Impeachment en Brasil, Cuba y el Programa Mais Médicos

Foto: EFE.

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Conducido por el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Ricardo Lewandowski, el senado brasileño cumplió el trámite –el resultado era ya sentencia pretérita– y por 61 votos a favor y contra 20, aprobó la semana pasada la destitución de la presidenta democráticamente electa de Brasil, Dilma Rousseff. Ocupa su lugar, Michel Temer (PMDB), su vicepresidente durante este segundo período de mandato y al que no me atrevo a catalogar ni siquiera como ex aliado de la mandataria.

El analista de política internacional Pedro R. Brieger ha resumido lo acontecido en el senado brasileño con la frase: votada por 54 millones. Destituida por 61. Si bien la aritmética de este resultado es más compleja –muchos de esos votos se deben a la mencionada fórmula Dilma-Temer que la expresidenta presentó en su candidatura de 2014–, la frase tiene un núcleo central incuestionable. La aprobación del proceso de impeachment se traduce inmediatamente en el hecho de que Brasil será dirigido por un político que, de efectuarse elecciones generales en este momento, obtendría sólo el 5 por ciento de los votos. Es más, Brasil está dirigido hoy por un funcionario que no podrá ocupar cargos políticos cuando acabe su mandato, pues el pasado 3 de mayo fue condenado por el Tribunal Regional Electoral de São Paulo debido a la realización de donaciones de campaña superiores al límite legal.

Ante la incapacidad de demostrar los supuestos delitos fiscales, los crímenes de responsabilidad, único sustento legal para el proceso de impeachment, la Presidenta fue condenada por una mayoría de hombres blancos usando como mayor argumento el culto a Dios y a la familia, en su concepción más tradicional.

Es este el resultado de un país con más iglesias que escuelas, con más devotos que ciudadanos. Es también el resultado de una nación en la que el 54 por ciento de la población es negra, el 51 por ciento es mujer y sin embargo posee un sistema político constituido por instituciones como la Cámara de Representantes, donde el 90 por ciento de los diputados son blancos, el 90 por ciento hombres y menos del 1 por ciento mujeres negras. Esta, además, es la consecuencia de un proceso que fue liderado por políticos como Eduardo Cunha expresidente de la Cámara de Representantes, y Renan Calheiros, presidente del Senado, contra quienes están emitidas órdenes de prisión por el procurador general de la República, Rodrigo Janot.

En el sendero que ha conducido hasta aquí no han faltado errores de la (ex)guerrillera y del Partido de los Trabajadores (PT), que ellos mismos, en mayor o menor medida, han reconocido. Hubo fallos de conducción, fallos de identidad y de aptitud. Lo atestiguan las alianzas con varios de los conductores del impeachment, el lamentable episodio de la hidroeléctrica de Belo Monte e incluso la tímida respuesta y, a mi juicio, limitada lectura ante las movilizaciones de marzo de 2015 y 2016.

Resulta revelador el hecho de que incluso muchos de quienes votaron la salida definitiva de la expresidenta, inmediatamente después votaron en contra de retirarle sus derechos políticos.

Pero no existe sombra sin al menos trazas de luz. Más de 100 000 personas se manifestaron en São Paulo el pasado domingo exigiendo la salida de Michel Temer. En Brasil comienza a tomar fuerzas el llamado a elecciones generales como opción democrática al golpe parlamentario. Dilma Rousseff durante su primer discurso como expresidenta ha prometido la activación de una firme oposición al gobierno de Temer –téngase en cuenta que el PT posee 70 diputados (13,65 por ciento) en la Cámara, y 12 senadores (14,5 por ciento). Por su parte, el expresidente Luiz Ignacio Lula da Silva ha reactivado su participación en la vida política del país y ha propuesto la creación de un frente amplio de izquierda para enfrentar al gobierno de Temer. Según la más reciente encuesta de Datafolha Lula lidera la intención de votos en torno a elecciones presidenciales (22 por ciento).

