El cubano añora la papa y la papa se vende en Cuba una vez al año. Una vez al año la gente detiene lo que está haciendo y pide el último, y hace las colas, y se hala los moños, y compra toda la papa que le es posible comprar. Una libra cuesta un peso. Los impedidos físicos y las embarazadas van primero.
En 17 y K, en el Vedado, hay un agromercado, y en ese agromercado ayer, antes de que fueran las 9 de la mañana, un camión había abastecido de papas las tarimas. Minutos después, dos señoras bastante entradas en años se halaban de los pelos en la cola para comprar. En 33 y 44, Playa, sucesos similares. En Santos Suárez, en Plaza de la Revolución, en la Habana Vieja.
Hay quien extraña el tiempo en que la papa aún estaba racionalizada por la libreta de abastecimientos. “Comíamos poco –dicen algunos- pero comíamos todos. Luego la que sobraba se vendía por la libre”. Esos que extrañan aquellos tiempos, dicen que no se necesitaban tantos policías para controlar las colas y el problema que trae cada cola, que consiste siempre en que todo el mundo quiere ir primero. La gente, en realidad, no ha estado feliz en ninguna de las dos etapas.
La gente extraña tanto la papa en Cuba, que ha surgido el vendedor ilegal de papas. El vendedor que se roba o tiene negocios con quien se roba la papa de semilla, y la vende en pequeños paquetes de 1 cuc, en el que vienen alrededor de 8. Traficar con papas fuera del tiempo en que se venden por la libre es ya casi tan peligroso como traficar con otras cosas.
Hay quien aprovecha la energía y hace la cola tantas veces como puede, no porque coma tanta papa, sino porque el dueño de un restaurante lo mandó a comprar por cantidad para su negocio, o porque luego va a coger 10 papas medianas, las va a meter en una jaba de nailon y se las va a vender, por 1 cuc, a los que no tuvieron el tiempo o el valor de meterse en una cola.
Ayer estaba leyendo un periódico Granma viejo, del día 24 de febrero, y decía que los agricultores avileños “reportaban buena cosecha de papas”, con valores por encima de los del año anterior, aunque esas cifras todavía eran bajas para las necesidades de la población. El trabajo termina con una línea breve que dice que las empresas tal y cual de Melena del Sur y Ciego de Ávila comenzaron los “envíos al combinado industrial de Ceballos para convertirlo en papa prefrita destinada al turismo”.
Papas fritas, puré de papas, papas rellenas, papas asadas. ¿Desde cuándo usted no come papa, señor? Desde el año pasado. ¿No se va a meter usted en la cola, señora? No, mi amor, no tengo ganas de fajarme, que ya yo estoy vieja, y va y me dan un golpe mal dado.
