El 24 de octubre de 2014, Cuba comenzará a pagar una de sus deudas más viejas, tan antigua que ya ni siquiera existe el país acreedor.
La Unión Soviética estará muerta y enterrada, pero el gobierno de Rusia no se olvidó de los compromisos asumidos en el pasado por su aliado de más larga data en América Latina, como el presidente Vladimir Putin se refirió a Cuba en una ocasión. “Las mejores amistades, cuando se les debe un solo celemín, tuercen la sonrisa y reclaman el celemín” dijo hace unos meses el Historiador de La Habana, Eusebio Leal.
A nadie le queda la menor duda de que, al menos por costumbre, Rusia es uno de los mejores amigos de Cuba. Tal vez por eso insistieron durante tanto tiempo, hasta que finalmente La Habana reconoció la deuda de los tiempos soviéticos y Moscú tuvo el gesto de condonarla parcialmente.
Durante los próximos diez años y cada seis meses, se pagarán veinte cuotas, hasta completar los 3 mil 520 millones de dólares, apenas el diez por ciento de la cantidad original reclamada. El dinero no saldrá de la Isla; será depositado a nombre de una entidad financiera de Rusia en una cuenta en el Banco Central de Cuba.
Esos recursos se emplearán para financiar proyectos de inversión en la Isla. ¿Qué proyectos? Hasta ahora se sabe que las corporaciones estatales Rosneft y Zarubezhneft tienen un convenio para buscar y sacar petróleo de la parte cubana del Golfo de México. Además, existen planes para construir una base logística de hidrocarburos en la Zona de Desarrollo Especial Mariel.
35 mil millones de dólares debía Cuba a Rusia, solo por los créditos concedidos en los tiempos de la Unión Soviética. De mantenerse los plazos establecidos, el último pago se entregaría el 24 de abril de 2024.
Muchos cubanos piensan que de los tiempos soviéticos solo quedan los recuerdos; eso es porque no han visto la factura.