¿Por qué ha aumentado la mortalidad infantil en Cuba?

Llegar a los niveles que teníamos hace un lustro costó décadas, revertir los actuales no será cosa de un día.  

Sala de neonatología en un hospital materno de Matanzas, diciembre de 2022. Foto: EFE/ Ernesto Mastrascusa.

Sala de neonatología en un hospital materno de Matanzas, diciembre de 2022. Foto: EFE/ Ernesto Mastrascusa.

En una nota informativa publicada días atrás en su sitio oficial, el Ministerio de Salud Pública de Cuba dio cuenta del fallecimiento de “ocho recién nacidos con bajo peso al nacer y prematuridad” en enero. Ocurrió en el Hospital Ginecobstétrico 10 de Octubre, en La Habana. Cuatro de los bebés “fallecieron a partir del día 11 con signos presuntivos de sepsis”.

La nota asegura que “se han adoptado las medidas necesarias” y que el hospital “cuenta con los recursos necesarios”. Finalmente, aclara que una comisión del Ministerio investiga las causas del hecho y que “se aplicarán las medidas pertinentes”.

Lo sucedido, por inusual, ha generado comentarios y un estado de opinión negativo. Por otro lado, afecta directamente uno de los indicadores más importantes para el Minsap: la mortalidad infantil.

Desde hace más de un siglo, el indicador se considera uno de los más sensibles y aceptados medidores de salud y bienestar social en el mundo. De hecho, su reducción forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030.

Mortalidad infantil en Cuba

Según la 50 edición del Anuario Nacional de Salud, la Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) en Cuba pasó de 38,7 por cada mil nacidos vivos en 1970 a 7,9 en 1996. Desde entonces continuó disminuyendo y entre los años 2008 y 2018 se mantuvo por debajo de 5. Se obtuvieron índices de 4,0 fallecidos por cada mil nacidos vivos en 2017 y 2018.

Para el Ministerio de Salud Pública y el Estado cubano, tener la menor TMI de América Latina y el Caribe, y una de la menores del mundo, ha sido motivo de legítimo orgullo.

Sin embargo, en 2021 y 2022 la tendencia decreciente se ha revertido. Se han registrado cifras por encima de 7, lo que retrotrajo al país a resultados de los años 90. La tendencia se da, además, en un contexto de reducción de la natalidad.

Cuba regresa a una mortalidad infantil del siglo pasado

Por otro lado, el comportamiento de la TMI no fue homogéneo en estos años. De hecho, en 2022 podemos agrupar los territorios en tres grandes grupos: los que presentaron menos de 5 fallecidos por cada mil nacidos vivos, de 5 a 9 y más de 9. Las provincias que están en el último grupo son Camagüey (con 9,1); La Habana (con 9,5); Guantánamo con (9,7); Santiago de Cuba con (9,9) y Mayabeque con (12,2).

Llama la atención que La Habana y Santiago de Cuba, las dos provincias que aportan el mayor número de nacimientos en el país, estén en el grupo.

Un enfermero atiende a recién nacidos en la sala de neonatología de un hospital materno en Matanzas. Foto: EFE/ Ernesto Mastrascusa.
Un enfermero atiende a recién nacidos en la sala de neonatología de un hospital materno en Matanzas. Foto: EFE/ Ernesto Mastrascusa.

Afecciones del período perinatal, principal causa del aumento 

La principal causa de muerte en menores de doce meses en los últimos cinco años en Cuba han sido las afecciones del período que comprende los primeros 7 días de vida del bebé, conocido como “perinatal”.

Se incluyen decenas de patologías propias de la madre y el recién nacido que pueden afectarlo antes, durante y después del nacimiento. La tasa de muerte perinatal experimentó un crecimiento impresionante de 2018 a 2021: de 231 a 469 fallecidos: más del doble.

Este comportamiento explica, en gran medida, el retroceso del indicador. Nótese que de los 754 niños que murieron en 2021, 469 lo hicieron en período perinatal. Como causa de muerte superó cinco veces las malformaciones congénitas.

En julio de 2022 el Ministro de Salud Pública señaló como principales condicionantes de la muerte perinatal la prematuridad y el bajo peso al nacer, junto a las malformaciones congénitas y las sepsis.

A tono con lo anterior, un estudio realizado en Cuba encontró que entre los factores de riesgo de muerte perinatal el primero es el nacimiento pretérmino (todo niño nacido vivo antes de las 37 semanas de gestación). No es un problema solo de Cuba. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año nacen en el mundo 15 millones de niños prematuros; es decir, 1 de cada 10.

