Overbooking en Cienfuegos y una ciudad que no está lista

Foto: Yandy Santana

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Compró una guía de viajes y se dejó seducir por la tentación de conocer la Isla prohibida. Luego de su jubilación, nada mejor que viajar al Caribe y andar las calles de la Cuba tan polémica y folclórica que hasta entonces solía escuchar. Sara Erika Smith, allá en su natal Minneapolis, empacó lo necesario para una semana, no sin antes decidir qué destino visitar.

“Busqué en internet los mejores y aparecieron La Habana, Trinidad, Varadero, pero escogí Cienfuegos por las recomendaciones de un amigo como una ciudad muy atractiva y la presencia de sol, playa, naturaleza y cultura”.

“No lo disfruté mucho -confiesa- Sentí la amabilidad del servicio en algunos lugares, pero sí creo que las condiciones en los hoteles, los clubes nocturnos y restaurantes son muy precarias y elementales para el costo que tienen”.

Según medios digitales, cerca de 200 mil vacacionistas extranjeros recibió la también nombrada Perla del Sur durante el 2015. Casi en marzo la ciudad aún no deja de tener un elevado por ciento de  ocupación de sus hoteles y hostales, como nunca antes había experimentado en su historia de plaza turística. Las cifras, la situación, podrían invitar al triunfalismo en una región que todavía tiene mucho potencial contenido, según sus habitantes. Pero la evolución diaria del turismo en esta localidad aporta señales que requieren atención.

Geisy Antón González, trabajadora del Complejo Hotelero Rancho Luna-Faro de Luna, cree que a pesar de la expansión, el turismo norteamericano puede ser una visión fugaz.

“Una apertura de este mercado significaría una alza del número de visitantes y luego una caída del destino, porque realmente la infraestructura del país no está en condiciones óptimas para su explotación ni para cubrir las expectativas de este tipo de clientes”, comenta.

Foto: Yandy Santana
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En Cienfuegos existen 11 hoteles, casi todos construidos en la segunda mitad del siglo XX. La avalancha de estos meses ha puesto en crisis a una infraestructura estatal que solo crecerá a inicios de 2017, cuando se espera termine la reconstrucción del Hotel San Carlos, una edificación de estilo neoclásico con claras influencias norteamericanas.

“Una de las insatisfacciones más frecuentes de esta temporada ha sido que las personas desde sus países hacen reservas para determinados hoteles de estándar superior, como el Hotel Unión y el Jagua, y al llegar aquí, estaban completamente llenos y los envían a instalaciones con un nivel de calidad muy inferior. Ahí nos toca a nosotros resarcir ese mal con una cena de compensación”, argumenta uno de los propietarios de restaurantes privados que tienen convenios con los turoperadores estatales para recibir a los grupos de visitantes.

“La mayoría de los trabajadores del sector que están de cara al cliente han permanecido por años en el mismo lugar, no hay renovación constante de la fuerza laboral y en muchas instalaciones la plantilla es insuficiente”, insiste Geysi Antón, para quien atentan además contra la calidad del servicio en la urbe la falta de insumos y la inestabilidad en el suministro de productos.

En diciembre de 2015, el diario norteamericano The Boston Globe, recomendó a Cienfuegos como uno de los sitios más sugerentes a visitar este año. Entre sus razones destacó el paseo por una creativa plaza y la ciudad como un rico lugar de escape; aunque para un dependiente gastronómico como Lázaro Damián, el porqué de la selección sigue siendo una incógnita.

“Los turistas frecuentan mucho los bares como el Café Terry, El Palatino y algunos particulares, pero espectáculos nocturnos diseñados para ellos no hay ninguno. Por eso los ves, a los más atrevidos, en los mismos cabarets que vamos nosotros, a expensas de broncas, robos y maltratos de la gente”, asegura.

Foto: Yandy Santana
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La belleza de una bahía de bolsa celebrada por sus aguas tranquilas, es escasamente explotada por los paquetes turísticos dirigidos por el Ministerio de Turismo en la región.

La Marina Marlin local, por ejemplo, dispone de dos embarcaciones para el paseo por la bahía, con una capacidad máxima de 100 personas. Se realizan dos modalidades de recorrido, con un máximo de tiempo de dos horas para el disfrute de puesta de sol y visita a la Fortaleza Militar Castillo de Jagua.

Sin embargo, “(…) hace 16 años que mi barco no recibe reparación integral alguna, tampoco se les permite a los cubanos el paseo por la bahía, ni siquiera con residencia en otro país”, comenta Francisco Suárez, patrón de una de esas embarcaciones.

