“Perro Sato Art”: el emprendimiento de una madre diseñadora

Gissel Hondal inventó de todo para tratar de mantener a su niña entretenida durante el confinamiento, y comenzó a hacer libros, juguetes y muebles con material reciclado... así surgió su emprendimiento.

Gissel Hondal: "Sigo siendo una mamá que quiere hacer a su nena feliz". Foto: cortesía de la entrevistada.

Lidiar con un niño pequeño en casa, a tiempo completo y en medio de un estricto confinamiento de casi un año…menudo panorama. Evitar el aburrimiento en esas condiciones se hace casi tan complejo como eludir un virus global.

Ante semejante escenario Gissel Hondal, diseñadora de profesión, buscó una opción creativa para mantener a su niña entretenida y, por el camino, encontró una alternativa viable para desarrollar un emprendimiento sostenible y ameno dedicado a los más pequeños de casa: Perro Sato Art.

Libros pop-up, maquetas, casas de muñecas e incluso pequeños muebles hechos a base de cartón y papel, son algunos de los productos que Gissel ha elaborado y diseñado desde que llegó el coronavirus al país para, más allá de los problemas que ha traído, poner a prueba la imaginación y la creatividad en tiempos de crisis, un mecanismo de subsistencia que el cubano tiene bien incorporado.

“Ella quiere ser tan pequeña como para vivir en la casita”. Instagram Perro Sato Art

Pese a los inconvenientes vividos durante la pandemia, Gissel confiesa: “si algo positivo puedo sacarle a estos años de confinamiento es que disfruté mucho a mi niña, viéndola crecer, pasamos horas jugando, ideando actividades para ayudar a su desarrollo. En ese momento nos sobraba el tiempo para pensar y fue bueno tener la mente ocupada en hacer algo lindo par ella”.

Perro Sato Art/Instagram.

Su hija resultó el primer filtro y juez de los diseños que iba creando. “Fue mágico ver su reacción al mostrarle cualquier invento que hacíamos, esa ilusión me fue llevando a idear algo más perdurable. De no ser por el confinamiento es muy probable que no existiera Perro Sato, al menos no lo que es hoy, al igual que muchos otros proyectos lindos que he visto surgir en estos últimos años”.

Libros pop-up, casas de muñecas, maquetas, son algunos de los productos creados para los niños por Perro Sato Art. Foto: cortesía de la entrevistada.

Respecto al peculiar nombre de su empresa, la diseñadora y mamá recuerda que “existe hace muchos años, mucho antes del proyecto de diseño para niños, aún estaba en el ISDI y queríamos ponerle nombre a un pequeño grupo de diseño que creamos entre amigos. No parábamos de lanzar nombres en inglés y yo dije: ‘no caballero tiene que ser algo en español y bien cubano, algo como… Perro Sato’, y ahí empezó el bonche entre todos, y quedó como el cuento que no dejaban de sacar de vez en cuando. Ese grupo terminó llamándose Seta Amarilla, pero yo, con mucho cariño, guardé Perro Sato para el futuro”.

Otra de las motivaciones que encontró Gissel para iniciar su trabajo fue la escasez de juguetes de manufactura nacional en las tiendas del país, además de los excesivos precios de los productos extranjeros que se comercializan en moneda libremente convertible. Hasta donde ella conoce, la producción estatal de juguetes o artículos infantiles nacionales es prácticamente nula, “existen (emprendimientos) independientes que se han dedicado a la fabricación de juguetes didácticos y de muy buena calidad, pero sigue siendo escasa la variedad y los costos de producción dan al traste con precios elevados. En mi caso lo que suelo hacer para mi hija es comprar juguetes de uso que suelen ser más baratos”.

Casita. Foto: Perro Sato Art/Instagram.

Gissel insiste además en que “debemos enseñarles a nuestras niñas y niños el valor de la manufactura, otro tipo de juego que incentive el aprendizaje y el buen gusto. También es importante crear una base para una producción a gran escala, sobre todo con identidad nacional, que rescate formas de juegos que han quedado en el olvido”. 

 

A tono con esa idea, la creadora conoce de la importancia del reciclaje, aún más en el caso de pequeños emprendimientos nacionales que muchas veces adoptan esta práctica por las carencias de materias primas para la manufactura de los productos. Al referirse a su emprendimiento, nos comentó que el reciclaje “fue producto de la necesidad, porque eran los materiales que tenía a mano en la casa, además por la escasez de juguetes que había”.

“Todo empezó con cajas grandes de equipos electrodomésticos que transformé en casas de juego para Alexita, o cajas de zapatos que fueron mis primeros experimentos con el método Montessori. La primera silla de cartón la hice con cajas que se desechan en el trabajo de una amiga. Estuve un tiempo obsesionada con guardar cada caja que entraba en la casa”.

El reciclaje para la creación de artículos comenzó como una necesidad. Foto: Instagram Perro Sato Art.

Y así, “con el tiempo fui buscando otras ideas para hacer diseños más perdurables siempre por esta línea del reciclaje. Y si cumplía años algún hijo de un amigo era un buen pretexto para hacer otra casita o silla como regalo. Debo agradecer a los amigos y familiares que me apoyaron con su retroalimentación y me empujaron a seguir creando”, precisa la joven diseñadora.

Gissel recuerda además que en aquellos primeros momentos durante la pandemia “cuando todo estaba cerrado, inclusive los aeropuertos, sí fue bien difícil hacer algo más elaborado, había muchas más carencias que ahora, hasta para poder imprimir los diseños con cierta calidad. En estos momentos que hay más vuelos he podido recibir algo de ayuda para poder realizar con más soltura. Además, ahora que puedo poner a la niña en el círculo con confianza tengo más tiempo para dedicarle al proyecto”.  

No obstante, incluso ahora “es realmente difícil mantener un proyecto en las circunstancias en las que se encuentra el país, donde se dificulta tanto encontrar materiales de cualquier tipo y además mantener un precio razonable. Entonces cuando pasamos por estas dificultades constantemente aprendes a valorar mucho el esfuerzo de otros emprendimientos; me gusta apoyar, aunque sea compartiendo en las redes sociales o dando like”, refiere. 

La casita de Mia. Foto: Perro Sato Art/Instagram.

Al igual que muchos emprendimientos que recién comienzan, Perro Sato Art ha mantenido la colaboración con diferentes proyectos, principalmente en la creación de estrategias de comunicación, un recurso eficiente que su creadora, Gissel, también utiliza para la confección de los productos que ofertan.

“En un entorno ideal —afirma— yo me dedicaría solo a diseñar, la producción pasaría a editoriales o fábricas que producirían a mayor velocidad, con mejor acabado y con mayores volúmenes en las tiradas. De momento sigo siendo una mamá que quiere hacer a su nena feliz a la vez que es feliz haciendo algo que le encanta”.

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