Internet en Cuba: a la espera del nuevo cable submarino y más (II)

Segunda parte de la entrevista a Wilfredo González Vidal, viceministro primero de Comunicaciones.

Telefonía móvil. Foto: Otmaro Rodríguez

La instalación de un cable submarino de fibra óptica desde Martinica hasta Cienfuegos asoma como el gran proyecto de las telecomunicaciones en Cuba. La noticia ha despertado expectativas entre los cubanos, en momentos en que se han incrementado los problemas para conectarse a Internet en el país —y, en consecuencia, las críticas de la población—, como han reconocido las propias autoridades.

El nuevo cable, cuyo objetivo es “ampliar y diversificar la conectividad internacional” de la isla, debe entrar en funcionamiento en abril próximo, pero las autoridades y los expertos advierten que no será una solución inmediata. Para aprovechar mejor sus capacidades es preciso mejorar el resto de la infraestructura hacia adentro del país y hasta el usuario final. Lo que se denominan “las diferentes capas de las redes del país”, según explicó a OnCuba Wilfredo González Vidal, viceministro primero de Comunicaciones, en la primera parte de esta entrevista.

Más allá del cable y su deseada repercusión en la conectividad, existen otros temas vinculados con el sector que tienen relevancia indiscutible en el contexto cubano actual.

Las relaciones con Estados Unidos, las reformas de la economía y sus nuevos actores, y el proceso de informatización y transformación digital en marcha en medio de la crisis económica, también forman parte de la actualidad del país en materia de telecomunicaciones. Todos estos aspectos influyen directa o indirectamente en la cotidianidad de la vida en Cuba.

Sobre estos aspectos OnCuba también dialogó con González Vidal.

¿En qué estado se encuentran las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en materia de telecomunicaciones? ¿Cuánto de lo alcanzado durante el acercamiento bilateral en tiempos del Gobierno de Obama se mantiene y qué dificultades obstaculizan una posible mejoría en esta dirección?

Ante todo, hay que decir que el Ministerio de Comunicaciones de Cuba reitera la voluntad de seguir buscando los vínculos y las relaciones comerciales con las empresas estadounidenses en nuestro sector. Y en esta línea, a partir de 2014, durante la presidencia de Obama, surgieron varios proyectos. Se lograron acuerdos con varios operadores estadounidenses para temas relacionados con el roaming, con el tráfico telefónico internacional, de larga distancia, que hoy están activos, que comercialmente siguen funcionando sin problema, con AT&T, Verizon, Spring. Además mantenemos relaciones con Google desde esos años, que también funcionan bien. Y tenemos la disposición de continuar con este trabajo y, de existir la posibilidad, de hacerlo con empresas estadounidenses en el ámbito de la industria del software

Ahora, esas negociaciones tienen que ser justas; tienen que ser beneficiosas y responder a las necesidades de ambas partes; no solo de las instituciones y empresas, sino también de los países, de los pueblos. Son principios básicos que se deben seguir. No cabe duda de que hoy existen limitaciones para este tipo de intercambios, por las regulaciones estadounidenses y por el bloqueo, que también afecta el sector de las telecomunicaciones. Incluso, aun con lo establecido a partir de 2014 por el Gobierno de Obama, también entonces había limitaciones, que se mantienen. 

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, no podemos obtener ningún tipo de crédito financiero de Estados Unidos para desarrollar las telecomunicaciones en el país. Esa es una limitación importante. Como lo es el hecho de que no podamos adquirir un grupo de suministros y tecnologías porque contienen determinado porcentaje de componentes de origen estadounidense, y hay que buscarlas en lugares mucho más lejanos. 

Otra limitación significativa, que no tuvo cambios, es la de la exportación de determinados servicios a nuestro país; por ejemplo, las limitaciones a más de 60 plataformas informáticas de origen estadounidense, de amplio uso por cualquier persona natural en cualquier parte del mundo y, sin embargo, en Cuba no podemos utilizarlas. Esa es una limitación que afecta en la formación de profesionales, en la incorporación de soluciones de este tipo a herramientas informáticas nacionales para lograr mayor desarrollo, mayor agilidad. 

