¿Son productivos los suelos en Cuba?

Campos de Cuba /Fotos: Roby Gallego

Campos de Cuba /Fotos: Roby Gallego

En Cuba, donde conseguir la vianda nuestra de cada día es una maniobra acrobática y de alto riesgo fianciero, es difícil concebir el dato de que solo la mitad de las tierras cultivables estén siendo explotadas.

El territorio cubano posee 11 millones de hectáreas. Salvando las ciudades y las zonas boscosas, quedan 6 millones de hectáreas para ser consideradas agrícolas y hoy se utiliza la mitad de esos terrenos: menos de un tercio del total de la superficie del archipiélago. La mayoría de los motivos derivan de circunstancias ambientales que afectan gravemente al planeta, no solo a Cuba, pero también de la acción del hombre.

Un 40{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} de los suelos agrícolas cubanos han sufrido erosión, es decir, una degradación muchas veces provocada por la naturaleza, pero más por la acción humana. Ese es un problema que preocupa a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), como trascendió en las palabras de José Graziano da Silva, en la 68 Asamblea General de Naciones Unidas: “La presión humana sobre los suelos está alcanzando niveles críticos, por lo que un tercio de estos recursos a nivel mundial se está degradando”.

Por otra parte, un suelo bajo en nutrientes tiene menos posibilidades de proveer a las plantas de hierro, zinc, cobre y otras valiosas sustancias. Además, la materia orgánica otorga a los cultivos de una mayor estabilidad y de mejor adaptabilidad que la de los suelos demasiado mineralizados. Más de un 70{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} de la porción agrícola de Cuba posee un contenido bajo de materia orgánica.

Suelo Ferralitico Rojo (Nitisol), erosionado por mal manejo del riego, en condiciones de premontaña. Banao; Sancti Spíritus. Cuba. Cultivo de la cebolla (Allium cepa L) /Foto: Manuel Rodríguez y Dilier Olivera Viciedo (Tomado de madrimasd.org)
Suelo Ferralitico Rojo (Nitisol), erosionado por mal manejo del riego, en condiciones de premontaña. Banao; Sancti Spíritus. Cuba. Cultivo de la cebolla (Allium cepa L) /Foto: Manuel Rodríguez y Dilier Olivera Viciedo (Tomado de madrimasd.org)

Al ser Cuba una isla, un 10{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} de los suelos cubanos posee algún grado de salinización. ¿Qué significa que los suelos estén salinizados? La sal es enemiga de la fertilidad de la tierra. Muy pocas plantas crecen en suelos afectados de esta manera. La situación se agrava alarmantemente como consecuencia del cambio climático, pues al subir el nivel del agua y aumentar la penetración del mar, se expone una porción mayor de territorio a esta problemática.

“La estrategia nacional que realizó la Agencia de Medio Ambiente en el año 1997 consideró la degradación de los suelos como el principal problema medioambiental que tiene Cuba. De esta forma, se considera que el 75 por ciento de los terrenos del país se encuentran afectados por al menos algún factor limitante de su productividad”, explica el Dr. Olegario Muñiz, Presidente de la Sociedad Cubana de Ciencias del Suelo e investigador del Instituto de Suelos, centro de investigación perteneciente al Ministerio de Agricultura (MINAG).

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Productividad de los suelos en Cuba (miles de ha.) | Create infographics

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Entre las causas que mayormente han incidido en la degradación de los suelos cubanos se encuentran la aplicación de técnicas de laboreo poco amigables con este recurso, como puede ser el uso excesivo del arado. La nueva tecnología llamada agricultura de conservación, empleada en muchos países para la protección de las tierras, tiene como base una preparación única del terreno –sin arados sucesivos- y la rotación de cultivos para fomentar la materia orgánica existente en ellos.

