Plaga de caracol gigante africano en Cuba

El pasado 26 de junio, las autoridades sanitarias de la Isla recibieron un reporte de la presencia en territorio nacional del caracol gigante africano (Lissachatina fulica Bowdich 1822 (Mollusca: Gastropoda: Achatinidae)) por parte de un agricultor habanero quien, alarmado, divisara a extraños ejemplares de moluscos entre sus plantaciones.

Pocos días después, la Sociedad Cubana de Medicina Veterinaria para Casos de Desastres (SCMVCD), luego de activar un puesto de mando de carácter urgente para la investigación y evaluación de las posibles implicaciones de la nueva especie para nuestro ecosistema, emitió un aviso a las direcciones provinciales de Sanidad Vegetal de todo el país, calificando a la plaga “de interés cuarentenario”, afirmando que se encuentra en la lista de las 100 Especies Exóticas Invasoras más dañinas a nivel mundial.

Estos moluscos, cuyos adultos pueden medir hasta 20 cm de longitud y 10 cm de ancho, poseen una dieta polífaga de más de dos centenas de especies vegetales, entre las que se encuentran los cítricos, el plátano, el arroz, algunas hortalizas y plantas ornamentales.

El aviso hacía un llamado de atención sobre su gran resistencia a variables ambientales, así como su alto potencial reproductivo, que amenaza también a las demás especies de caracoles nativos al competir por el mismo hábitat. Hasta el momento, se piensa que el caracol fue introducido en Cuba hace aproximadamente un año con fines religiosos y entre las zonas más afectadas se encuentra el municipio de Arroyo Naranjo, en la capital.

Según aclaraciones del MSc. Antonio Alejandro Vázquez Perera, jefe del Laboratorio de Malacología del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), publicadas en el blog cubano La chiringa de Cuba, “esta especie es considerada como uno de los principales vectores de Angiostrongylus cantonensis en el mundo. A. cantonensis es un nematodo parásito en su estado adulto de roedores pero que utiliza a los moluscos como hospederos intermediarios. El humano se infecta de forma accidental al ponerse en contacto con larvas de tercer estadio provenientes de los moluscos, aunque no cierra el ciclo de vida del parásito. En los humanos puede causar meningoencefalitis que pudiera ser fatal si no se atiende”.

Sobre los cuidados que se deben tener, el especialista aseguró que son los mismos que con cualquier otra especie de molusco: “evitar tocarla o jugar con ella, y en todo caso, lávese las manos con jabón después y no pasa nada. Lo mismo sucede con las frutas (lavarlas antes de comerlas) puesto que esta especie es generalista de hábitat y puede caminar por cualquier parte, incluso dentro de las viviendas”.

Además de estas precauciones, el Centro Nacional de Sanidad Vegetal indicó mantener activado el sistema de vigilancia e inspección en puntos de entrada, reforzando las acciones en las aeronaves, embarcaciones, cargas y pasajeros provenientes de países donde exista la plaga, y la realización de una encuesta de detección, con prioridad en los asentamientos poblacionales (jardines, patios), áreas de agricultura urbana, viveros, etc., para monitorear la presencia de la especie.

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