Por primera vez

Primeros tiempos. Televisión en blanco y negro. Hace 35 años surgió EL TIEMPO en la televisión cubana realizado por un meteorólogo-presentador. En esta imagen tomada de la pantalla de TV, puede apreciarse que “el tiempo pasa…”, pero mejor dejar ahí el verso de la canción…

Primeros tiempos. Televisión en blanco y negro. Hace 35 años surgió EL TIEMPO en la televisión cubana realizado por un meteorólogo-presentador. En esta imagen tomada de la pantalla de TV, puede apreciarse que “el tiempo pasa…”, pero mejor dejar ahí el verso de la canción…

Hace hoy 35 años. Ya es algo esperado por los cubanos en cada emisión de un noticiario de la televisión cubana. Resulta un hecho totalmente natural. Nunca ha faltado el espacio de El Estado del Tiempo a lo largo de estos 35 años, en la emisión Estelar del Noticiero Nacional de la televisión cubana, la de las 8 de la noche. Haya pasado lo que haya pasado, ahí siempre estuvo el pronóstico del tiempo. De no salir al aire algún día, creo que sería como un cataclismo.

Hace 35 años el panorama era totalmente diferente. Creo que bien vale recordar los inicios y, en breves palabras, la evolución de la información meteorológica en la televisión, para que quede para la Historia. Más de la mitad de la vida de la televisión en Cuba hemos tenido un “parte” realizado por un especialista meteorólogo, lo que lamentablemente no he visto reflejado en los libros, artículos y reseñas que se han hecho sobre el 65 aniversario de la TVC.

¿Qué ocurría antes?

Antes del 13 de enero de 1981 la meteorología en la TV estaba presente de dos maneras. Una, mediante entrevistas o presentaciones en casos de huracán u otro fenómeno inusual. Y yo recuerdo cuando niño y joven, pasarme ante la pantalla de TV a veces hasta las 4 am, viendo múltiples películas norteamericanas (“Casablanca”, entre ellas) y esperando el Control Remoto con el Dr. Mario Rodríguez Ramírez desde el Observatorio Nacional (después Instituto de Meteorología, INSMET) para ver lo que ocurría con el ciclón del momento en el Boletín Especial de las 12 de la noche aunque fuera con retraso. Antes de esta época y hasta fines de 1960, aparecía el Ing. José Carlos Millás, en los casos de huracanes importantes. No obstante, eran informaciones muy técnicas y carecían de enfoque mediático para el entendimiento de todos, de ahí sus grandes limitaciones.

Algo similar pasaba con la información regular de cada noche en el Noticiero Nacional de TV. Cada día se enviaba a la TV un mapa del tiempo en papel. Lo llevaba un auxiliar de meteorología, que nunca salía en cámara, sino sólo un fragmento del lápiz o la pluma con los que iba señalando el mapa, tomado a plena pantalla por una cámara, mientras que en off (fuera de cámara), el locutor leía un “Estado general del tiempo” y “Pronóstico”  totalmente técnico, con palabras que no les decían casi nada a la población.

Era un espacio prácticamente perdido, que daba pie a que en la incomprensión se le llamara a la institución, con el sentido del humor criollo, pero también una buena dosis de una imagen pública no muy buena: “Instituto de Mentirología”.

¿Cómo presentar un efectivo Estado del Tiempo en la TV?

Habíamos visto películas con partes meteorológicos del extranjero, fundamentalmente de los Estados Unidos y de la Unión Soviética. Veíamos especialistas que se presentaban con más o menos desenfado ante las cámaras, usando gráficas de distintas maneras para presentar el Tiempo de la manera más “comunicable” que era posible hacerlo.

Tuvimos intentos de acercarnos a la TVC a mediados de los años 70, siendo muy jóvenes. Danilo Sirio, hoy Presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión, en ese entonces joven director de emisión del Noticiero cuando el mismo estaba en los estudios de 23 y P, junto a otros, compartía con nosotros el entusiasmo.

