Caracol gigante africano en Cuba: una invasión descontrolada

A pesar de la proliferación descontrolada de este molusco, las autoridades sanitarias cubanas no reportan ningún caso de enfermedad infecciosa secundaria a los gérmenes que transmite el caracol africano.

Foto: Ismael Francisco/AP.

La invasión del caracol africano en Cuba

El caracol gigante africano, una de las cien especies invasoras más dañinas del mundo según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, se ha convertido en un problema para Cuba. Esta amenaza a la salud humana, la sanidad vegetal y la biodiversidad de la Isla se mantiene proliferando en las doce provincias del país, favorecida por condiciones climáticas idóneas.

Los protocolos de actuación instrumentados por la Defensa Civil Nacional en coordinación con el Ministerio de Salud Pública y Sanidad Vegetal, afines a los que se han puesto en vigor en otros países afectados del área, han sido ineficaces para controlar a este vector que prolifera descontroladamente.

“El control es un tema caliente, estamos hablando de una de las plagas más dañinas del mundo”, explica el Luis Álvarez, curador de Malacología del museo Felipe Poey de la Universidad de La Habana.

En las áreas aledañas a los bloques de apartamentos Atunera 2, localizados en el capitalino barrio de Cojímar, municipio Habana del Este, el Caracol Africano pulula a sus anchas, creando un ambiente de preocupación extrema entre los residentes de la zona. Ellos deben desarrollar su cotidianidad sorteando el peligro que el contacto directo con este molusco implica.

“Hay que cerrar las ventanas herméticamente, porque es una cantidad enorme”, nos hace saber Nelia Acosta, vecina de la zona, mientras que otra residente, Odalys Gómez, define su abundancia como “una manada”.

Los temores de la vecindad con respecto a la proliferación de esta plaga no son infundados.

Las campañas de comunicación han hecho saber a la población que el caracol africano es un agente transmisor de enfermedades letales para la salud animal y humana. Álvarez lo reafirma con la rotundez de la ciencia: “Es el mejor vector que existe en el planeta del Angiostrongylus cantonensis, un nematodo parásito que causa meningitis eosinifilica”.

Este tipo de meningitis es más frecuente en el paciente pediátrico por lo que los niños son una población especialmente en riesgo. “Si en Cuba aparecen casos de meningitis eosinofilica, hay un 99.5 de probabilidades de que el germen causal sea el Angiostrongylus cantonensis”, agrega Álvarez.

Por su parte, la Dra. Liliana Senda, master en Infectología señala que el caracol africano puede ser reservorio también de gérmenes Gram negativos como la Aeromona y producir además la Angioestrongilosis abdominal, enfermedad que afecta a la población adulta.

“No debería entrarse en contacto con el caracol, menos para su consumo”, sentencia Álvarez, quien afirma que así disminuye el riesgo que entraña este vector para la salud humana

Como parte de las campañas educativas dirigidas a la población se ha indicado el peligro que implica el contacto directo con el animal. “A través de los medios de difusión se les ha explicado a los cubanos que deben manipular al animal con guantes y para eliminarlo se debe cavar un hueco, incinerarlo y echarle cal”, comenta Senda.

Sin embargo, a pesar de la información emitida por parte de la Defensa Civil y el Ministerio de Salud Pública con respecto a cómo lidiar con esta plaga, muchos sienten que se puede hacer mucho más. “Hay que dar más publicidad a esto para que las personas tomen conciencia y responsabilidad”, afirma Eva Martínez, vecina de Atunera 2.

Otros afectados reclaman la presencia en las localidades de las organizaciones implicadas en la lucha contra este vector, así como los recursos necesarios para eliminar esta plaga con esfuerzo individual.

“Yo pienso que deben estar presente en las áreas afectadas una representación de Sanidad Vegetal y de Salud Pública para dar a los vecinos información más precisa y que además proporcionen la cal”, expresa Berta Téllez, una de las residentes afectadas.

A pesar del alto grado de infestación debido a la proliferación descontrolada de este molusco, las autoridades sanitarias cubanas no reportan ningún caso de enfermedad infecciosa secundaria a los gérmenes que transmite el caracol africano. “No se han comprobado daños específicos por el Angiostrongylus”, afirma Álvarez.

Este ha sido un elemento investigado cuidadosamente por los especialistas del Instituto Pedro Kourí y Sanidad Vegetal, apoyado por la evidencia de que no existen casos reportados relacionados con la infestación por el Angiostrongylus.

“Hasta la fecha, ningún molusco que se ha mandado para el Instituto Pedro Kouri ha estado infestado de meningoencefalitis, estongilosis o bacterias Gram negativas”, afirma Senda.

A pesar de la relativa tranquilidad que brinda la ausencia de reportes por afectaciones a la salud humana, la propagación del caracol africano está muy lejos de estar controlada en Cuba.

Aprender cómo convivir de manera responsable con esta peligrosa plaga e intentar nuevas estrategias desarrolladas por la Defensa Civil, parecer ser las únicas opciones viables para que este serio problema no llegue a mayores consecuencias.

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