Los pueblos blancos de Andalucía

Andalucía, en el sur de España, tiene unos enclaves centenarios que nada deben envidiar a las islas griegas.

Maravillosa vista de Olvera, tomada desde la carretera que lleva al pueblo. Foto: Alejandro Ernesto.

Maravillosa vista de Olvera, tomada desde la carretera que lleva al pueblo. Foto: Alejandro Ernesto.

Si se habla de pueblos blancos la mayoría tiende a pensar en Grecia. Las islas de Santorini y Mykonos son famosas, además de su deslumbrante belleza, por haberse puesto de moda al ser sitio obligado para las sesiones de fotos de influencers de moda.

Pero España no se queda atrás. Andalucía, en el sur, tiene unos pueblos blancos que nada deben envidiar a las islas griegas. Hace poco tuve la suerte de hacer una ruta blanquecina por estos pueblos de mar y montaña. Curiosamente en los de mar anduve relajado y apenas si usé la cámara. Por alguna razón mi atención se centró en los de las alturas y esos fueron los que fotografié.

Setenil de las Bodegas, el Rey de los selfies. Foto: Alejandro Ernesto.

Tanto en los de costa como en los del monte se come “de puta madre”, como dicen por aquellos lares. Y para seguir con las españoladas, los pueblos costeros estaban “petaos” de gente, fundamentalmente “guiris”, enfocados en el turismo, mientras que los montañeses estaban “pelaos”. Si acaso había algún turista nacional, por lo que visitarlos resultó una experiencia más auténtica y relajante.

Las flores, alguna pared de piedra y las iglesias, lo único que rompe la blanca monotonía de Medina-Sidonia. Foto: Alejandro Ernesto.
Un típico patio andaluz, en Arcos de la Frontera, otro de los pueblos blancos. Foto: Alejandro Ernesto.
La calle del Sol en Setenil de las Bodegas, casas que usan la roca como techo y paredes. Foto: Alejandro Ernesto.

El más famoso tal vez, y de nuevo gracias a influencers y creadores de contenido, es Setenil de las Bodegas, en la provincia de Cádiz, un pueblo blanco como los demás, pero con la particularidad de tener dos calles, la del Sol y la de la Sombra, que usan la roca natural como techo y paredes de fondo de las viviendas que —no podría ser de otro modo— están pintadas de un blanco impoluto.

Setenil de las Bodegas tiene su Bodeguita, pero no está en el medio. Foto: Alejandro Ernesto.
Setenil de las Bodegas tiene su Bodeguita, pero no está en el medio. Foto: Alejandro Ernesto.
Amanece en Medina-Sidonia y los vecinos se mezclan con los pocos turistas que llegan al pueblo. Foto: Alejandro Ernesto.

Medina Sidonia, Arcos de la Frontera, Zahara de la Sierra, Olvera y Setenil de las Bodegas, fueron los pueblos de las sierras andaluzas recorridos durante un par de días. Conectados por sinuosos caminos de montaña, en ellos ha quedado la huella de numerosas culturas que los habitaron a lo largo de los siglos. Íberos, romanos, visigodos y árabes vivieron en estas tierras, siendo sin duda alguna estos últimos los que más influyeron en la arquitectura y la idiosincrasia de la gente.

El andaluz es, por naturaleza, dicharachero, bromista, muy dado al canto, al baile y el buen vino. Son amantes de vestir bien. Van por la vida regalando su gracia y eso, sin duda, hace mejor la experiencia de viajar por estos pueblos encantados.

La plaza de Medina-Sidonia, desierta al amanecer. Foto: Alejandro Ernesto.
Las iglesias, únicos edificos que en algunos casos escapan de la pintura blanca. Aquí unos pocos turistas observan la de Medina-Sidonia semioculta por la niebla. Foto: Alejandro Ernesto.

Solo algunas iglesias construidas de piedra y ladrillo escapan de la cal que blanquea todo en los pueblos blancos de Andalucía, regalando un tono ocre que contrasta muy bien con la impecable blancura del entorno y el intenso azul del cielo de montaña. Al toque de color contribuyen además algunos azulejos con la cerámica típica de la región y las macetas con flores que cuelgan de ventanas y balcones.

Vista panorámica de Arcos de la Frontera. Foto: Alejandro Ernesto.
Una moto circula por las empinadas calles de Arcos de la Frontera. Foto: Alejandro Ernesto.
Una moto circula por las empinadas calles de Arcos de la Frontera. Foto: Alejandro Ernesto.
La Cuevecita, en la calla de la Sombra. Nada que ver, pero cosas del cerebro, a mi me hizo pensar en La Cuevita de San Miguel, en mi lejana Habana. Foto: Alejandro Ernesto.

Los pueblos blancos del sur de España están de moda. Más los de mar que los de montaña. Muchos quieren su foto de fondo blanco para subir a Instagram y ya se promueven rutas turísticas por ellos. Ojalá la llegada masiva de visitantes no opaque la blancura, belleza y magia de estos enclaves centenarios.

Olvera, otro de los pueblos blancos, visto desde un mirador. Foto: Alejandro Ernesto.
Zahara de la Sierra, otro de los pueblos blancos de Andalucía. Foto: Alejandro Ernesto.
Zahara de la Sierra, otro de los pueblos blancos de Andalucía. Foto: Alejandro Ernesto.

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