El fallecimiento del Dr. Eusebio Leal el pasado 31 de julio dejó huérfana a La Habana, la ciudad a la que consagró su vida y que este jueves, como cabal tributo a su obra, fue a darle su coral y a la vez íntimo adiós en el Capitolio Nacional.
Allí, en la monumental edificación que llegó a ver restaurada, en el simbólico Salón de los Pasos Perdidos, a los pies de la fulgurante estatua de la República, sus cenizas recibieron el postrer homenaje de los habaneros, de todos los cubanos. Ofrendas florales, la enseña nacional y un hermoso retrato de quien fuera y será siempre para muchos el Historiador de La Habana, en el que besa con devoción la bandera cubana, acompañaron sus restos, mientras miles pasaron frente a ellos en silencio, tristes, agradecidos, emocionados.
Desde grandes artistas y figuras de la vida pública del país hasta estudiantes y trabajadores humildes, gente de pueblo, acudieron este 17 de diciembre a despedir a Eusebio. Leales a Leal —como nombró la Oficina del Historiador de la Ciudad la campaña por el aniversario 501 de la capital cubana—, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, se unieron en una larga y nutrida fila que serpenteó el Capitolio hasta pasar a su interior, en medio de un organizado dispositivo de seguridad en el que no faltaron las medidas necesarias para la prevención de la COVID-19.
Fue precisamente la pandemia de coronavirus la que impidió realizar las honras fúnebres de Leal luego de su muerte, y aunque ahora la Isla vive nuevamente un repunte de casos —muchos de ellos importados tras la apertura de las fronteras—, las autoridades cubanas no quisieron que el 2020 fuese historia sin que el insigne intelectual tuviera el adiós merecido.
Tampoco lo quería Adolfo, maestro jubilado, que esperó durante meses la convocatoria a la despedida pública del historiador y que este jueves llegó por sus medios hasta el Capitolio desde el lejano municipio de Marianao, porque, dice a OnCuba, “Eusebio hizo mucho por esta ciudad, porque fuera más hermosa y conocida en el mundo, y los habaneros tendremos siempre esa deuda de gratitud con él”.
De igual forma piensan Carla y Alberto, una pareja de jóvenes que fue a honrar a Leal junto a un grupo de sus compañeros de la Universidad.
“Nosotros crecimos escuchando su nombre, oyendo a nuestros padres hablar de él, viéndolo por la televisión —explica Carla, quien vive en La Habana Vieja—, y aunque parte de su obra no la vivimos, sí sabemos la grandeza de todo lo que hizo porque eso se queda aquí en la ciudad, en sus edificios, en sus monumentos, y también en su gente.”
Para Alberto, por su parte, el respeto y el cariño que Leal mereció de tantas personas dice más que cualquier legado material: “Es increíble que gente de orígenes y oficios tan diferentes sientan y expresen una admiración y cariño tan grandes por una misma persona. Eusebio supo ganarse ese sentir con su trabajo, con su inteligencia y su compromiso con La Habana. La gente sabía que su amor por la ciudad era real y que le dolía cuando las cosas no salían de la mejor manera. Por eso lo escuchaban y lo querían tanto”.
Al tributo tampoco faltaron integrantes de “Habana 500. Leales a Leal”, un grupo de Facebook creado a raíz del medio milenio de la capital cubana y al que une, según sus propios miembros —entre los que hay personas de todas las edades y profesiones—, “el amor por la ciudad”. Por ese amor, no solo mantienen una sistemática actividad en las redes sociales sino que también coordinan acciones de conjunto con la Oficina del Historiador de La Habana.
Así lo explicó a OnCuba Mabel, trabajadora de la OSDE de diseño e ingeniería de la construcción, quien recalca que entre sus principales objetivos está el “hacer llegar a los demás la necesidad de cuidar todo este patrimonio que nos ha sido legado”. Por ello, asegura, consideraron necesario estar en la despedida de Leal, porque “era un deber, un deber con una persona que dedicó su inteligencia, su tiempo, y consagró su vida a recuperar el patrimonio no solo de La Habana sino de toda la nación”.
Sus palabras las apoyan sus compañeros, entre los que está Raquel, trabajadora de la misión de Puerto Rico en Cuba. En su opinión, en las honras fúnebres de este jueves “todo ha transcurrido bien, con buena organización”.
“Han venido muchas personas, porque La Habana y todos los cubanos en general amábamos a Leal –apunta–. Él fue un hombre muy querido, muy admirado en vida, y ahora todo ese cariño se manifiesta en esta afluencia de personas que llegaron hasta el Capitolio a darle su adiós.”
Tras las exequias públicas de este 17 de diciembre –una jornada, por demás, de gran simbolismo por ser el día de San Lázaro, de gran arraigo entre los cubanos, y cumplirse seis años del anuncio conjunto del “deshielo” entre Cuba y EE.UU., por los expresidentes Raúl Castro y Barack Obama–, este viernes tendrá lugar la despedida de duelo oficial, con la presencia de dirigentes del Estado y el gobierno cubano, invitados de la Oficina del Historiador y otras personalidades y amigos.
Ya en la tarde y en ceremonia familiar, se realizará la inhumación de sus restos en el Convento de San Francisco de Asís, en la plaza homónima del centro histórico habanero. Pero, más allá del sitio de su descanso eterno, por su labor y su enorme legado Leal tendrá por siempre un lugar de privilegio en el corazón de La Habana.
