Diez cosas raras que comí en la Escuela de Gimnasia

1- Cáscaras de mango: A veces ni siquiera llegaba a probar el mango, las cáscaras eran el desecho de otra niña hambrienta pero con más posibilidades económicas.

2- Azúcar: La tarifa estable entre las niñas contrabandistas de la beca era de dos cucharadas grandes de azúcar prieta por 1 peso, una cucharada chiquita de leche en polvo por 1 peso y media cucharada raza de refresco Toki por 2 pesos.

3- Cerelac: Algo horrible que le daban a mi abuela por la libreta. Me llevaba una jaba llena para la escuela escondida en un zorro de peluche para que pudiera pasar por la puerta sin ser decomisada. Cuando llegaba a mi cuarto le abría la barriga al muñeco con una tijera y le daba un poco a mis mejores amigas y a veces lo vendía o lo cambiaba por chicharrones.

4- Plátanos machos semicrudos con cáscara: Nos robábamos los plátanos de la cocina y los hervíamos a medias, enteros y con cáscaras, en cubos plásticos de agua con calentadores hechos a mano con una lata de compota, una de leche condensada y cuatro palitos para evitar el cortocircuito.

5- Zumo de limón: Cuando se acababa el azúcar y no había dinero para comprarla nos exprimíamos un limón en la boca. Era algo que caía en el estómago como una bola de fuego. Después de eso se te quitaba el hambre, era muy efectivo. Lo malo es que decían que el limón te cortaba el desarrollo y creo que tenían un poco de razón.

6- Aceite de pescado enlatado: Mi mamá me mandaba unas latas de Jurel que eran permitidas por las entrenadoras porque no engordaban. Cuando se me acababa el pescado me tomaba el aceite a trucutrucu con la nariz tapada. Era asqueroso pero llenaba.

7- Hojas de trébol: El Trifolium es un género que comprende unas 250 especies aceptadas, de las más de 1100 descritas de plantas de la familia de las Fabaceae (Leguminosae), conocidas coloquialmente como tréboles. Son deliciosos y se daban silvestres en los alrededores de la escuela. Me podía comer hasta tres mazos diarios. Hace unos días me los encontré en el Jardín Botánico y me di gusto.

8- Pasta Perla: Venía en un tubo plateado y tenía varios usos. El primero era alimentario, el segundo higiénico. También se usaba como goma de pegar. Luego el tubo se picaba en tiritas y servía para sellarme las trenzas que me hacía en toda la cabeza.

9- Salbutamol y benadrilina en jarabe: Un sustituto de la fresa, muy rico. Las niñas nos sentábamos en círculo y nos pasábamos los pomos como si fuéramos auténticas borrachas en pleno éxtasis, luego taquicardias y al baño.

10- Un día asamos una rana pero no tuvimos el valor.

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