La historia de la chef Idian León es de perseverancia. Graduada de la prestigiosa academia Le Cordon Bleu, lleva casi dos décadas en la restauración privada en Cuba, donde propone una gastronomía personal y sin etiquetas. Para muchos es la otra cara de la restauración cubana, debido a su osadía, imaginación extrema, intensidad y elegancia, tanto junto a los fogones como en el salón del Nao, su restaurante.
Confiesa haber hallado en la cocina el escenario propicio donde dar rienda suelta a la creatividad artística que siempre quiso cultivar. Alrededor de una de las mesas de este precioso sitio, justo en el número 1 de la concurrida Calle del Obispo, donde es alma y motor, conversamos con la chef.
Cuenta que lo suyo es fusionar, innovar y llevar las influencias del acervo culinario universal a su cocina. “También trato de llevar a mis creaciones los olores y sabores de mi infancia en una propuesta culinaria multicultural, viajera y experimental sobre la base de la cocina criolla estilizada y de un intento de búsqueda y encuentro de puntos de unión entre lejanas culturas y diversas épocas”, expresó a OnCuba.
Idian siempre está pensando en nuevas aventuras, dos de las próximas: abrir un nuevo restaurante y culminar un libro de cocina cubana en colaboración con varios colegas.
El agridulce, es su fusión predilecta de sabores y lo demuestra en sus creaciones. Viaja con frecuencia a Estados Unidos desde hace casi veinte años y aspira a que su restaurante funcione como un puente entre las dos orillas, debido a que constantemente se encuentra nutriéndolo de las actuales tendencias de este cercano país. Desde la concepción estética del lugar hasta el logotipo fueron diseñados por ella y su esposo. Nao significa navío en catalán y es, además, el prefijo del nombre de su hija mayor, Naomi. En un enclave súper estratégico, se erige este sitio cálido, íntimo y sofisticado que lleva tres años ofreciendo un servicio donde podemos encontrar unas peculiares maripositas de lechón aderezadas con salsa de guayaba y queso blanco, humus de frijoles negros con mariquitas de plátano y un exótico pulpo, que llega a la mesa dentro de un inmenso caracol, como una ofrenda al mismísimo Neptuno.
¿Cuál es tu secreto y qué aconsejas a las otras mujeres que desean aventurarse en este mundo?
La clave está en el trabajo diario, la constancia y la experimentación. No rendirse y perseguir los sueños. Seguramente, el verdadero secreto está en contemplar y considerar siempre que la cocina es un arte para comer.
