Esperanza petrolera: mucho ruido y pocas nueces

Guanabo parece no dibujarse en el mapa de la Isla. El antiguo paraíso tropical solo renace durante el sofocador verano para calmar la sed de mar de los cubanos. El resto del año las Playas del Este se travisten en completo desierto. Guanabo está silenciado. Nunca es noticia.

Por estos días un suceso hizo resurgir del silencio a estas tierras. Algunos medios de prensa nacionales e internacionales sacaron a la luz el escape de petróleo ocurrido en uno de sus antiguos pozos. Tras la novedad, OnCuba llegó al lugar.

Los habitantes se aglomeraron en la zona, expectantes por lo ocurrido. Algunos, sin saber que la producción nacional de crudo satisface entre el 40 y el 50 por ciento del consumo nacional de petróleo y que el país tiene que importar anualmente más de seis millones de toneladas del crudo y derivados a un costo que, sujeto a la inestabilidad de los precios en el mercado mundial, tiende a crecer, vieron en el hecho la posibilidad de reconvertir el lugar en lo que fuera antaño: el antiguo y explotable yacimiento Guanabo-Brisas, poseedor de un petróleo de alta densidad, muy aprovechable, y con alto por ciento de asfaltos y resinas en su mayor parte.

La realidad de los guanabenses era otra, una simple quimera: En el año 1968 el pozo que es tema hoy fue cerrado por no resultar explotable, como la mayoría, si no todos, los de las Playas del Este. Este junio, la emanación del hidrocarburo fue un hecho. Especialistas de Cubapetróleo (CUPET) consideraron que la repentina salida del crudo a la superficie eran solo residuos del otrora productivo yacimiento. Las acciones que se realizan actualmente están encaminadas a sellar la boca del pozo, el cual no ofrece peligro alguno para los pobladores.

El lugar permanece sitiado. Bandas perimetrales y cartel de limitación cercan la intersección de las calles 500 y 5ta Avenida. Unos cuantos artefactos denotan las obras que se realizan. Los obreros desde sus posiciones callan ante la presencia de este periodista, originario del pueblo, además. Los vecinos, por el contrario, ofrecen detalles desde experiencias pasadas. Persiste la ilusión, el gozo de esta noticia que solo fue peligro ya controlado.

Esta vez la tierra del guano recibió la alarma momentánea. La esperanza del renacer petrolero estuvo en manos de un pozo sin vida útil. El poblado vuelve a su rutina diaria, y ya ni la posible explotación del hidrocarburo atrae la atención de sus habitantes. Quizá vuelva Guanabo este verano a ser noticia. Posiblemente se escriba de lo que queda de sus playas, remembranza de épocas doradas que hoy son olvido.

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