Asimismo, el cambio climático afecta de diferentes maneras a los suelos: la subida del nivel del mar produce una mayor salinización de estos, al estar expuestos cada vez más a las aguas que avanzan; el incremento de temperaturas provoca que muchos cultivos no se produzcan, situación que obliga a buscar variedades particularmente resistentes a situaciones de estrés.

También consecuencia de las altas temperaturas, el aumento del PH del suelo los hace más propensos a plagas y a enfermedades. Uno de los ejemplos más representativos de este fenómeno en Cuba se encuentra en el cultivo de la papa, que se ha vuelto mucho más susceptible a enfermedades. Sin embargo, el Dr. Muñiz asegura que ese es solo uno de los muchos factores que han incidido en la tan sufrida “crisis” del tubérculo, ausente durante un tiempo de las mesas y mercados cubanos.

Pudiera decirse que los riesgos que potencian el cambio climático y la productividad de la tierra se retroalimentan. Según el Dr. Muñiz, para evitar la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera el cuidado de los suelos resulta tan o más beneficioso que la protección de los bosques. Esto se debe a que una superficie degradada posee un grado alto de mineralización en sus componentes químicos, que lo hace emitir más CO2 que si tuviera un alto grado de materia orgánica.

¿Diversidad de suelos?

Foto: Roby Gallego
Foto: Roby Gallego

¿Cómo afecta a la población cubana una problemática que, si bien es internacional, toca tan de cerca al medioambiente de la isla? La agricultura, por supuesto, resulta el sector económico más afectado por la degradación intensa de los suelos. Sector particularmente sensible si se tiene en cuenta que de él depende la alimentación de la población.

Para entender este fenómeno, resulta imprescindible tener en cuenta que en la Isla existe una gran variedad de tipos de suelos. Según la última versión de la Clasificación Genética de los Suelos de Cuba de 1999 –no vigente de forma oficial, sin embargo empleada para investigaciones-, es posible identificar 14 agrupaciones.

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Clasificación de los suelos cubanos (en miles de ha.) | Create infographics

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Provincias como La Habana, Artemisa, Mayabeque y Matanzas poseen uno de los mejores tipos de suelo para cultivar granos, hortalizas, cítricos y frutos: el ferralítico rojo. Esto no significa, sin embargo, que sea esta la clase más abundante: solo representa del 10 al 15 por ciento de total nacional. Los problemas antes enunciados de salinización, aumento del PH y decrecimiento del porcentaje de materia orgánica azotan fuertemente el valor agrícola de este suelo que produce alimento para casi un tercio de la población cubana, de acuerdo con el Dr. Olegario Muñiz.

Por el contrario, el oriente del país no solo carece de un tipo de suelo tan ventajoso como el ferralítico, sino que además afronta problemas más serios de desertificación, sequía y salinización. Sin embargo, para el especialista, todo tipo de suelo sirve para algo en la agricultura, por lo que a los productores de esa región debiera otorgársele más atención y recursos, de modo que puedan producir, incluso en unas tierras con menos posibilidades naturales que las del resto del país.

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Porcentaje de suelos productivos con respecto al terreno de la provincia | Create infographics

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De acuerdo con Dr. Olegario Muñiz, una gran parte de estas problemáticas relacionadas a la calidad, productividad y fertilidad de los suelos son consecuencia directa de errores humanos en el manejo de este recurso en la agricultura. El riego de los cultivos no siempre se realiza de la forma adecuada: por ejemplo, en La Habana el agua posee un alto contenido de calcio, magnesio y otras sustancias que las convierten en aguas “duras”, poco favorables para la conservación de los suelos.

Por otra parte, el laboreo intensivo ha influido en que cultivos como el de arroz, cereal indispensable en los platos cubanos, se siembren sobre un suelo muy bajo en nutrientes, cada vez menos adecuado para cultivar. “Suelos que antes tenían cinco por ciento de materia orgánica, hoy raramente pasan del dos por ciento”, asegura Muñiz, quien ha trabajado especialmente este cultivo.