Más recientemente, durante el Gobierno de Trump, está la inclusión de Cuba en la injusta lista de países patrocinadores del terrorismo, tema que nos afecta mucho cuando intentamos negociar o establecer una relación comercial con cualquier empresa, no solo estadounidenses, y no se puede llevar a cabo por ese motivo. 

Hemos intentado hablar con determinadas compañías de Estados Unidos en el ámbito de la industria del software, que para nosotros es una actividad importante en la que podría haber vínculos provechosos para las dos partes, y en la que Cuba cuenta con capacidades reales a partir de la formación de informáticos en todo el país. Sin embargo, no ha sido posible, aunque lo hayamos intentado. 

Wilfredo González Vidal, viceministro primero de Comunicaciones de Cuba. Foto: Otmaro Rodríguez.

¿Está ese sector de desarrollo de software en Cuba en condiciones de ser competitivo en caso de poder acceder al mercado estadounidense?

Creo que sí, que hay competitividad en la industria nacional de aplicaciones y servicios informáticos. Nosotros en ese caso trabajamos en dos aristas: la primera, vinculada con la competencia profesional individual, porque contamos con capital humano, con un alto nivel de formación, lo que puede propiciar un tipo de servicios como el outsourcing, la contratación, y daría posibilidades de intercambio comercial entre empresas estadounidenses y cubanas, sean privadas o estatales. Y también podrían abrirse posibilidades con productos informáticos nacionales, de calidad, con soberanía, que pudieran ampliar su desarrollo de contarse con ese acceso. 

Tras años de retroceso y estancamiento, en 2022 hubo algunos intercambios oficiales entre los dos países. En este contexto, ¿ha existido algún acercamiento en materia de telecomunicaciones o han observado las autoridades cubanas algún indicio de mejoría en esta dirección?

Siendo honestos, nosotros no hemos visto ninguna mejoría ni indicio de que vaya a ocurrir algo positivo en este sentido. No podría responder otra cosa, porque lo más reciente que ha ocurrido es precisamente la “sugerencia” —entre comillas— por parte del Team Telecom del Departamento de Justicia de Estados Unidos a la Comisión Federal de Comunicaciones, la FCC, de no aceptar un proyecto de conexión de nuestro país, a través de una empresa estadounidense, con el sistema Arcos 1, para que Etecsa tuviera la posibilidad de arrendar capacidades a ese cable. 

Es una afectación real; estamos hablando de una infraestructura que pasa muy cerca de la isla. Y es muy difícil creer el argumento que están dando para esa negativa; en este caso, que Cuba es un peligro para la seguridad de Estados Unidos. Esta noticia se hizo pública hace poco. Pero han existido otros momentos en los que el Gobierno estadounidense también nos ha negado la posibilidad de conectarnos a una infraestructura de cable como la que rodea a la isla y que, además, es utilizada por varios países, sobre todo del Caribe.

Con este tema hay una postura de doble rasero por parte del Gobierno de Estados Unidos; de doble moral. Por un lado habla de querer brindar acceso Internet a los cubanos —desde una postura que incluso puede entenderse como injerencista, porque es un tema que compete a Cuba y a las instituciones cubanas en primera instancia, por una cuestión de soberanía—, y por otra parte le sugiere al regulador de las telecomunicaciones de su país que no acepte este tipo de proyecto. Al mismo tiempo, sostiene programas mediáticos, subversivos, contra Cuba, que utilizan Internet como arma de agresión contra el país, cuando nosotros realmente necesitamos Internet, como todos los países del mundo, para crear mejores condiciones para desarrollarnos y para que las personas vivan mejor y tengan mejor nivel de acceso.

