Convertibles en La Habana: El encanto de lo retro

Hay pocas cosas que un turista adore más de Cuba, que pasearse por La Habana tomando el sol en el asiento trasero de un hermoso convertible. El interés que despiertan en los visitantes estos carros, con más de medio siglo de fabricación y todavía rodantes, revela una fantasía asentada en la nostalgia y en la gracia sugestiva de la rareza.

Rearmados con piezas que no son suyas, y con modernos motores petroleros puestos en el lugar de los originales de gasolina, más de 60 mil autos de fabricación norteamericana todavía ruedan por las calles del país. El pueblo les ha puesto “almendrones” y sobre ellos se soporta una parte considerable de las rutas de transporte público por todo el archipiélago.

Pero hay una “élite” en este grupo: son los autos clásicos descapotables que articulados en equipos ofrecen paseos por toda La Habana y algunas ciudades como Varadero.

Turistas a bordo de un almendrón. Foto: Roberto Ruiz
Turistas a bordo de un almendrón. Foto: Roberto Ruiz

La modalidad turística de paseos en convertibles la inició la empresa estatal Gran Car, que por mucho tiempo tuvo la exclusividad en este servicio. Pero poco a poco varias agencias por cuenta propia han surgido y ganan terreno con sus autos más cuidados y mejores precios.

Locaciones habaneras como La Plaza de la Revolución y el Parque Central, se han convertido en los paraderos habituales para estos autos. En el Parque Central, este grupo de amigos argentinos está a punto de comenzar a conocer La Habana desde el asiento trasero de este magnífico convertible.

“Es una época linda, había plata y estos autos son una joya”, nos dice uno de ellos.

Las marcas que más circulan aquí son la Chevrolet, la Ford, la Buick, y en menor cantidad la Cadillac, la Mercury, la Dodge, la Oldsmobile, la Pontiac, la Chrysler y la Plymouth.

Las excursiones en autos convertibles suelen realizarse en grupos. Foto: Roberto Ruiz
Las excursiones en autos convertibles suelen realizarse en grupos. Foto: Roberto Ruiz

Para el Estado cubano, estos autos clásicos americanos son exactamente piezas del patrimonio cultural, y no está permitida su salida del país, una política que a más de un chofer le parece inteligente y necesaria.

En los años 90, el precio promedio de un carro convertible americano clásico, con motor B8 original, rondaba los 500 dólares. “En este momento, el convertible más barato difícilmente baja de los diez mil cuc. Y un convertible de este precio es un auto en bastante mal estado, para reparar casi completamente”, nos dice H., quien hace dos años y medio fundó Old Car Tours, una agencia particular cuya página oficial en Internet permite a los turistas organizar y personalizar sus tours por la ciudad, escogiendo el auto que prefieran y reservándolo antes de llegar a Cuba, lo cual es perfecto para la mayoría de los turistas, acostumbrados a programar sus vacaciones por Internet y con previo arribo a los lugares de destino.

H. nos cuenta que el convertible mejor restaurado de La Habana lo está intentando comprar una persona actualmente, y el precio que se le está pidiendo es de 50 mil CUC. Se trata del Oldsmobile 55, de colores rojo y blanco, en que se pasearon por La Habana hace poco las celebrities Beyoncé, Paris Hilton y Naomi Campbell.

Turistas argentinos de excursión en un convertible. Foto: Roberto Ruiz
Turistas argentinos de excursión en un convertible. Foto: Roberto Ruiz

En La Habana, la competencia por brindar el servicio de tours en convertibles a los turistas es creciente. Además de la ya mencionada Old Car Tours, Nostalgie Car es otra de las agencias particulares que trabaja con carros clásicos americanos, pero esencialmente con los de techo duro. History Trip es otra agencia más pequeña, y trabaja solo con autos propios.

El caso de Old Car Tours es destacable, porque tiene a su disposición modelos tan antiguos como un Ford de 1914, hasta modelos fabricados en 1959.

Pero justo en su encanto “vintage” radica la pesadilla de los propietarios: ¿cómo mantener rodando a maquinarias sin poder importar directamente desde Estados Unidos piezas originales?

“Es duro trabajar con estos autos, porque tienen que rodar por calles muy rotas, y lidiar con un clima traicionero”, cuenta H.

Darle un repaso al motor es faena diaria de los choferes. Foto: Roberto Ruiz
Darle un repaso al motor es faena diaria de los choferes. Foto: Roberto Ruiz

Pero por duro que sea, los emprendedores encuentran la vía para mantenerse en el mercado, ya sea adaptando piezas de autos soviéticos o modernos o importando algunas piezas compradas en la Florida y fletadas en barco por cubanos residentes en el vecino país.

Por eso los choferes de autos convertibles no se cansan de repetir que aunque ganan mucho más que el cubano promedio, manejar esos carros nunca los hará ricos. “Todas las semanas hay que parar con ellos en los talleres de mecánica, y los arreglos son costosos”, insiste un “botero” del Parque Central.

Empresas estatales como Gran Car y Cubataxi participan en el mercado, pero el modelo de gestión que han escogido (arrendamiento del vehículo, no cesión indefinida) lleva a que una gran parte de esos autos pierdan valor de uso.

“Cuando el auto no es tuyo, no vale la pena esforzarte por tenerlo bien cuidado, porque el día de mañana dejas de trabajar con el Estado, y entonces invertiste por gusto”, dice Eddy, quien maneja para Cubataxi un Ford del 56, con motor adaptado de Toyota.

Con el ruido de las bocinas, los convertibles hacen saber a todos que llevan una nueva excursión. Foto: Roberto Ruiz
Con el ruido de las bocinas, los convertibles hacen saber a todos que llevan una nueva excursión. Foto: Roberto Ruiz

El Ford de Eddy gasta diariamente de 25 a 30 litros de combustible. El chofer tiene que pagar a la empresa 700 cuc mensuales, mientras el arrendador solo provee con gomas y baterías de repuesto. Prácticamente corre por su propio bolsillo el mantener el auto andando.

Los convertibles particulares, además, ofrecen precios cada vez más interesantes que los autos de las empresas estatales y muestran mejores cuidados.

Old is cool”, dice este grupo de turistas alemanes en la Plaza de la Revolución cuando OnCuba les preguntó por qué tanto entusiasmo con estos viejos autos americanos. “En Europa raramente ves uno de estos carros por la calle”, agrega uno de ellos.

"Old is cool", dicen los turistas. Foto: Roberto Ruiz
“Old is cool”, dicen los turistas. Foto: Roberto Ruiz

H., el fundador de Old Car Tours dice que hasta sus propios amigos, personas que están cansadas de recorrer La Habana, han descubierto una vista completamente nueva de la ciudad cuando han tenido la oportunidad de pasearse en uno de estos autos.

“Nadie camina por las calles ni va en un carro mirando para arriba. Pero cuando uno se monta en un convertible sí lo hace”, comenta, mientras calcula que hay actualmente alrededor de 40 convertibles trabajando en La Habana, el doble de lo que había hace apenas dos años.

Pero la demanda sigue bombeando combustible a este negocio. Ya hasta algunos propietarios de almendrones con techo se lo quitan…para entrar a pescar.

 

Los autos antiguos son parte de la iconografía turística cubana. Foto: Roberto Ruiz.
Los autos antiguos son parte de la iconografía turística cubana. Foto: Roberto Ruiz.

 

 

 

 

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