“La excursión pudiera ser más atractiva si se insertara un conjunto de música tradicional cubana, al menos para amenizar el viaje”, valora y deja entrever lo elemental del producto que se le ofrece al turista. Prácticamente un paseo en bote, y ya.

“También pudiera explotarse nuevamente la opción de cena a bordo, que en el pasado era muy solicitada, y hoy no se hace salvo en los barcos privados”, continúa Suárez. “Pero esa es una decisión que no compete a los trabajadores”, aclara.

Muy cerca de la urbe están localizados el Jardín Botánico, el sendero Natural El Nicho y la Laguna Guanaroca. Sin embargo, los burós de venta locales solo comercializan estos recorridos un día a la semana.

“No soy de la clase rica en mi país, mi esposa y yo ahorramos buena parte del año para visitar Cuba en las vacaciones y traer a los hijos”, dice James Baker, un canadiense que busca refugio en el calor cubano, ante el frío invernal de esta época en su país. A pesar de estar interesado en irse de excursión, se lo pensó dos veces porque, asegura, “cuando a la excursión le añades los precios de los opcionales de almuerzo, transporte, servicio de guía, es muy cara para nuestro bolsillo”.

Foto: Yandy Santana
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La ensenada de La Punta es, además de Monumento Nacional, casi ya todo un territorio de hostales. Allí tiene el suyo Eduardo Raya Piña, quien cree que el boom del turismo en Cienfuegos es consecuencia directa del interés que despierta la Isla en el exterior, luego del inicio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre la Mayor de las Antillas y Estados Unidos.

“Yo noto que el norteamericano de estados como California, Los Ángeles, Texas, por ejemplo, están muy interesados en conocer la realidad cubana y se nos hace un poco difícil mostrársela”.

“Es el sentir de arrendadores, como nosotros, que todavía le falta mucho a la ciudad por poseer una programación que satisfaga las necesidades de los clientes. Hay días, como los lunes, que están bastante pobres las opciones culturales y se nos hace muy complicado recomendar algo al huésped que asumimos en casa.No deberíamos esperar que llegue el crucero para hacer las actividades, ni que sea inminente la temporada alta, hay que tener siempre las condiciones creadas”.

Al menos la red local de restaurantes privados contribuye a mejorar la imagen en los viajeros. “Nosotros recibimos un promedio de diez a 12 grupos semanales y todos se van muy satisfechos”, asegura Juan Carlos Figueredo, médico y propietario de un restaurante ubicado muy cerca del icónico Malecón cienfueguero.

“En nuestra oferta le damos preferencia a los platos grillé, principalmente los pescados y mariscos. Platos que aunque nos identifican como ciudad marinera, es realmente difícil ofertárselos, porque, por ejemplo, el marisco donde más fácil lo consigo es en Villa Clara, a 70 kilómetros de aquí. Ellos allá tienen una red de pescaderías muy asequibles para las compras al por mayor, y eso en esta provincia no existe”, detalla.

“El sector estatal sabía que esto iba a pasar, que íbamos a tener una temporada alta superior a años anteriores, pero no hicieron nada”, sentencia.

Incluso uno de los valores más resaltados de la llamada Perla del Sur, su limpieza, ha perdido lucidez en esta temporada alta, señalan los residentes.

“Aquí se mantiene limpia esta cuadra porque es interés de los tres o cuatro que alquilamos, y pagamos transporte particular para que se lleven la basura. Nosotros botamos los escombros, los gajos caídos, no porque el gobierno, ni Comunales, ni el CDR se ocupen de eso, sino porque de la limpieza también depende nuestro negocio particular”, asegura Victoria Morales, una arrendataria de vivienda.

“Yo sí ando Cienfuegos completo en pedales y uno ve donde quiera la basura podrida de hace tres días, los portales sucios y sin pintar, no hay jardines bonitos como antes, ves a la gente pidiéndole al “yuma” y eso al extranjero no le gusta, porque lo dicen sentados aquí”, comenta desde su bicitaxi, Yadián Quintana.

Foto: Yandy Santana
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Lo que se siente detrás de tantas quejas es la frustración por las oportunidades que se pierden.

“Cienfuegos tiene recursos naturales que no explotamos como debiéramos y la conciencia de polo turístico, con las ventajas que trae, no está en muchos de los que intercambiamos diariamente con el turismo ni en las autoridades del sector”, apunta el marinero Pedro Luis Hernández.

“Hay que cambiar, y bastante, si queremos colarnos en la referencia turística a nivel mundial”, sentencia.

La historia de Cienfuegos puede ser también la vivencia de cualquiera de las otras urbes que recién se asoman a evaluar el turismo como una trampolín importante para su desarrollo.

Foto: Yandy Santana
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