El cubano que llegó a soberano gran comendador de la masonería en España

Aunque no pudo hacerse masón en Cuba, Octavio Carrera González ha llegado a presidir el Supremo Consejo Masónico español. En su opinión, la masonería "es una escuela humanista de alguna manera, no tiene una filosofía propia, pero echa mano de la Filosofía".

El cubano Octavio Carrera (2-d), actualmente soberano gran comendador del Supremo Consejo Masónico de España, junto a otros miembros de una delegación de la entidad española a un encuentro masónico en Estambul, Turquía, en 2019. Foto: Supremo Consejo Masónico de España / Facebook.

El cubano Octavio Carrera (2-d), actualmente soberano gran comendador del Supremo Consejo Masónico de España, junto a otros miembros de una delegación de la entidad española a un encuentro masónico en Estambul, Turquía, en 2019. Foto: Supremo Consejo Masónico de España / Facebook.

El filósofo Octavio Carrera González quiso iniciarse en la masonería en Cuba, donde nació, pero no pudo ser, así que aprovechó un viaje de estudios al exterior para entrar en esta sociedad y, con el tiempo, ser elegido soberano gran comendador (presidente) del Supremo Consejo Masónico de España.

Viajó a Europa en 1996 para cursar un doctorado en Filosofía en la Universidad Jaime I en Castellón (España) y contactó dos años más tarde con una logia de la ciudad de Valencia (este), según cuenta a la agencia EFE en una entrevista.

Aunque Carrera, de 57 años, obtuvo la nacionalidad española, podría haber sido igualmente soberano gran comendador (elegido en noviembre pasado) porque este cargo no está vetado en España a los extranjeros. Basta con ser miembro activo.

“Yo había solicitado la iniciación en Cuba, pero me rechazaron. Estaba a punto de venirme a España a estudiar y consideraron que no era conveniente”, resume.

Luego tuvo “problemas” para regresar. Trabajaba en la Universidad de La Habana, le pidieron que volviera antes de terminar los estudios en España, pero no lo hizo, lo que fue considerado una “especie de incidencia” en su historial, y durante nueve años no pudo entrar en Cuba, según su testimonio.

Pero las cosas cambiaron y ahora puede viajar a su país “sin ningún problema”.

Cuba y la masonería

Sobre la masonería cubana, se muestra contundente cuando dice que él no puede hablar en su nombre porque uno los principios masónicos es respetar la independencia de esta organización en cada país.

Pero, al mismo tiempo, se muestra seguro de que los valores masónicos pueden contribuir a una apertura en la Isla.

Octavio Carrera González. Foto: Perfil personal de Facebook.
Octavio Carrera González. Foto: Perfil personal de Facebook.

“Estoy convencidísimo –no duda–. La masonería en Cuba puede aportar eso, una forma de entender la ciudadanía, un ciudadano activo, con criterios propios y con capacidad porque la masonería, en esencia, es democracia: todo se vota, todo se elige, los cargos no son vitalicios…”

En Cuba no está prohibida, pero “no puede tomar postura política”, matiza. En la masonería hay unos criterios tradicionales de no discutir en las logias de política ni religión, pero sus valores son “democráticos”: ser solidario, considerar al otro como igual, respeto al diferente.

“La masonería (en Cuba), me imagino que tendrá una postura crítica con la sociedad, porque es propio de ella”, comenta Carrera, pero “está obligada a respetar el orden constitucional del país donde está”.

Sentido de la masonería

La masonería estudia ética y asuntos relacionados con el desarrollo personal, la manera de entender la sociedad, la humanidad… “Es una escuela humanista de alguna manera, no tiene una filosofía propia, pero echa mano de la Filosofía”, explica el masón hispanocubano.

En la masonería hay unos principios básicos: libertad, igualdad y fraternidad, y otros, añade, como el humanismo, la solidaridad, el respeto y el reconocimiento del diferente en igualdad de derechos.

“Lo importante de la masonería hoy es que ayuda al ciudadano con valores, pues en el mundo hay un abandono de éstos”, dice.

Por eso, la masonería no es una asociación humanitaria que preste ayuda material, precisa. “Nosotros hacemos un trabajo de crecimiento personal, estudio filosófico, y no puede decirse ahora que la Filosofía no es importante porque no es una ONG”.

En la sociedad actual, opina, hay pocas instituciones que se centren en la educación en valores porque la Universidad, en cierta medida, ha renunciado a eso al hacerse más técnica y especializada.

Añade que “dos instituciones que tienen como proyecto una educación en valores son la Iglesia (de cualquier tipo) y la masonería. La diferencia es que la primera cree en unos valores que son revelados y nosotros creemos en unos que son construidos en el sentido kantiano (…), sobre la base de la discusión y el consenso”.

Masonería en Cuba: “Escuela de ciudadanos”

Masonería en España

En términos generales, la masonería tiene “dos cuerpos” en España. Uno es el “tradicionalista”, basado en la creencia de “Dios revelado” y que no admite mujeres, del que forman parte La Gran Logia de España y el Supremo Consejo del Grado 33.

Pero esos criterios son “algo superado, sin fundamento” en estos momentos, piensa Carrera, que pertenece a la rama masónica “progresista, que cree en el progreso de la humanidad”, en la existencia de valores universales válidos para todos: humanismo, respeto al diferente, solidaridad masónica y compromiso para ser una persona activa y justa cada día.

A ella pertenecen la Gran Logia Simbólica Española y el propio Supremo Consejo Masónico de España, presidido por Carrera.

“Somos una asociación que cree que los valores deben ser el resultado del dialogo, no unos valores impuestos, creemos en una ética filosófica”, insiste.

Y no basta con querer entrar en el Supremo Consejo, sino que deben cumplirse unos requisitos, pasar unas entrevistas y ascender grados (hasta 33) con méritos personales.

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