Pero no cuajó. La televisión cubana era reacia a ese cambio. No se comprendía que un meteorólogo pudiera hacer un buen papel. Se decía que sería muy técnico, que no llegaría al público, o que no emplearía el lenguaje y la expresión física para lograr la comunicación con los televidentes. Quizás este pensar estaba basado en las transmisiones en caso de ciclón tropical realizadas por especialistas en los años anteriores

Llegó 1980. Allen fue un huracán Categoría 5 que cruzó por el sur de Cuba en agosto de ese año. Era un peligroso huracán y cruzaba muy cerca del país. Aunque se preveía que no nos iba a afectar directamente, por su cercanía, había que mantenerlo bajo estrecha vigilancia. La TV informó que enviaba un camión de Control Remoto para transmitir en directo las informaciones desde el INSMET. El entonces director del Instituto, Dr. Jesús González Montoto, hoy jubilado, me designó para que yo hiciera esas transmisiones en vivo, quizás por mi experiencia anterior en la radio. Cada tres horas informaba a la población sobre el huracán Allen, pero empleando un vocabulario normal, coloquial, diario, diciendo las cosas de una manera que todos pudieran entender, no era sólo un especialista, sino un presentador, y eso resultó un éxito, que a mí entender, allanó el camino en los pocos meses que mediaron después.

Basado en esa experiencia, escribí un Proyecto, que tomaba en cuenta lo que se hacía en los países más desarrollados, describía cómo hacerlo, el vocabulario a emplear, nada técnico ni con tecnicismos, la forma de presentarlo, y las gráficas, hasta el nivel en que podíamos hacerlo.

El 13 de enero de 1981 fuimos a una reunión en la Vicepresidencia del ICRT, El entonces vicepresidente para los Servicios Informativos en aquella época dijo: “Muy bien. Y, ¿cuándo comenzamos?”. A lo que el Dr. González Montoto respondió, como para no perder en nada el impulso: “Esta misma noche”, Yo quedé verdaderamente sorprendido por esto; pero el diálogo prosiguió todavía de manera más sorprendente para mí, y fue algo que en realidad cambiaría el resto de mi vida profesional: “Y ¿quién empieza?”, interpeló Ovidio; y Montoto le respondió: “Rubiera”. Y entonces, a correr, buscar un saco y una corbata, preparar el mapa en papel y la foto de satélite, también en papel, y estar en el estudio 12 para la transmisión en vivo del Noticiero de esa noche, sin ningún ensayo ni preparación previa.

Y así fue. La TV era en blanco y negro. Tuve conmigo un gran mapa en papel, de los que se utilizaban para los mapas del tiempo, pegado con cinta adhesiva a la pared junto a la foto de satélite, también en papel, con el peligro de que el calor de las fuertes luces las desprendieran en medio de la transmisión, como una vez pasó… Así fue la primera vez.

Imagen tomada de la pantalla de TV, en blanco y negro. Sobre un panel acrílico y con lápiz cristalográfico, se dibujaba a mano el Mapa del Tiempo.
Imagen tomada de la pantalla de TV, en blanco y negro. Sobre un panel acrílico y con lápiz cristalográfico, se dibujaba a mano el Mapa del Tiempo.

El desarrollo

A lo largo de los años fueron expandiéndose los espacios televisivos donde aparecía el meteorólogo-presentador en la TV. El que siguió a la emisión de las 8 pm del NTV fue la Revista de la Mañana desde su primera salida al aire el 20 de octubre de 1981, Día de la Cultura Cubana, y que continúa hoy en el actual espacio “Buenos Días”. Después siguió el turno a la emisión del cierre del NTV, y posteriormente a la emisión de la una de la tarde del noticiero. De modo que desde hace algún tiempo todos los espacios informativos cuentan con un meteorólogo profesional en la TV Nacional Cubana.

El espacio de este artículo no es mucho, pero vale la pena una anécdota de los primeros tiempos. Para salir en vivo a las 7:10 am en la Revista de la Mañana, había que entrar al edificio sobre las 5:30 am. Por teletipo se recibía un mensaje con los datos para hacer el Mapa del Tiempo y el Pronóstico. Uno iba con el mensaje dicho, un lápiz cristalográfico (ya casi no existen, pero era un lápiz graso especial para escribir sobre acrílico) y un pequeño frasco con alcohol. El mapa era un acrílico con la base geográfica pintada al dorso, y por delante del acrílico se borraba todo con alcohol y se dibujaba después con el lápiz cristalográfico frentes fríos, anticiclones ciclones y todos los sistemas meteorológicos que hubiera en el área. El meteorólogo llegaba temprano y sólo recibía actualizaciones al llamar por un teléfono fijo (ni pensar en celulares en esa época).

