La calle Obispo y el buen ánimo de su gente

Las calles palpitan junto a la gente que camina por sus aceras; a veces se les recuerdan por historias banales o trascendentales que en éstas tuvieron lugar;  lo cierto es que sus casas, tiendas y olores peculiares evocan hechos, épocas y personajes.

Tal es el caso de la calle Obispo, una de las más populares de la Habana; pertenece al centro histórico y su característica principal es el gran número de comercios que se ubican a todo lo largo de ella, desde la calle de Bernaza hasta la Plaza de Armas.

No siempre se le llamó así, ya que a lo largo de su existencia fueron varias las denominaciones que tuvo. Casi cincuenta nombres que en su mayoría surgieron de la inspiración popular desde que surgió en el siglo XVI, cercano a 1519.

Muchos  afirman que se llamó San Juan porque conducía a la iglesia de San Juan de Letrán del Consulado, pues al comienzo de la calle se instaló en 1794 el Consulado; del Obispo, porque en ella vivieron en épocas diversas los obispos Fray Jerónimo de Lara y Pedro Agustín Morell de Santa Cruz; en 1897 se identificó como Weyler,  que en esa fecha gobernaba despóticamente la Isla, pero en 1898 el pueblo de La Habana arrancó y destruyó las tarjetas  que recordaban al odiado personaje. –apunta un artículo sobre  la época-.

En 1905 recibió el nombre de Pi Margall, en homenaje al defensor de los derechos y libertades de Cuba en España.  En 1936, al devolvérseles los nombres originales a las calles de la ciudad, volvió a identificarse como Obispo hasta  la actualidad.

La calle que ahora es sólo peatonal cumplió una función comercial, estableciéndose en ella casas de modas y dulcerías, los más animados cafés y algunas boticas-farmacias. Era muy recorrida de día por desembocar en la Plaza de Armas y Casa de Gobierno. Los paseos nocturnos hacia la Plaza donde se daban retretas, hacían confluir allí al público a pie, en quitrines y volantas.

En una época se levantaron edificios públicos que transformaron sustancialmente su arquitectura colonial, entre éstos, edificio Horter 115, terminado en 1917, tuvo como propósito inicial albergar comercios y oficinas; el  Banco Nacional de Cuba; en 1901 el North American Trust Company  pasó a operar como Banco Nacional, vinculado a los gobernantes pro norteamericanos y a sus negocios en la Isla;  Museo Numismático, situado en el número 305,entre Aguiar y Obrapía, así como, la Casa del Mayorazgo Recio , construida en la segunda mitad del siglo XVI que perteneció a la familia Recio, una de las más importantes de la ciudad. Tuvo, además, el privilegio la calle Obispo de estar entre las mejores adoquinadas y ser pionera del alumbrado público.

Entre los ilustres vecinos de la calle Obispo estuvo el filósofo y presbítero Félix Varela, quien vivió en la casa marcada antiguamente con el número 91, hoy 462, en la cuadra comprendida entre las calles de Villegas y Aguacate. También nació y vivió parte de su niñez  el líder estudiantil y revolucionario Julio Antonio Mella; otra personalidad vinculada con esta calle fue el Premio Nobel de Literatura en 1954, Ernest Hemingway.

La calle Obispo es transitada actualmente con el buen ánimo de su gente, que deja sus huellas, y le transmite la vida que la perpetúa en el tiempo.

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