Foto: Roby Gallego
Foto: Roby Gallego

El empleo de fertilizantes minerales también tiene especificidades no siempre cumplidas a cabalidad. Cada vez cobra mayor importancia respetar las cantidades y frecuencias en el uso de esos químicos, siempre considerando las características del suelo y del cultivo.

En estas circunstancias, la ciencia no sirve de nada si no llega a la base, al productor. El Instituto de Suelos asegura que su estructura brinda la asesoría necesaria a campesinos y usufructuarios que trabajan la tierra en todo el país. El mecanismo es el siguiente: en cada provincia existe un Departamento Provincial de Suelos (adscrito al MINAG), y la mayoría de los municipios cuentan con un especialista encargado de aconsejar al agricultor sobre qué cultivo podría funcionar mejor en determinado territorio, qué fertilizantes emplear, cómo emplear el abono orgánico, etc.

Julio Estrada, director de Cooperativa de Crédito y Servicio Fortalecida Ventura Guerra en la población de Arroyo Blanco, del municipio espirituano Jatibonico, asegura que realmente existe esa relación entre la delegación provincial, el departamento de Suelos municipal y el productor. “Se hacen estudios de factibilidad para diferentes cultivos, la Estación de Suelos dona incluso recursos para concretar barreras vivas y barreras muertas, como técnicas para proteger el terreno”.

Este productor y gestor de cooperativas cuenta cómo en las Asambleas que dirige se les orienta a los productores los consejos para lograr una agricultura sostenible, concepto que dice dominar a la perfección. Pero, la verdadera diferencia solo la pueden marcar los propios campesinos, los que están acostumbrados a arar la tierra y sacar de ella sus frutos.

La sabiduría natural de los guajiros vale tanto como mil descubrimientos científicos. Por lo tanto, no es de extrañar que la experiencia del campesino pueda tener conflictos con la experiencia de los científicos, sobre todo a la hora de que el agricultor rompa determinadas tradiciones que le han funcionado a sus padres y abuelos.

Las palabras de la productora Ana Luisa Valle, desde la misma región espirituana antes mencionada, indican que esa política está acorde con el modus operandi de las instancias municipales de atención al suelo. “Se realizan intercambios en la finca del campesino, sobre el cultivo que se prepara, donde la gente de suelos aprende del productor y el productor también aprende de los especialistas de suelos”.

Ante la pregunta de si realmente, luego en su terreno, el campesino aplica los conocimientos adquiridos, Ana Luisa responde: “Sí se aplica, sobre todo en esta época donde escasean determinados productos químicos, fertilizantes, y se le da más importancia a todo lo que contribuya a la conservación de la tierra”.

En materia de cultivos, algunos tienden a aplicar con mayor fuerza técnicas de conservación de suelos, de acuerdo con lo explicado por Estrada y por Valle. Por ejemplo, en esa zona preocupa mucho el cultivo el tabaco, por su complejidad, por lo que se piden con mucha más frecuencia la realización de estudios sobre el suelo. Además, en el maíz suelen implementarse técnicas recomendadas como las barreras vivas, que lo protegen contra insectos.

Compartir experiencias

presentan-mapaDe no concretar nuevos enfoques en la protección de los suelos, la superficie mundial de tierra cultivable y productiva por persona equivaldrá en 2050 a solo una cuarta parte del nivel de 1960, de acuerdo con informes de la FAO. La propuesta del Año Internacional de los Suelos se concretó el pasado 5 de diciembre, reconocido también como el primer Día Mundial del Suelo.

Según el Director de la FAO, a este recurso no se le presta la suficiente atención a pesar de su invaluable importancia en la producción de alimentos. Esto resulta incomprensible en un momento donde “805 millones de personas padecen actualmente hambre y malnutrición, por lo que el crecimiento demográfico requerirá aumentar la producción alimentaria en 60 por ciento”.

