La luna de miel de los cubanoamericanos con los republicanos ya no es lo que era

La Convención Republicana no contó con grandes nombres de la comunidad cubana, pero con un discurso de hace muchos años.

El empresario Máximo Álvarez en la Convención Republicana. Foto: EFE.

Hace dos décadas, cuando el precio de la gasolina en Estados Unidos se disparó y sobrepasó la barrera de los dos dólares el galón, se desataron las especulaciones de cuánto más se incrementaría. Los medios de comunicación se llenaron de especialistas que tejían todo tipo de ideas. Algunas acertadas, como se vería después; otras, un disparate absoluto.

Uno de los rostros que se hizo popular en esos días en la pequeña pantalla fue el de Máximo Álvarez, propietario de una empresa de distribución de combustibles, un empresario de origen cubano respetado en el giro y con una fortuna calculada en 80 millones de dólares.

Sus explicaciones se destacaron por lo acertado y lo profesional, y por demostrar que tenía un conocimiento absoluto del problema. Pero su autor nunca se destacó públicamente por una intervención política.

Sin embargo, esta semana sorprendió como uno de los oradores en la Convención Republicana, luchando a brazo partido por la reelección del presidente Donald Trump. Una de sus frases más destacadas fue: “Más allá de definirnos por un partido político, debemos pensar que somos estadounidenses y optar por defender al país”. Aunque parezca un llamado a la unidad —lo cual el mandatario nunca hizo—, Álvarez remató su pensamiento acusando al candidato demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, de estar en la política por querer enriquecerse.

Álvarez es un antiguo niño Pedro Pan. Llegó solo a Miami con 12 años en 1961 y tuvo que esperar cuatro años para poder reunirse con sus padres. Es la trayectoria común de un exiliado cubano de su generación, por lo que agradece y aboga por Estados Unidos como el país de las grandes oportunidades. Lo sorprendente es que sus argumentos para defender al país que lo recibió pasan por promover la reelección de un mandatario que reniega de toda inmigración que no venga de Europa y, por tanto, desconoce ese “privilegio” a los suyos.

Foto: Yahoo Noticias

“Trump antepone América a todo lo demás. Es el único que se ha enfrentado al mundo, que estaba abusando de la infinita bondad de esta nación”, afirmó en una entrevista en Miami divulgada este sábado por un medio de la ciudad.

Dueño de Sunshine Gasoline Distributors Inc., un conglomerado de gasolineras que vende casi una decena de marcas de combustibles, conoció al mandatario durante una de sus visitas al sur de la Florida, cuando andaba en busca de comprar e invertir propiedades en la zona, a finales de los años 90.

Aunque ha apoyado a otros candidatos locales y nacionales, en 2016 se inclinó por Trump y, desde entonces, estuvo conectado con su maquinaria política. En 2018, cuando Trump vino a Miami para participar en una reunión de empresarios y discutir con ellos su plan de bajar los impuestos a las grandes empresas y empresarios acaudalados, Álvarez apareció a su lado en un anfiteatro de Hialeah. Pero nada más.

Hasta el martes de esta semana, cuando apareció en la Convención y pintó una imagen de la Isla con un matiz lírico común a muchos anticastristas… “El Estrecho de Florida […] no es solo una franja azul de 90 millas de ancho en un mapa para mí. Divide la libertad del miedo. Divide el pasado del futuro”, dijo.

“Por la gracia de Dios, he vivido el sueño americano, la mayor bendición que he tenido. Mi papá, que solo tenía una educación de sexto grado, me dijo: ‘no pierdas este lugar. Nunca tendrás tanta suerte como yo’. Les hablo hoy porque mi familia ha terminado de dejar lugares. No queda ningún lugar adonde ir. Les hablo hoy porque es posible que al presidente Trump no siempre le importe ser cortés, pero lo único que le importa a la extrema izquierda es el poder. Poder para ellos, no para nosotros”, afirmó.

 “Les hablo hoy porque he visto personas así antes. He visto movimientos como este antes. He visto ideas como esta antes y estoy aquí para decirles que no podemos dejar que se apoderen de nuestro país. Escuché las promesas de Fidel Castro. Y nunca podré olvidar a todos los que crecieron a mi alrededor, que se parecían a mí, que pudieron haber sido yo, que sufrieron, pasaron hambre y murieron porque creyeron en esas promesas vacías”, prosiguió.