De ellos, aproximadamente, un millón mueren por complicaciones del parto y una cantidad significativa quedan con algún tipo de discapacidad. La prematuridad es la primera causa de muerte en menores de 5 años en el mundo. De ahí la importancia de evitarla.

Otro factor de riesgo de muerte perinatal es el bajo peso al nacer. La OMS lo define como “un peso al nacer inferior a 2 500 g”. El bajo peso es un gran problema de salud pública, porque los niños que nacen con la condición presentan entre ocho y 10 veces mayor riesgo de padecer enfermedades y morir.

Además, pueden sufrir secuelas posteriores al nacimiento producto de asfixia durante el parto, sangramiento pulmonar, hipotermia (temperatura baja) y mal desarrollo físico y mental.

Los factores de riesgo del bajo peso al nacer se dividen en tres grandes grupos: los preconcepcionales (antes del embarazo, incluido nivel educacional de la madre, su peso, talla, enfermedades previas, etc.), los de durante el embarazo (serie de enfermedades y eventos que pueden ocurrir en el período) y, por último, los factores de riesgo ambientales y del comportamiento (desde el trabajo excesivo y la altitud, hasta hábitos como el consumo excesivo de café, drogas, alcohol o tabaco).

Finalmente, se entiende por septicemia la respuesta exagerada del organismo ante una infección. Se considera una emergencia médica y tiene una alta tasa de mortalidad en todos los grupos etarios; pero es mayor en las edades extremas de la vida. Entre las causas hay tanto bacterias como virus y, en el caso de los recién nacidos, se asocia a una serie de factores como el mencionado parto pretérmino, infecciones de la madre, etcétera.

Enfermeras atienden a recién nacidos en sala de neonatología de hospital materno en Matanzas. Foto: EFE/ Ernesto Mastrascusa.
Enfermeras atienden a recién nacidos en sala de neonatología de hospital materno en Matanzas. Foto: EFE/ Ernesto Mastrascusa.

Disminuir la Tasa de Mortalidad Infantil (TMI)

Para disminuir la Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) en Cuba habría que reducir el número de muertes por afecciones perinatales. A su vez, esto pasará por hacer que se reduzcan las cifras de niños que nacen prematuros y con bajo peso.

Se dice fácil pero es tremendamente complejo. Las raíces del problema son diversas y muchas de ellas son de difícil modificación. Por ejemplo, la talla y el nivel sociocultural de madres y familias. 

Por otro lado, el Ministerio de Salud Pública no ha escapado de los embates de la crisis económica y social que atraviesa la isla. Entre las causas indicadas el año pasado para la obtención de resultados en la TMI estaban: “plantillas incompletas de cuadros y funcionarios” en nueve de las quince provincias del país. 

Habría que sumar la falta de recursos, que —aunque en menor medida, por ser el PAMI un programa priorizado— también afecta. La escasa inversión en el sector y la emigración de personal calificado, en especial en la atención primaria, lo mismo.

Aunque no son públicas las estadísticas oficiales sobre el tema, está claro que entre los más de 200 mil cubanos que llegaron a Estados Unidos en 2022, una parte ha sido personal sanitario.

Por otro lado están la desmotivación por las condiciones de trabajo y los sueldos de los trabajadores de la salud. A pesar de estar situados por encima de la media en la escala salarial cubana, han sufrido una importante pérdida de su capacidad de compra por la inflación.

Todo lo anterior tributa a los resultados.

Regresar a lo que se obtuvo en la década de 2008-2018 debe ser el objetivo; pero no será sencillo. Una adecuada atención materno-infantil comienza mucho antes del embarazo, con la identificación de la población de riesgo, la realización de actividades de promoción y prevención de salud, la captación precoz de la embarazada, un seguimiento oportuno que incluye el trabajo de un equipo multidisciplinario y, en algunos casos, el ingreso en hogares maternos u hospitales.

Se debe mantener una capacitación continua del personal, desde la base hasta el nivel terciario, en un contexto de crisis. Además, se necesita mejor atención del momento del parto y el período perinatal; lo cual requiere una importante labor organizativa en todo el país, pero sobre todo en las provincias con peores resultados.

En suma, lo sucedido en un hospital de La Habana en particular, y los resultados de la mortalidad infantil en general, reflejan la crisis que atraviesa el país. Llegar a los niveles que teníamos hace un lustro costó décadas; revertir los actuales no será cosa de un día.  

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