un tesoro, Ricardo colecciona las misivas, provenientes de sitios tan encumbrados como el Palacio de la Zarzuela de Madrid, el principado de Asturias, el Palacio de Quemado de La Paz o el de Miraflores en Caracas.

Todas están dirigidas a él, con mensajes de saludo y buenos augurios, a nombre de figuras que en su momento marcaron pauta en la historia del continente, como el desaparecido presidente de Venezuela Hugo Chávez, y otros que todavía permanecen en el poder, como el mandatario boliviano Evo Morales.

“Todavía no sé por qué hago esto”, confiesa Ricardo, a más de 10 años de haberse iniciado en este hobby inusual. Pero aclara que jamás ha utilizado la correspondencia para pedir algo material.

“Para mí, hacerle una carta a un jefe de Estado, es como concebir una obra de arte. Las voy haciendo poco a poco, buscando información por aquí y por allá.

“A veces me despierto a las tres de la mañana y cambio una palabra por otra, para que esa misiva, cuando llegue, lleve un mensaje correcto”.

Cuenta que la extensión de los textos, oscila entre una y tres cuartillas, en las que nunca se ha inmiscuido en las cuestiones  internas de una nación.

“Siempre me refiero a asuntos que tienen que ver con la paz, el medio ambiente, la cultura y los próceres de la independencia. Como soy profesor de historia y siempre estoy estudiando, no me resulta difícil escribir”.

En cambio, la confección de los documentos, para que estén a la altura de aquellos a quienes van dirigidos, en palacios y casas de gobierno de otras partes del mundo, sí suele ser complicada.

“Imagínese que yo no sé hablar por un celular y mucho menos usar una computadora. Por eso, cuando termino de redactar, tengo que ir a una empresa, velar que el jefe no esté y pedirle a alguna amistad que me haga el favor de teclearla e imprimirla”, confiesa Ricardo, quien hace varios años tuvo que apartarse de la vida laboral para atender a su madre.

“A veces, con una misma carta tengo que repetir el proceso más de una vez, porque una palabra queda mal”, añade.

Asegura que no se cartea con “todo el mundo”, solo con aquellas personalidades que por algún motivo llaman su atención. “Si es un presidente malo, que tome medidas en contra del pueblo, no le escribo”, advierte, aunque en la lista de quienes le han respondido hay figuras de diferentes tendencias políticas, como el ecuatoriano Rafael Correa, la chilena Michelle Bachelet o el Rey de España.

 

Al cabo de más de una década, considera lo que hace como una forma de establecer amistad con otros pueblos. Pero hasta ahora no ha habido ninguna institución oficial interesada en su diplomacia “por cuenta propia”.

Solo en la emisora de radio de Sandino, luego de conocer su historia, se le ha entrevistado en los últimos tiempos, cuando han llegado respuestas nuevas.

Esto lo ha convertido en un personaje popular, al que la gente acude para que les ayude a plasmar en el papel solicitudes y preocupaciones, probablemente con la creencia de que si los gobiernos de otros países han contestado, las instituciones de aquí lo harán también.

No obstante, Ricardo reconoce que no siempre tiene suerte. Ni Néstor Kirchner ni Cristina Fernández (Argentina), ni  Martín Torrijos (Panamá), ni el Papa Benedicto XVI, ni Kofi Annan cuando era secretario general de la ONU, le dieron acuse de recibo.

Aun así, asegura que jamás ha pensado en desistir. “De hecho ahora mismo tengo una lista para Lenin Moreno, el nuevo presidente de Ecuador, y otra para las madres de Plaza de Mayo”.

Al igual que las demás, son el resultado de la inspiración y de los favores de varios amigos, que lo ayudan a conseguir las hojas, a teclear los textos y a imprimirlos. Sin embargo, siente que el esfuerzo se compensa cuando el cartero llama a su puerta con mensajes como este, firmado de puño y letra de Tabaré Vázquez: “Luego de haber transitado un año de gobierno y ante este importante desafío que tenemos por delante aún, quisiera transmitirle mi aprecio y cariño hacia el pueblo cubano a través de estas breves líneas”.

“Hay gente que no le da valor a estas cosas –reconoce Ricardo—, pero para mí, tienen un significado muy grande”.

 

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