Un monumento para los médicos cubanos

El enfermero Reinaldo Villafranca falleció en Sierra Leona mientras combatía la epidemia de ébola. Foto: Tomada de su Facebook.

El enfermero Reinaldo Villafranca falleció en Sierra Leona mientras combatía la epidemia de ébola. Foto: Tomada de su Facebook

Silvio monumentoDe Argelia en 1963 a Ecuador en 2016, pasando por al menos un centenar de países de todos los continentes, más de 130 mil cubanos han colaborado en su condición de profesionales de la salud, dejando atrás familia, amigos y, sobre todo, garantía de su propia seguridad.

Nominaciones al Premio Nobel de la Paz y el Princesa de Asturias se cuentan entre los reconocimientos más publicitados que han recibido. Si bien para tanto sacrificio cualquier homenaje es poco, algunos han considerado que, por ejemplo, tallar en piedra o metal la memoria de los que no regresaron sería un justo tributo. Y no se ha hecho.

“Cuba debería erigir un monumento donde se sumen los nombres de todos los caídos combatiendo enfermedades. Y este podría ser construido con piedras traídas de todos los países por los que han pasado, como ofrenda de la humanidad que han salvado”, lanzó como propuesta en Cartas desde Cuba el periodista uruguayo radicado en la Isla Fernando Ravsberg el pasado 21 de abril.

Ravsberg sugiere a quienes apoyen la iniciativa escribir al Ministro de Salud Pública, Roberto Morales, con copia de la nota o formulando una propuesta propia.

Un día después Silvio Rodríguez manifestó apoyo a la idea en un comentario de su blog personal, Segunda Cita. Y el lunes 25 el propio Ravsberg publicaba que el dúo Buena Fe se sumaba a los simpatizantes.

En declaraciones a OnCuba, el cantante y compositor Israel Rojas dijo que le había parecido “una bellísima idea, muy noble, que quisimos humildemente difundir. Creo que es una idea que lleva a consenso, y a eso de lo que estamos tan necesitados: lograr que la gente se movilice en torno a un tema común. Apoyamos todo lo que sume y construya”.

En sus conciertos del sábado y el domingo pasados hicieron referencia a la propuesta. Además, dedicaron una canción a los médicos en misión en general y especialmente a los tres que murieron durante el terremoto de Ecuador. Israel Rojas también mencionó que otros artistas como Frank Delgado y Eduardo Sosa lo han llamado para ofrecer su colaboración en alguna acción que surja en torno a la iniciativa. “Por ejemplo, podría hacerse un concierto con varios de nosotros y que sea la gente la que aporte”.

Un comentarista de Cartas desde Cuba escribió: “Hay que hacerles un monumento”, y ese fue el detonante de la idea que propuso Ravsberg. “Me pregunté por qué no llevar eso a la realidad”, dijo.

Para concretar su propuesta puede haber diversas formas. El periodista dice que “corresponde a los cubanos decidir cuál. Apenas eché la pelota al campo, hago la sugerencia. Puede ser el Ministerio de Salud Pública o puede ser la gente. Es un tema con el que todo el mundo está sensibilizado, será difícil encontrar un detractor, entre otras cosas por todo lo que se les debe a los médicos”.

Además de la labor humanitaria de estos profesionales con la que se han beneficiado millones de personas, otra razón para homenajear a los médicos cubanos que arriesgaron y perdieron sus vidas se relaciona con el beneficio económico directo que hacen a la nación.

Desde hace varios años Cuba recibe por la exportación de servicios médicos, importantes ingresos -alrededor de 6000 millones anuales- que representan una parte significativa de su Producto Interno Bruto.

“La gratitud hacia los médicos tendría estos dos sentidos: lo que hacen por la humanidad en su conjunto; y lo que hacen por los cubanos, por lo que ingresan al país”, comenta Ravsberg, quien llevó su propuesta también a la Viceministra de Salud Marcia Cobas, y al responsable de la brigada médica que combatió el Ébola en África Occidental.

“Estamos hablando de decenas de médicos, personal de la salud en general, caídos en misión. Y si se pregunta a cualquiera ahora mismo un nombre apenas será capaz de recordar alguno. Y lo menos que podemos hacer por estas personas es una recordación”, dice el promotor de esta iniciativa, cuya originalidad ya alguien ha discutido. “Da igual quién haya sido el primero en tener esta idea; pero sucede así: cuando se señala la luna, los tontos miran al dedo”.

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