Multiplicar por 25 no es la solución

No puedo sustraerme a la tentación de hacer una crítica a la nota oficial con la cual el Gobierno de Cuba acaba de anunciar la esperada decisión de comenzar el proceso de unificación monetaria y cambiaria en el país, y de paso hacer una sugerencia para sofocar las dudas y comentarios que esta información ya comienza a suscitar en parte de nuestra ciudadanía.

Quienes intentamos mantenemos al tanto de los avatares de la economía cubana y de las complejidades de su dualidad monetaria, comprendemos perfectamente el orden lógico que plantea la nota sobre la necesidad de comenzar los cambios principales en el sector de las personas jurídicas.

Porque es la variación de la actual tasa de cambio de las transacciones empresariales y entre organismos en general —el famoso 1 por 1 de la contabilidad, donde un peso cubano (CUP) es igual a un peso convertible (CUC), y donde 1 CUC es equivalente a 1 dólar estadounidense USD— la que, en última instancia, decidirá en ese reacomodo gradual, que tendrá que llegar a establecer cuál es la equivalencia real entre el peso cubano (CUP) y las divisas convertibles internacionales.

Lamentablemente, la medida más concreta y tangible que ahora nos informan, en dos de los últimos tres párrafos de la nota, es que las tiendas que venden en pesos convertibles (CUC) ampliarán la posibilidad de pagar con tarjeta magnética con fondos en CUP y sumarán “lugares seleccionados” para comprar en efectivo con esa misma moneda, por el equivalente a la actual tasa de cambio de CADECA de 25 CUP por 1 CUC ().

Para el ciudadano y la ciudadana promedios, esto es casi igual a decirles que la solución de la unificación monetaria es multiplicar todo lo que hay en las tiendas en divisas por 25, lo cual, en mi criterio, refuerza un viejo malentendido y un disparate colosal que muchas personas, sin embargo, ya creían posible, o al cual mucho le temen (sobre todo cuando tampoco hay la menor mención en ese texto a una imprescindible reforma salarial).

Tal vez la nota debió decir, por lo menos, que 25 por 1 es solamente la tasa de cambio con la cual COMENZARÁ AHORA la parte perceptible por la población de este proceso gradual de unificación monetaria, pero que por simple matemática, al tener en cuenta que los volúmenes más importantes de la circulación monetaria en nuestra economía están sobrevaluados por la tasa del 1 por 1, una relación o tasa de convertibilidad final para el CUP frente al USD nunca debería ser —al menos en teoría— tan elevada.

De cualquier modo, es evidente que un asunto tan delicado y complejo no debería quedar reducido a una breve comunicación, donde solo nos prometen detalles sobre las medidas futuras, cuando una autoridad no identificada — ¿el propio Consejo de Ministros? ¿La Comisión Permanente de Implementación de los Lineamientos?— considere que es el momento en que nos “corresponde” enterarnos.

Ojalá que en los próximos días alguna fuente autorizada asuma con urgencia en nuestros medios de comunicación nacionales un análisis de este tipo o una más amplia explicación sobre la relación entre las distintas tasas de cambio existentes actualmente en el país y el efecto que esta interdependencia tendrá que producir inexorablemente en el valor de la futura moneda única.

Sería una manera para al menos tranquilizar a la población, pues a pesar de los pronunciamientos que esta nota oficial reitera sobre la continuidad de la política vigente de subsidios a precios minoristas —cada vez de más reducido alcance en cuanto al número de productos que abarca— y a personas —todavía mínimos y poco eficaces—, una parte de nuestra gente puede pensar que, luego de tantos años, ¡no era tan difícil unificar la moneda, solo había que multiplicar por 25!, mientras que la otra parte podría comenzar a sentir el desespero de que sus actuales carencias y hasta lejanas aspiraciones solo les costarán, por siempre y con sus mismos ingresos de hoy, 25 veces más.

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