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El futuro de Mais Médicos

Desde la instauración del gobierno provisorio liderado por Michel Temer, el pasado 12 de mayo, varios medios –sobre todo de izquierda– informaron sobre la posibilidad de un eventual cierre del programa federal Mais Médicos. Lanzado por Dilma en 2013, el programa tiene como objetivo principal suministrar atención médica a comunidades brasileñas con limitado o inexistente sistema de salud. Desde su inicio ha tenido que enfrentar fuertes críticas de Asociaciones y Colegios Médicos del país así como de figuras que acusan al PT de usar el programa como vehículo para realizar campañas políticas.

La oposición al programa ha sido particularmente agresiva en torno a la participación de los médicos cubanos. Hace algunas semanas el senador Cássio Cunha Lima (PSDB), calificó a Mais Médicos como una ingeniosa maniobra del PT y sugirió que los profesionales cubanos podrían actuar adoctrinando ideológicamente a las poblaciones pobres. Por su parte, el senador Mário Couto (PSDB) criticó el acuerdo con Cuba debido a que “se establece con una dictadura”. Por demás, desde la instauración del proceso de impeachment se han sucedido enfáticas declaraciones del nuevo Ministro de Relaciones Exteriores brasileño, el senador José Serra (PSDB-SP) rechazando la posición asumida por los países miembros del ALBA, con particular mención a Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador –estos tres últimos acaban de anunciar la retirada de sus embajadores de Brasil–.

Concretada la destitución definitiva de Dilma Rousseff ¿cuál es la situación actual y el futuro del Programa y particularmente de la participación de los médicos cubanos?

Según datos publicados recientemente por Folha de São Paulo, 11 429 cooperantes cubanos se incorporaron al programa Mais Médicos a partir de agosto de 2013, representando el 62,65 por ciento de los 18 240 profesionales que actuarían en Brasil. Las disposiciones iniciales del Programa establecían una duración de tres años (2013-2016), período durante el cual los profesionales cubanos –extranjeros en general– podrían ejercer sin necesidad de revalidar su título. Transcurrido este tiempo, y en caso de prorrogación de Mais Médicos, sólo aquellos que revalidaran en universidades públicas brasileñas podrían continuar participando del Programa. Como ya se ha mencionado aquí, en medio del torbellino político que sacude a Brasil desde hace varios meses, no pocos conjeturaban sobre una eventual finalización del proyecto, potenciado por la destitución definitiva de Dilma.

Sin embargo, en abril pasado, entró en vigor la Medida Provisoria 723/2016 dictada por la expresidenta que eliminaba el requisito de revalidación para la continuidad en el programa de los galenos extranjeros. La medida fue aprobada por la Cámara de los Diputados y por el Senado brasileño, los días 22 y 26 de agosto, respectivamente. De esta manera el Programa Mais Médicos fue prorrogado por otros tres años. Dicha prorrogación incluye la participación de los profesionales cubanos, aunque el ahora presidente –no electo– Michel Temer y su Ministro de Salud Pública, Ricardo Barros, han sido enfáticos en que se comenzarán a tomar medidas para aumentar la incorporación de médicos brasileños y en consecuencia, reducir el número de profesionales extranjeros.

La extensión del Programa es una buena noticia que está más relacionada con sus incontestables resultados que con la voluntad política del nuevo equipo de gobierno. En Brasil, Mais Médicos es ampliamente defendido por un elevado porcentaje de la población, algunos gobernadores y sobre todo por las autoridades municipales (prefeitos y secretarios de salud). Estos últimos lideraron las presiones para que la Cámara, el Senado y el Gobierno Federal aceptaran prorrogar el Programa. Por otra parte los resultados de Mais Médicos han sido avalados por la ONU y por varias instituciones brasileñas.

Un estudio de la Universidad Federal de Minas Gerais en el que participaron 14 000 personas de 700 municipios brasileños informó que los médicos del Programa recibieron en media un nota de 9/10, 55 por ciento de los consultados dieron la máxima calificación y el 87 por ciento elogiaron el trabajo de los médicos. En la argumentación de la propuesta de prórroga del Programa aprobada por la Cámara de Representantes se mencionó además que cerca de 63 millones de brasileños, equivalente a cerca del 30 por ciento da población, han sido atendidos por el Programa. Es decir, el Programa, que cuenta con más de un 60 por ciento de participación cubana ha alcanzado excelentes resultados y en consecuencia pacientes y autoridades aspiran a la permanencia de esos profesionales cubanos en Brasil.

