La Habana está en overbooking hotelero

Foto: Roberto Ruiz

En pleno declive de la temporada alta conseguir alojamiento en los hoteles de La Habana se ha vuelto muy difícil. El elevado número de visitantes en los últimos cuatro meses ha puesto en tensión la capacidad de alojamiento en hoteles de la capital del país. Es solo un adelanto de lo que podría ocurrir si se aproxima una avalancha de turistas norteamericanos cuando se eliminen las restricciones de viaje.

Oncuba pudo confirmar en una decena de instalaciones emblemáticas que quedan muy pocas habitaciones libres. “Apúrese y reserve que toda La Habana Vieja está en overbooking (sobrevendida)”, comentó la vendedora de un pequeño hostal de la compañía Habaguanex, con 11 dormitorios, en la calle San Ignacio.

A tope están también los hoteles Ambos Mundos, Terral, Habana Libre, Riviera, Telégrafo, Palco, Meliá Cohiba y Meliá Habana. “Tenemos muy poca disponibilidad”, lamentan algunos de los vendedores y turoperadores.

Entran y salen delegaciones empresariales de todas las latitudes y turistas que se adelantan a conocer o a explorar oportunidades de negocios, “antes de que todo cambie”.

Los datos más recientes confirman que entre enero y febrero un 24 por ciento más de norteamericanos visitaron Cuba en esa misma etapa de 2014 (unos 21 mil). El ritmo no parece haber disminuido en las semanas posteriores.

Pero no solo La Habana está repleta. El Hotel Jagua, emblemática instalación de la central provincia de Cienfuegos, está en “overbooking” hasta mayo.

El crecimiento de visitantes provenientes de Estados Unidos salta a simple vista en esa pequeña ciudad de 130 mil habitantes. Antes se recibían allí entre dos y tres grupos a la semana que daban paseos rápidos por el Parque Martí, el malecón y Punta Gorda. Hoy, eso mismo ocurre diariamente.

La llegada de ciudadanos norteamericanos que aprovechan las licencias de viaje aprobadas por el gobierno de Obama, podría estar beneficiando también a la vasta red de casas particulares que ofrecen alojamiento, compuesta tan solo en La Habana por más de diez mil habitaciones.

Aunque todavía no existe manera de afirmarlo categóricamente, pues a pesar de que el portal AirBnB encontró una creativa manera de conectar a potenciales clientes norteamericanos con más de mil casas en Cuba, la mayor parte de los viajeros de Estados Unidos viene en grupo y sus organizadores prefieren los hoteles más grandes por ventajas operativas.

“El único americano que hemos recibido en 17 años vino por su cuenta a través de México”, comenta Sixto Pérez, propietario del hostal Sixto y María, en la calle F, del Vedado habanero.

“Ese turismo no está tocando nuestras puertas”, agrega su esposa, María del Carmen Mesa, quien certifica un comportamiento atípico de la afluencia en el primer cuatrimestre del año. “Tradicionalmente después de Semana Santa comienza a bajar, pero no ha bajado todavía”, asegura.

Esta demanda inusitada conecta con una temporada alta en plena conclusión (de noviembre a principios de abril) con valores récord en el número de visitantes y la cifra del primer millón de viajeros de 2015 alcanzada once días antes que en 2014. Ya el año precedente se había superado (tras varios intentos) el tope de 3 millones de turistas anuales.

La apertura del mercado norteamericano podría ser determinante para la economía cubana. Varios análisis concuerdan en que una vez que se levanten las restricciones podrían llegar hasta un máximo de millón y medio de visitantes desde Estados Unidos.

Las investigaciones también proponen la tesis de una primera y segunda oleada: primero avalancha por curiosidad y luego estabilización en cifras inferiores, cuando una parte de los viajeros queden insatisfechos por la calidad del producto turístico cubano. Ese escenario aún no ha llegado, pero este mes de abril se muestra cargado de síntomas.

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