Empresas de Rusia podrían construir una refinería de petróleo en Cuba en otro paso de profundización de las relaciones entre La Habana y Moscú en un momento de grandes tensiones geopolíticas. Muchos lo describen como una vuelta a la Guerra Fría.
La noticia fue dada a conocer a la agencia de prensa TASS por el vicepresidente de la Duma Estatal, Alexander Babakov, quien forma parte de una amplia delegación encabezada por el presidente de ese órgano legislativo, Viacheslav Volodin, recibido este domingo por el presidente Miguel Díaz-Canel.
“Cuba tiene petróleo crudo: es lógico no importar productos petrolíferos, sino producirlos aquí”, dijo Babakov. “Las mayores empresas rusas podrían participar aquí”, añadió.
El proyecto de inversión podría ampliarse al área de la producción de fertilizantes, un rubro sumamente escaso en la isla ante la falta de divisas para su adquisición en los mercados internacionales.
Según Babakov, el tema se encuentra en la etapa de negociación. Un aspecto importante es que Cuba tiene reservas de petróleo crudo.
“Esto hace aconsejable no importar productos petrolíferos terminados, sino organizar su producción directamente en el sitio, lo que aumentará la eficiencia económica del proyecto”, aseguró.
A fines de marzo fue crucial la llegada de un barco ruso con 650 mil barriles de petróleo para aliviar un pico crítico en la generación de electricidad, que mantuvo a la isla con apagones extendidos durante más de 18 horas diarias y varias protestas callejeras en ciudades y pueblos del interior.
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Refinerías
Cuba dispone cuatro refinerías con un alto grado de obsolescencia. Tres de ellas, la Ñico López, de La Habana, la Sergio Soto, de Sancti Spíritus, y la Hermanos Díaz, de Santiago de Cuba, fueron construidas antes de la revolución contra Fulgencio Batista y nacionalizadas en 1960.
La cuarta refinería, la Camilo Cienfuegos, fue construida con tecnología soviética y quedó paralizada en los años 90 como consecuencia de la crisis desatada por el colapso de la URSS.
En 2007 la empresa fue rescatada por el gobierno venezolano a un costo superior a los 135 millones de dólares.
Un año después, la Cámara Petrolera de Venezuela avisó que construiría una nueva refinería con capacidad de 150 mil barriles diarios, mediante una inversión por encima de los 4300 millones de dólares.
Su puesta en marcha estaba prevista para 2015, pero la desinversión y la corrupción en la industria petrolera venezolana, a lo que se sumaron luego las sanciones estadounidenses, decapitaron esos planes y estuvieron a punto de arruinar a la principal baza económica de Venezuela.
En febrero pasado, el gerente general de la refinería de Cienfuegos, Irenaldo Pérez, afirmó que se necesita “una inversión cercana a los 500 millones de dólares para mejorar la recuperación de los residuales del proceso y aumentar la eficiencia” de la planta.
En declaraciones a la agencia china Xinhua, Pérez, un ingeniero químico de 39 años de edad, explicó que el capital extranjero permitiría adquirir nueva tecnología para pasar de un proceso de refinación simple a otro más complejo que permita aprovechar de mejor manera el petróleo.
En la refinería, que utiliza tecnología soviética de la década de los años 80 del siglo pasado, se obtiene una gama de combustibles que incluye gas licuado, diésel, gasolina y fueloil, entre otros.