Las gradas llenas del Coliseo de la Ciudad Deportiva, en La Habana, recibieron este lunes a los jugadores del team Cuba en un ambiente de celebración, a pesar de la derrota sufrida ayer (14-2) frente al equipo de Estados Unidos, en el loanDepot Park de Miami.
El equipo fue recibido en medio de la algarabía de los miles de asistentes a la instalación, en su mayoría estudiantes de distintas universidades y otros centros educativos de la capital cubana.
Olas, banderas cubanas, celulares encendidos y vítores al llamado Team Asere, formaron parte de la puesta en escena desde las gradas.
La llegada del Cuba a las semifinales en este V Clásico Mundial de Béisbol se ha vivido por gran parte de la afición de la isla como una victoria, y así se percibió en el Coliseo habanero.
Las autoridades deportivas dispusieron de la Ciudad Deportiva para dar el recibimiento oficial a los jugadores cubanos, que arribaron a la isla sobre las 9:00 de la mañana y fueron recibidos en el propio aeropuerto por Miguel Díaz-Canel.
“Mucho respeto para ustedes, son héroes del deporte y marcan una época”, les dijo el mandatario, según reportó Jit.
Contra todo pronóstico
Uno a uno los peloteros fueron presentados ante el público, que los premió con sonora ovación, aunque varios de los integrantes del conjunto no viajaron a la isla por residir fuera del país y tener compromisos contractuales en la MLB y otras ligas.
Especialmente sentidos fueron los aplausos dados a Alfredo Despaigne, capitán del equipo y el último de los atletas en entrar al tabloncillo.
Tras él ingresó a la cancha el colectivo técnico, también presentado uno a uno y recibido también con aplausos. Figuras como el preparador de bateo Orestes Kindelán, el de pitcheo Pedro Luis Lazo, y el manager Armando Johnson, fueron de las más aplaudidas por la afición.
En el acto estuvieron presentes varias autoridades cubanas —entre ellas, el presidente del Inder, Osvaldo Vento, que dio la bienvenida oficial a los atletas— así como miembros del equipo Industriales que participará en la próxima Serie Nacional, y del conjunto de Habana del Este, subcampeón nacional de las Pequeñas Ligas.
Luego de las presentaciones, los peloteros subieron a la segunda sección de gradas, mientras se proyectaban algunas de las jugadas más valiosas del equipo en el torneo.
En nombre del conjunto, el capitán Despaigne agradeció a la afición cubana, al cuerpo técnico y a sus compañeros de selección, entre ellos a los miembros de franquicias de la MLB.
Contra todo pronóstico, esta conjunción de atletas de diferentes ligas, inédita en las selecciones cubanas de béisbol, logró un cuarto lugar en el Clásico Mundial.
El llamado Caballo de los Caballos evocó el llamado a capítulo entre los jugadores luego de las dos derrotas iniciales y la reacción con tres victorias seguidas que los clasificó a las semifinales.
Despaigne dijo sentirse orgulloso de ser parte del team Asere y anunció que para el próximo Clásico Mundial el equipo cubano irá por el desquite del revés de ayer y por avanzar más en el torneo.
El recibimiento en la Ciudad Deportiva finalizó con un baile al ritmo del tema “Team Asere” de Alexander Abreu y Habana D’Primera, junto a otros músicos de la isla.
En la parte artística participaron bailarines profesionales y alumnos de la escuela nacional de gimnasia.
Finalizado el acto, cientos de jóvenes compartieron con sus ídolos en las afueras del Coliseo, antes de que estos abandonaran la instalación en los mismos ómnibus en que salieron del aeropuerto y dieron un recorrido por calles de La Habana.
El recorrido
En una mañana lluviosa, los habaneros salieron a recibir al equipo cubano tras su llegada a la isla.
El recorrido, que partió del aeropuerto, incluyó la avenida de Rancho Boyeros y varias de las calles y avenidas principales del Vedado habanero hasta terminar en la Ciudad Deportiva.
Al paso de la caravana, las personas salieron de sus casas, centros de trabajo y escuelas y se reunieron en filas, algunas más concurridas que otras, para saludar a los atletas durante el recorrido por la ciudad hasta el coliseo del Cerro.
Mientras, los jugadores le devolvían el saludo desde las ventanillas de los ómnibus, a medida que estos avanzaban por la ciudad.