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En los últimos años, Cuba ha venido implementando cambios en su escenario económico y han surgido nuevos actores vinculados a este. ¿Cómo ha impactado el proceso en el sector de las telecomunicaciones?

El operador de telecomunicaciones de Cuba, en este caso Etecsa, cuenta con una concesión para brindar determinados servicios fundamentales, relacionados con la telefonía, con la transmisión de datos, con el acceso a Internet. Es decir, servicios que solo desempeña la empresa. Pero hay otros servicios que pueden ser brindados por otras personas jurídicas y naturales.

En el caso de los nuevos actores económicos, la mayor representación está en el ámbito de la industria del software. Hoy las mipymes privadas vinculadas con esta línea de trabajo, con la parte de desarrollar, de programar, son ya más de 160, mientras que las entidades estatales que desarrollan software son alrededor de 30. En este ámbito de la informática hay, por así decirlo, mucho más espacio para los nuevos actores, porque su principal recurso es intangible. Es verdad que necesitan computadoras, que necesitan medios para procesar; pero el principal recurso está muy vinculado con el conocimiento, con el capital humano. Se aprecia en los resultados que alcanzan. 

¿Qué falta aún por lograr en este nuevo escenario?

El desafío fundamental es lograr una mayor integración y complementariedad entre ambos sectores, entre las empresas estatales y las mipymes, tanto para la captación de divisas —que es algo muy importante, porque nos permite cerrar el ciclo y poder generar inversiones—, como para cumplir con la responsabilidad de informatizar más el país. Es necesario lograr una industria nacional de aplicaciones y servicios informáticos mucho más establecida, en la que podamos alcanzar mayores niveles de exportación (son discretos todavía), y además incorporar los principales sectores del país.

Hay ejemplos positivos como la mipyme privada Guajiritos, que ha desde hace varios años mantiene vínculos de trabajo con el sector turístico, y ha desarrollado un grupo de productos especializados, con soberanía, en código abierto, para todo el tema de gestión hotelera, de los sistemas de distribución global, de conectar al turista desde que llega al aeropuerto con diferentes servicios de su preferencia.

Es un buen ejemplo de la integración y el desarrollo a los que aspiramos, como los hay en la industria estatal, aunque todavía nos resta mucho por lograr, porque hay capacidades y condiciones que podemos aprovechar aún más. 

En el proceso de transformación digital que se lleva adelante hoy en Cuba, ¿existen realmente condiciones para su implementación efectiva?

Por su importancia para el país, la transformación digital es un tema que está en la agenda de desarrollo hasta 2030 y es uno de los pilares en la gestión del Gobierno cubano declarados por el presidente Díaz-Canel. Para nosotros es una evolución del proceso de informatización de la sociedad, en el que estamos desde hace varios años y que no ha ocurrido de la misma manera en todos los sectores, desde el punto de vista de su dinamismo y resultados. Algunos sectores han avanzado más y están en mejores condiciones para llevarlo adelante; otros han avanzado menos. 

Aunque a nosotros se nos dio el encargo de hacer una propuesta de política de transformación digital, que debemos presentar en los próximos meses, no es una cuestión exclusiva de nuestro Ministerio: es un tema transversal, que involucra diferentes sectores, al conjunto de la sociedad y que coloca al hombre en el centro del proceso. Esto nos da mayor claridad, mejor interpretación, por ejemplo, en temas vinculados a trámites y servicios. 

En cuanto a las condiciones, se ha ido creando un grupo que son básicas para el tema. Hay más de 7 millones de cubanos con telefonía móvil en el país; 6,7 millones con acceso a Internet en sus celulares; más de 260 sitios web gubernamentales a los que pueden acceder los ciudadanos; dos pasarelas de pago nacionales como Transfermóvil, con unos 3,9 millones de usuarios, y EnZona, con más de medio millón, que posibilitan lo que tiene que ver con el abono de trámites, de facturas, y el comercio electrónico; y además una industria nacional de aplicaciones y servicios informáticos, que puede favorecer todo lo relacionado con este proceso.

