La tozudez de los precios

Es importante controlar el incremento desmedido de los precios, pero toparlos es un remedio temporal y mientras menos dure, mejor.

La Habana, 2021. Foto: Otmaro Rodríguez

No es posible repartir más riqueza si esta no ha sido creada. Sin embargo, crear más riqueza por lo general requiere tiempo, recursos y, sobre todo, incentivos alineados con ese objetivo. En el caso de la economía cubana, el tiempo es escaso, los recursos son relativamente escasos y muchas veces deficientemente empleados y los incentivos aún no dan los resultados que de ellos se esperan. Incluso resulta probable que, luego del primero de enero, algunos incentivos no “funcionen” como se esperaba.

Ya tenemos una primera muestra con las tarifas de la electricidad. Apenas unos días después de anunciada la tarea ordenamiento asistimos a la primera y necesaria rectificación. El Gobierno, el Ministerio de Energía y la Comisión de Implementación reaccionaron rápidamente a las preocupaciones de toda la población del país y rectificaron los precios del kW/hora.

El gobierno cubano baja tarifas eléctricas tras críticas a propuesta inicial

Cierto que rectificar es de sabios y sin dudas se trata de una rectificación necesaria. Sabremos si resulta suficiente solo en el mes de febrero, luego de que los cubanos nos enfrentemos a tener que pagar con nuestros nuevos salarios los incrementos en precios y tarifas que se han decretado y aquellos otros que, sin decretarse, se han generado y parece seguirán haciéndolo, aun contando con el esfuerzo de control y fiscalización que se ha implementado para impedirlo.

Que haya sido esta la primera de las rectificaciones necesarias no extraña. Lo que sí cabe notar es que, siendo el eléctrico un servicio transversal a toda la economía, teniendo el peso que tiene en la calidad de vida de las personas y habiéndose estudiado y preparado durante años, por más de 250 personas que trabajan en ello sistemáticamente, se hayan propuesto semejantes tarifas. Sin dudas estamos ante un gran proceso de aprendizaje.

El acceso a un servicio básico como la electricidad a tarifas adecuadas al ingreso real de la población constituye un elemento esencial de ese propósito que aparece en la visión de la nación, el de la prosperidad. Es cierto que discutir acerca del significado real de “ser próspero” o de “sentirse próspero” puede llevar años y será difícil encontrar una definición que satisfaga a todos, pero, sin duda, verse privado o tener que renunciar a una parte del bienestar que ese servicio produce genera la sensación de que perdemos prosperidad.

Nuestro país hace unos años acometió una revolución energética que cambió la matriz de consumo de energía de los hogares cubanos, por lo que a muchas familias no les queda otro remedio que seguir consumiendo kilowatts. El cambio en las tarifas impacta directamente en la matriz de gastos y pesa sobre el ingreso disponible, porque tampoco existe la alternativa de cambiar a una opción más barata. De ahí la necesaria rectificación.

El 2021 será un año histórico para nuestro país, para todos los ciudadanos que de pronto comenzaremos a vivir bajo otras “reglas de juego”. Tendremos que aprender.

También será así para el gobierno central y los gobiernos locales, que tendrán nuevas responsabilidades; para las empresas estatales, que deberán decidir por ellas mismas lo que antes otros decidían y para todo el sector no estatal, que deberá adecuarse a trabajar con menos holgura en tanto el arbitraje (esto es, la apropiación de ganancias derivadas del diferencial de cambio) prácticamente desaparece. Será un año difícil y una parte de ese aprendizaje probablemente no esté exento de dolor.

Habrá otros aprendizajes. El 3 de enero se publicaron los precios “máximos” de un total de 44 productos que generalmente se ofertaban en los mercados agropecuarios. Serán precios tanto para los gestionados por el Estado como para aquellos que no lo son.

Resulta muy saludable que se equiparen los precios en ambos mercados; eso evita otro tipo de “arbitraje”. Sin embargo, su efecto sobre la oferta de productos puede que no sea el esperado. Por lo general, el ajuste de los excesos de demanda o de oferta en el corto plazo se produce vía precios y no por incremento o disminución de las cantidades. Entonces, puede ocurrir que el efecto de topar precios no conduzca a estabilizar el mercado, sino, por el contrario, al crecimiento de un mercado informal que ya ha venido desarrollándose de un tiempo acá y que agujerea el bolsillo del cubano promedio. Topar precios ha sido un recurso utilizado desde mediados del año 2019 y los resultados no han sido los mejores.

Precios: el incontenible camino hacia la cima  

Aspirar a mantener una oferta estable de boniato a tres pesos la libra cuando ese producto se ha convertido en un bien entre escaso y desaparecido es una tarea difícil, ¡vaya si lo es!. ¿A qué precio debe venderse el boniato a salida de surco para que llegue a la tarima a tres pesos/lb y le permita al vendedor obtener una utilidad razonable en estos tiempos en que el costo del kw/h se ha multiplicado por varias veces? ¿Será ese precio de salida de surco suficiente para cubrir las expectativas del productor, ahora que el valor real de un CUP ha disminuido inobjetablemente y que obtener un 20 % de rentabilidad sobre la inversión para producir ese boniato le puede representar quizás la mitad de los beneficios reales que obtenía antes del día cero?

Es importante controlar el incremento desmedido de los precios, pero toparlos es un remedio temporal y mientras menos dure, mejor. Hay que entender que quien vende en los mercados agropecuarios es objeto del mismo incremento de precios que el resto de la población. Digamos que también gusta de esa ensalada de helados que ahora se sirve en Coppelia a un precio mucho más elevado…

Eso mismo ocurre con los precios de otros productos y servicios. Estos no dependen solo de los insumos que van a los costos de un producto, sino también de otros factores, entre los que están las expectativas de ingresos de quien vende. Estas, de alguna manera, están determinadas por el resto de los precios de los bienes y servicios que deben consumir el productor y su familia.

El 2021 será un año de aprendizajes, pero también se verificará paulatinamente un cambio en todos los ámbitos de nuestra vida. Resulta difícil predecir y cuantificar ese cambio, pero es la única manera de salir adelante.

 

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