Derriban una estatua buscando la WiFi

Foto: Leandro Armando Pérez Pérez

Foto: Leandro Armando Pérez Pérez

La facilidad de conexión a internet en zonas WiFi públicas en Cuba acaba de cobrarse su primera “víctima”: un monumento a la Patria en Camagüey fue desprendido de su base y dañado luego de que un individuo se encaramara en sus hombros para conseguir más intensidad de la señal inalámbrica, según informaciones que recibimos desde esa ciudad.

Pareciera un chiste pero es verdad. El atentado al símbolo patriótico desató una vigorosa actuación de las autoridades patrimoniales camagüeyanas, las cuales en menos de 24 horas restituyeron la estatua a su lugar y le recolocaron la punta de la lanza, desprendida por el impacto de la caída.

Foto: Leandro Armando Pérez Pérez
Foto: Leandro Armando Pérez Pérez

La devolución del monumento a su lugar se hizo en medio de un solemne acto de desagravio. Decenas de estudiantes y pobladores fueron convocados a presenciar la restitución y rendir tributo, con ofrenda floral incluida, al ícono ultrajado.

Foto: Leandro Armando Pérez Pérez (tomada de Adelante)
Foto: Leandro Armando Pérez Pérez (tomada de Adelante)

El autor del estropicio permanece detenido por la Policía, que investiga el caso (según la prensa local) para “definir responsabilidades”.

De acuerdo con la misma fuente, en el Parque Agramonte (una de las plazas públicas más importantes de la urbe camagüeyana) han ocurrido varias violaciones de la disciplina social luego de que fuera establecida allí una de las 35 zonas WiFi para el acceso al servicio Nauta, de navegación por Internet, abiertas en los primeros días de julio.

Foto: Leandro Armando Pérez Pérez (tomada de Adelante)
Foto: Leandro Armando Pérez Pérez (tomada de Adelante)

El suceso en torno a la imagen de la Patria fracturada coloca otra vez, y de manera dramática, una de las facetas más polémicas de la apertura a la conectividad: el costo “urbano” de concentrar en pequeñas áreas a centenares de personas.

Foto: Kaloian Santos
Foto: Kaloian Santos Cabrera

Más de una vez se ha señalado el inconveniente y las molestias que ocasiona para los usuarios tener que acceder a un costoso servicio prácticamente sin ninguna comodidad.

Las imágenes de personas desperdigadas por las aceras o sobre las raíces de árboles, con asientos improvisados o sin ninguno, huyéndole al sol y las elevadas temperaturas, expuestos a los atracos en las noches por el insuficiente alumbrado o teniendo que compartir conversaciones privadas con extraños a su alrededor, son el lado más negativo de este pequeño paso en la extensión del acceso a la red de redes.

Si bien esta medida permitió liberarse de las agotadoras colas fuera de las escasas salas de navegación abiertas por la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), única operadora del país, la facilidad nació incompleta; todavía no resuelve la desbordada demanda que muestra la gente de un servicio fundamental para comunicarse con sus hijos y familiares emigrados.

Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida
Foto: Alain L. Gutiérrez Almeida

Áreas concebidas para una capacidad de 50 usuarios conectados al mismo tiempo las más pequeñas, y 100 las más grandes, pueden duplicar y hasta triplicar esos números en la mayor parte del día. Esto supone, evidentemente, una concentración mayor que la diseñada para espacios urbanos como parques y avenidas, donde han sido instaladas las antenas repetidoras.

En los medios de prensa oficiales no han faltado los llamados a cuidar el césped y el mobiliario urbano, con un discurso que no enfoca quizás la causa más profunda de la “indisciplina social”: lo que genera este tipo de conflictos entre la ciudad y sus habitantes es que la gente tenga que aglomerarse en espacios públicos para resolver necesidades privadas.

Foto: Kaloian Santos
Foto: Kaloian Santos

Casi tres meses después de abiertas las zonas WiFi en áreas públicas en Cuba se refuerza la opinión de que urge crecer en el número total de las opciones disponibles.

El éxito de esta oferta comercial debe estar expresado también en los miles de CUC recaudados en breve tiempo, tal vez suficientes para recuperar la inversión y hasta para avanzar más rápido en la colocación de más antenas. La gente espera… y desespera, buscando señal incluso en los hombros de una estatua.

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Coletilla: Informaciones más recientes desde Camagüey indican que la caída de la estatua se debió a lo que la prensa local denomina “un acto vandálico”, no asociado directamente con la búsqueda de WiFi. Las fuentes iniciales que tuvimos al redactar este texto indicaron la primera hipótesis sobre la relación directa del incidente con la conectividad en ese parque de la ciudad agramontina. Este caso ha servido para revelar otras situaciones de daño al patrimonio que se han producido en la zona, como resultado de la concurrencia de personas buscando conexión a internet.

Hay Wifi en la calle...

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