Ahora, este asunto muchas veces no es solo tecnológico. Hay cuestiones organizativas, culturales, en las que hay que buscar el impacto de las cosas, no como un eslogan. Definitivamente es un proceso que requiere mucha más agilidad. Necesita también de la interpretación adecuada de todo lo que se podría hacer y resolver aplicando adecuadamente la tecnología en diferentes lugares. Además, el proceso no está ajeno a la situación económica que atraviesa hoy el país; es decir, no se puede descontextualizar, no se puede ver como algo independiente de las afectaciones que tiene el resto de la economía cubana. 

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¿En qué proyectos se trabaja actualmente?

Hay un grupo de proyectos que obedecen a la necesaria transformación digital. Por ejemplo, la instalación del nuevo cable submarino de fibra óptica es un proyecto impulsor a los efectos de este tema. Además se trabaja en plataformas en el entorno de Internet, en las que los trámites y servicios a la población sean mucho más fáciles, más asequibles; plataformas que puedan utilizarse de una manera mucho más ágil y eviten las molestias de hacer una cola.

Por ejemplo, hay un proyecto que esperamos que salga públicamente en los próximos meses: una nueva plataforma de gobierno digital que cierra ciclos, que da la posibilidad de pagar un trámite si tiene un impuesto sobre documentos públicos, que permite utilizar la firma digital, como ciudadano, y que también lo puedan hacer los funcionarios del gobierno, para lograr una mayor fluidez.

En el caso de los sitios web gubernamentales, por ejemplo, hemos cubierto una primera etapa, que es la presencial; ahora se trabaja en lograr una mayor interacción con las personas. Es un desafío, porque se trata de algo que brinda mayor transparencia a la gestión del Gobierno, que facilita la retroalimentación y la oportunidad de llegar de manera mucho más fácil y directa a las personas. Es un tránsito en el que se está ahora.

Además se llevan adelante proyectos como la ficha única del ciudadano, que simplifica procesos, porque automáticamente legitima a las personas en el entorno de Internet. O la historia clínica digital, que la desarrollan entidades como Softel de conjunto con el sector de la Salud Pública, y que se viene utilizando en varias instituciones, como el hospital Hermanos Ameijeiras. Es un proyecto que permite lograr sinergias y facilidades en los servicios hospitalarios; pero su implementación necesita de mayor agilidad e, incluso, en algunos lugares también depende de recursos.

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¿Dónde poner el énfasis para lograr avances objetivos?

Hoy el tema de la transformación digital pasa por el tema de los equipos, de los terminales, de las computadoras. Hay un nivel de envejecimiento y obsolescencia tecnológica importante, y se requiere una renovación. En la situación actual, con la disponibilidad financiera que tiene el país, realmente es un problema. Pero creo que, concentrando bien los recursos y los esfuerzos en los lugares y servicios con mayor impacto en la población, pueden lograrse avances. Es una estrategia del Ministerio, del país, y en la que se trabaja actualmente.

Además, es necesario tener en cuenta la ciberseguridad, que va a la par de la informatización del país y sobre el cual es necesario promover mayor cultura en personas e instituciones; un uso responsable de las tecnologías de la información, un marco habilitador de protección del ciudadano, del uso de sus datos. No solo debe trabajarse a lo interno, sino también en la prevención de ataques externos, como los hemos recibido, a la infraestructura de comunicaciones del país. 

En general, en el tema de la informatización y la transformación digital estamos en una pendiente positiva, que necesita mayor ritmo, mayor agilidad, y sobre el que existe comprensión y voluntad política para continuar avanzando.

Está demostrado el impacto que tienen hoy las tecnologías en la economía y en la vida social de un país, y Cuba tiene todavía capacidades por explotar en este sentido, en beneficio de las personas y del desarrollo socioeconómico. Pero hay que seguir trabajando en esa dirección.

 


Puede seguir leyendo la primera parte de esta entrevista.

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