En Cuba, la representación de dicha ONG y el Gobierno organizan el Congreso Suelos 2015, a celebrarse entre el 2 y el 5 de junio próximos en el Palacio de Convenciones de La Habana. Este evento internacional abordará temáticas generales sobre las características del recurso, su estado actual de contaminación y las tecnologías idóneas para su tratamiento. De forma previa, se realizará el Taller de la Alianza Regional por el Suelo para Centro América, México y el Caribe, con el objetivo de revisar un Plan de Implementación de Acciones a realizar entre los años 2015 y 2019. Los resultados de este Taller serán analizados como parte de las actividades del Congreso.

Cuba, a través de su representante Dr. Olegario Muñiz, preside esta alianza regional para la conservación del recurso, entidad que organiza los eventos antes anunciados para el Año de los Suelos. En la persona de este investigador y en sus colaboradores recae mostrar el trabajo científico realizado en Cuba en este sentido.

Esta esfera de investigaciones, como tantas otras ciencias en el país, se ha visto profundamente afectada por la inestabilidad de capital humano y la desvinculación científica de profesionales jóvenes, sea para migrar al exterior o para dedicarse a una actividad más rentable en la realidad cubana.

De acuerdo con la MSc. Mirelys Rodríguez Alfaro, el problema más grave no solo radica en la captación de jóvenes para las investigaciones científicas, sino su retención. “Tenemos excelentes investigadores, alrededor de los 50 años, y luego de eso no hay nadie hasta mi generación, sobre los 30 años, incluso en la veintena. Pero no es que haya muchos de estos últimos tampoco”.

No obstante, según la especialista las condiciones de trabajo han mejorado sustancialmente a partir de convenios y colaboraciones con organismos internacionales, que a su vez han significado donaciones. Ahora mismo, el Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura apoya un proyecto en Cuba para el manejo sostenible de las tierras y ha donado valiosos medios como computadoras, equipos de laboratorio, reactivos, etc. El OP15 (nombre que se le da al proyecto) pretende implementar en todo el país los principios del manejo sostenible de tierras, utilizando como plataformas a los Polígonos de suelo, que no son más que áreas demostrativas para el mejoramiento y la conservación de los recursos naturales, el suelo, el agua y los bosques. “Esperemos tener más colaboraciones como esta”, comenta Rodríguez cuando se refiere al impacto del OP15 en Cuba.

Foto: Roby Gallego
Foto: Roby Gallego

Actualmente el Estado afronta la reparación de toda la infraestructura de laboratorios del país, debido a que existe una problemática de carácter científico. De acuerdo con la Dr. Oneyda Hernández Lara, en este momento los laboratorios asociados al Instituto de Suelos no se encuentran certificados, pues no cumplen las medidas establecidas internacionalmente para que los datos obtenidos en sus experimentaciones sean validados con el rigor de las publicaciones y universidades extranjeras.

Es cierto que, como señalara el Dr. Olegario Muñiz, el rendimiento agrícola constituye un proceso de carácter multifactorial, porque en él intervienen un conjunto de elementos más allá del estado de los suelos: la semilla, la siembra, el laboreo, la fertilización, etc. Pero resulta innegable que un recurso como la tierra no hay que menospreciarlo, ni descuidar temas tan graves como la degradación o la sequía.

Según lo argumentado por los especialistas del Instituto de Suelos, la ciencia de Cuba se encuentra a la altura de una iniciativa mundial como el “Año de los Suelos”. Ahora, lo que está por verse es si en los próximos años, esa ciencia se convierte en real desarrollo, en la medida de que la mayoría de los productores cubanos adopten la agricultura sostenible como la mejor forma de incrementar las cosechas y proteger los recursos naturales disponibles. Tanto en el campo como en la ciudad, donde la agricultura urbana ya vislumbra una posibilidad de involucrar mayor cantidad de personas y recursos en la preocupación de ver a la tierra producir. Pero ese ya es tema para otro reportaje.

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