Foto: Eraldo Peres / AP.
Foto: Eraldo Peres / AP.

Hasta 2019

Aprobada la prorrogación, un elevado de número de médicos cubanos continuará colaborando con Mais Médicos hasta 2019. Sin embargo, todo parece indicar que no serán los mismos profesionales que inauguraron el Programa en agosto de 2013. En primer lugar porque los contratos individuales firmados entre los colaboradores y la Comercializadora de Servicios Médicos S.A. establecen que “el retorno de los cubanos que arribaron a Brasil a partir de agosto de 2013, se produciría pasados los tres años desde la llegada a la República Federativa de Brasil”. Por otra parte, las autoridades cubanas han decidido no prorrogar el contrato por otros tres años a las mismas personas que ya estuvieron allí y priorizar el envío de nuevos médicos. Así ha sido informado por varios medios en Brasil.

OnCuba pudo confirmar en conversación con varios profesionales pertenecientes a los grupos que arribaron a Brasil en 2013, que las autoridades cubanas ya han notificado sobre su retorno definitivo a la Isla a partir de noviembre próximo. Consultados sobre esta decisión –que contrasta con los elevados niveles de permanencia en el Programa de nuestros profesionales, informados por DataFolha (92 por ciento) – varios colaboradores comentaron que si bien la disposición ya fue comunicada, ellos esperan que sea reversible. No quieren marcharse. Comentan además que la negativa por parte del Estado cubano a que sean prorrogados para ellos mismos los contratos ha causado incomodidad en muchos médicos así como preocupación en la población atendida y en algunas secretarías municipales de salud.

Teniendo en cuenta los vínculos ya establecidos con los pacientes y autoridades brasileñas, los elementos culturales de la población y el precedente de la Misión Médica en Venezuela, en la que los contratos fueron extendidos hasta alcanzar, en algunos casos, más de siete años –agregan–, muchos creían que la opción iba a ser prorrogar el contrato a quienes ya estaban en Brasil.

Otros, sin embargo, comentaron a OnCuba que “entienden la lógica de que se brinde oportunidad profesional y económica, un aire, a los que están allá, siempre que esto no implique que haya que esperar cinco años para volver a salir de misión”, como ha comenzado a divulgarse extraoficialmente.

Más allá de la estrategia de reemplazo del grupo de profesionales iniciadores del Programa –en cualquier caso debatible–, la participación cubana en Mais Médicos, se extenderá, a pesar del proceso de impeachment. Así lo hizo saber la vice-ministra cubana de Salud Pública, Marcia Cobas Ruiz durante una reunión con el ministro brasileño Ricardo Barros y representantes de la OPS realizada en Brasilia, en julio pasado. Durante ese encuentro Cobas Ruiz aseguró que “Cuba respetaría los contratos iniciales firmados con Brasil y la OPS y continuaría su participación en el Programa, aunque existen una serie de factores que deben ser revisados”.

Uno de esos factores es la solicitud de un aumento del 30 por ciento en el salario de los cooperantes. La viceministra cubana justificó el pedido argumentando la desvalorización que ha sufrido la moneda brasileña (Real-R$) desde 2013, sin que se hayan producido reajustes. Actualmente Brasil paga R$ 10 513 a cada profesional extranjero que participa en el programa. Los médicos cubanos reciben cerca de un 33 por ciento de ese valor (R$ 3000). El resto es transferido por mediación de la OPS al gobierno de la Isla. La solicitud de aumento salarial solicitada por Cuba se encuentra actualmente bajo análisis.

Medios brasileños han informado que las autoridades de ese país han ofrecido un reajuste del 10 por ciento que en cualquier caso no se produciría en 2016. Se espera que de producirse el aumento en el salario “global” solicitado, se refleje también en el que reciben los cooperantes cubanos que no sufrió reajuste durante este trienio a pesar de la referida desvalorización del real brasileño.

Avalado por la Cámara y el Senado brasileño pero sobre todo por sus resultados que incluyen haber suministrado atención médica a cerca de 63 millones de brasileños (el 30 por ciento de la población), Mais Médicos ha sobrevivido al proceso de impeachment. Mais Médicos, continúa. Y lo hará, todo indica, con –renovada– participación de profesionales cubanos.

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