Castigando a los que tanto nos dan

Brigadas médicas internacionalistas

Las restricciones afectaron a decenas de miles de cooperantes de la salud que ahora tendrán que pagar más para enviar algo a sus familias desde el país donde cumplen misión / Foto: Raquel Pérez.

Son la principal carta diplomática de Cuba, la más importante fuente de ingreso para el país, pero, no obstante, también fueron salpicados por las nuevas restricciones aduanales dispuestas para septiembre de 2014. Las decenas de miles de colaboradores cubanos en varios continentes pagan justos por pecadores cuando se trata de protección financiera y comercial para el Estado.

A ellos, solo se les mantuvo el derecho a importar artículos electrodomésticos y otros menajes del hogar, en número mayor que el resto de los viajeros, pero, únicamente lo podrán hacer al finalizar su “misión”.

“Yo soy profesor trabajando en Ecuador por un convenio entre universidades. En mi caso particular las nuevas regulaciones no me afectan mucho”, explica Ernesto, catedrático de la Universidad de Cienfuegos, en el centro sur del archipiélago.

“Aunque hay reducciones en la cantidad de artículos y modificación en precios, las cantidades están aceptables. Quizás se puedan señalar algunos de artículos concretos, si el objetivo personal es ‘abastecer’ a la familia con cosas que no se encuentran allá, o son de peor calidad”, opina.
En cambio, otros conciudadanos discrepan mucho más con la regulación: “¿Cómo es posible que sea el mismo trato para los colaboradores, esos que SUSTENTAN, así en mayúsculas, la economía del país?”, se pregunta la joven periodista Glenda Boza en su página personal.

“Dos docenas de blúmeres por solo mencionar un ejemplo de la nueva regulación, no es suficiente para quien tiene madre, hermanas, hijas, suegra. Para quien quiere regalarle dos a su mejor amiga y dos a su ahijada”, reclamaba Boza, desde el más elemental sentido de la familiaridad y la ayuda entre los cubanos.

“¡Mira que se hizo campaña aquí cuando (George W.) Bush restringió el concepto de familia y prohibió remesas y visitas a primos, tíos y otros familiares que no tuvieran la más estrecha consanguineidad!”, recuerda Alberto, un barbero por cuenta propia siempre pendiente de la realidad reflejada por los medios tradicionales.

“Para mí esto es una forma también de afectar las relaciones familiares, porque de cierta manera me están obligando a discriminar a quién ayudo o le hago regalos”, reflexiona.

Aunque todavía la mayoría de los cubanos no se familiariza con el alto grado de especificidad de la nueva lista elaborada por las autoridades para precisar a partir de qué cantidad considerarán la importación de un producto “con carácter comercial”, algunos de los ejemplos trascendidos arrancan expresiones de contrariedad.

“Ahora mismo acabo de dejar en Brasil 15 pares de zapatos, que pensaba traer en un próximo viaje para mis dos hijos, mi esposo, mi nieto y mi nuera. Según el nuevo límite de cinco entonces nada más podré traer para mí el calzado que lleve al entrar al aeropuerto”, comenta una doctora cubana ubicada en el Estado de Pará, como parte del programa Mais Médicos.

“Querer regalar esa cantidad no es consumismo, sino procurar calidad de vida para mi familia. Para eso estoy tan lejos de los míos, para darles comodidades, y a una de las que puedo acceder es a la de comprar zapatos buenos y económicos, mientras en Cuba los venden malos y caros”, explica.

Colaboradores internacionalistas cubanos en Haití
El mercado negro no lo abastecen los cooperantes médicos sino los que entran contenedores todos los meses sin que la Aduana se dé cuenta / Foto: Raquel Pérez.
Salir de la versión móvil