El Partido Republicano siempre cortejó el voto cubanoamericano. De hecho, muchos cubanoamericanos llaman a Donald Trump “mi presidente” sin tener en cuenta que ha sido el mandatario que más ha hecho para mantener separados a los cubanos de las dos orillas del Estrecho, más aún que sus predecesores republicanos, sin cortar todas las comunicaciones con el Gobierno de la Isla.

Esta tal vez sea la razón por la cual el empresario cubanoamericano haya sido su principal orador en la Convención. Al menos en pantalla, Trump cuenta con aliados en la comunidad cubana con más relevancia pública que Máximo Álvarez: senadores como Marco Rubio, congresistas como Mario Díaz-Balart, activistas como Ninoska Pérez Castellón y Ramón Saúl Sánchez, la empresaria Remedios Díaz Oliver, el alcalde de Miami-Dade, Carlos Giménez, y un largo listado de opositores cubanos. Pero ninguno fue a la Convención y, al contrario de otros años, no se presentaron.

Folleto demócrata producido durante esta elección. Álvarez cortó sus nexos con los venezolanos chavistas cuando Estados Unidos confiscó la empresa Citgo. Foto: EFE.

“El problema de Trump y los cubanos es que, más que al régimen, su política de sanciones afecta a la familia cubana y en eso no importa si eres anticastrista o no. Hemos llegado a un momento en que, con la crisis cubana agravada, hasta la derecha puntea con que debemos abrir la mano. Afectar a los militares [cubanos] termina perjudicando más a la población. Restringir viajes, remesas y contactos no es popular. Muchos de nosotros no estamos viendo en Trump la posibilidad de mejorar la vida de los nuestros”, explica Abel Natalio Gómez, un activista del Consejo por la Libertad de Cuba, organización de extrema derecha con sede en Miami.

A esto se suma que la mayoría del voto cubano que llegó después del año 1994 favorece más contactos con la Isla, aunque abogue por el embargo.

Hay otro detalle. A pesar de que defenestren al régimen cubano, muchos cubanoamericanos que han vivido el comunismo consideran que los demócratas no tienen nada que ver con ese sistema, por mucho que la vicegobernadora de la Florida, Jeanette Núñez —también de origen cubano, pero nacida en Estados Unidos— aparezca en la Convención a decir que Joe Biden es una suerte de Fidel Castro.

Hace tiempo que Trump tiene problemas con los cubanoamericanos. Eso explica en parte por qué políticos como Marco Rubio no se aparecen por el sur de la Florida a abogar por el presidente. Ni el mandatario ni el vicepresidente Pence se han preocupado por cultivar ese electorado que los defiende, pero que no se siente escuchado. El viernes anterior, al inicio de la Convención Republicana, lo estaban esperando en Miami para un acto de campaña. Pero al amanecer, la Casa Blanca distribuyó un comunicado: “El vicepresidente no tiene actividades públicas hoy”. Fue un cubo de agua fría que cayó sobre unas cuantas cabezas.

Todo este ambiente, y en especial la acusación de que Biden es una especie de Fidel Castro, muestra dos cosas: que el expresidente cubano sigue siendo, después de muerto, una obsesión del anticomunismo de la vieja guardia, y que eso molesta a la derecha estadounidense. El comentarista de la cadena Fox, Juan Williams, lo dejó claro: “Escuchar a un orador en una convención de un partido importante comparar a Joe Biden con un dictador comunista es asqueroso. Para mí es algo salvaje. Y de nuevo, conocemos a Joe Biden. Él ha estado aquí durante mucho tiempo. Es un político proestadounidense moderado. Así que ¿por qué alguien pensaría eso? A menos que se trate sencillamente de insultarlo”, dijo Williams. 

El voto cubano no es lo que fue, por la ley de la vida, el cambio generacional, el desinterés republicano o una nueva filosofía que desecha la inmigración hispana. Lo triste es que los cubanoamericanos han sido muy fieles a los republicanos, pero en eso llegó Donald Trump y mandó a parar.

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