Un año eliminando la doble moneda

Como todo el proceso de la reforma económica en Cuba, la eliminación de la dualidad monetaria transcurre sin prisa pero sin pausa. Aunque el peso convertible (CUC) dejará de circular más temprano que tarde, ya el proceso de unificación se siente en las calles: desde la novedosa posibilidad de comprar con pesos cubanos (CUP) en algunas de las llamadas tiendas recaudadoras de divisas, hasta la publicación de reglas de contabilidad para formar precios después el Día Cero.

Algunos centros comerciales de la provincia de Camagüey recaudan más “moneda nacional” que pesos convertibles por sus ventas. Una parte del plan de acción para una economía sin dualidad fue estudiado en conferencias por economistas y contadores (y hasta pregonado en la vía pública por vendedores callejeros).

Un año después de anunciarse el “cronograma de ejecución de las medidas que conducirán a la unificación monetaria y cambiaria”, parte de ese calendario ya es un hecho, aunque el resto siga siendo un secreto de Estado.

En enero de 2014, el Banco Central de Cuba (BCC) solo afirmaba generalidades como “el país avanza de forma sostenida” en la unificación, sin mayores detalles, mientras que diez meses después, el ministro presidente de esa institución, Ernesto Medina, informó de la puesta en marcha de una concertación de esfuerzos con la Administración Central del Estado para eliminar la dualidad.

Como han explicado los economistas, el problema no es la doble moneda, sino la doble tasa de cambio en la economía cubana: las empresas y entidades estatales compran 1 CUC con 1 CUP mientras que el ciudadano cubano tiene que pagar 25 CUP para adquirir esa cantidad. La desproporción es del 2500{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de}.

También existe un 1 CUC por 10 CUP, utilizado en la compraventa de productos agrícolas a las instalaciones turísticas y hoteleras, vigente desde 2011 y precedido por un “siete por uno” utilizado anteriormente.

El Ministerio de Finanzas y Precios declaró en exclusiva para OnCuba que el diez por uno no era una tasa de cambio, sino una compensación o subsidio aplicado a la cotización vigente para el Estado.

No es gratuito que el término oficial utilizado por el gobierno sea unificación monetaria y cambiaria, pues se fusionarán las dos tasas de cotización. “No existe un tipo de cambio de referencia para toda la economía, o sea, se precisa una tasa de cambio económica y científicamente fundamentada” explicó el economista cubano Francisco Pérez Rosado al semanario cubano Trabajadores.

La distorsión cambiaria puede remontarse al surgimiento mismo del peso cubano, cuya tasa de conversión inicial en 1914, al igual que en el presente, era de uno por un dólar.

Un cáncer en forma de dinero

En Cuba, “el problema macroeconómico más agudo es la dualidad monetaria, pues distorsiona la estructura de costos y los precios relativos, incidiendo nocivamente en la asignación de recursos en la economía” escribió Vilma Hidalgo, profesora de Economía y vicerrectora de la Universidad de La Habana.

Pérez Rosado predice que la unificación permitirá “favorecer a las empresas exportadoras cuyos ingresos se incrementarían, y además, quedaría eliminado el estímulo artificial a la importación que presupone hoy la existencia de una tasa de cambio de un CUP equivalente a un CUC”.

Vilma Hidalgo apunta que “la dualidad penaliza al sector exportador, y no permite registrar adecuadamente el costo de oportunidad de la divisa en el sector empresarial, reduciendo las oportunidades de encadenamientos nacionales. Asimismo, impide evaluar correctamente las finanzas públicas y los proyectos de inversión.”

Marino Murillo, vicepresidente a cargo de la actualización económica, informó que la unificación no cambiará el poder adquisitivo de los asalariados cubanos. “No habrá, tampoco, incrementos de precios por esa razón, no se va a afectar a las persona” declaró el ahora también ministro de Economía.

Autoridades económicas y estatales coinciden que el fin de la dualidad monetaria no cambiará al instante la vida de los cubanos. Como el resto de las reformas, abrirá las puertas para una transformación mayor en el futuro.

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