Era un día invernal, de esos que a veces aparece una nube que avanza hacia la costa y produce un chubasco de corta duración, sin otra consecuencia. Estoy a las 7:10 am en el set y salgo en vivo. Un técnico del estudio aparece con una capa empapada en agua y hace una señal de lluvia. Con el fin de darle inmediatez a la información, improvisando dije: “y en este momento está cayendo un chubasco aquí en el Vedado, pero será de corta duración”, pero aquello había sido sólo un chiste, ya que el técnico había empapado la capa, con agua de una cubeta… Desde entonces, verifiqué bien lo que alguien me decía.

Una vez que se reiniciaron las transmisiones en colores en la televisión cubana durante los años 80, el Meteorólogo de la TV fue la primera persona en salir en vivo “recortada” y en colores, y entonces se tuvo que cambiar la forma de hacer la presentación. Ahora el mapa era pequeño, impreso en colores, una cámara lo tomaba y se “recortaba” al meteorólogo. Así quedaba el mapa como fondo de la pantalla, por lo que parecía que era enorme. “Recortar” es, en el argot de las técnicas de TV, quitar de la imagen todo lo azul (o verde) y en su lugar insertarlo en el fondo, mientras que el Meteorólogo al frente, sale en primer plano. Éste no puede llevar nada azul en la ropa (o verde en su caso), pues se vería como un hueco. Años después, se usarían gráficas en computadora sustituyendo con ella el mapa en papel, pero básicamente con la misma tecnología de color que ya se empleaba.

A mediados de los años 80, la TV era ya en colores, pero la técnica gráfica no había avanzado gran cosa. El mapa en el fondo era de papel, con un mapa geográfico impreso en colores, pero dibujado a mano con un lápiz normal.
A mediados de los años 80, la TV era ya en colores, pero la técnica gráfica no había avanzado gran cosa. El mapa en el fondo era de papel, con un mapa geográfico impreso en colores, pero dibujado a mano con un lápiz normal.

A través de los años, varios especialistas fueron poco a poco apareciendo como meteorólogos-presentadores de TV. Algunos continuaron, otros por una causa u otra dejaron de hacerlo, otros emigraron y algunos siguen siendo presentadores del tiempo en el extranjero.

La pérdida más lamentable fue sin duda el del Lic. Armando Lima, cuyo fallecimiento prematuro privó a nuestros televidentes de uno de los más carismáticos presentadores del Tiempo en la TV nacional. Aún se escucha la frase: “Les deseo lo mejor…”.

En las provincias, los telecentros provinciales y algunos municipales, aparecieron los meteorólogos-presentadores del Tiempo para el pronóstico provincial o municipal. De esta manera, la semilla se fue extendiendo para beneplácito de nuestros televidentes también con el pronóstico local para las provincias. En Cuba se han hecho talleres para meteorólogos de los países del Caribe, y también se han dado cursos para meteorólogos-presentadores de TV en varias naciones de América Latina y África. En Angola preparamos las gráficas meteorológicas y entrenamos a los presentadores que salieron al aire por vez primera en la televisora nacional TPA a fines de agosto de 2010.

A fines de los 80 ya se empleaban computadoras gráficas que permitieron mejorar los mapas y la propia información gráfica.
A fines de los 80 ya se empleaban computadoras gráficas que permitieron mejorar los mapas y la propia información gráfica.

El futuro

Las perspectivas futuras son muy halagüeñas. Estamos prestos a mejorar la imagen televisiva gráfica de las presentaciones nacionales y provinciales de la TV en nuestro país. Dentro de poco, junto al nuevo estudio HD (High Definition: Alta Definición) que se prevé emplear en los Servicios Informativos de la TV Nacional Cubana, se instalará un moderno sistema profesional adquirido en Europa para las gráficas meteorológicas de la TV en HD, con lo cual se elevará el nivel tecnológico de las presentaciones nacionales a niveles semejantes a los países desarrollados. Además, se está instalando paulatinamente un software para las imágenes animadas de El Tiempo en los telecentros provinciales, que ha sido realizado totalmente en Cuba por los técnicos del Centro Meteorológico de Cienfuegos.

Cuba es hoy, sin temor a equivocarnos ni caer en chovinismos, el país que mayor densidad de meteorólogos-presentadores profesionales tiene en el mundo, teniendo en cuenta la cantidad de población. Noten que no me baso en la aparatosidad de los modernos sistemas visuales con un diseño gráfico impecable en HD y 3D, con grandes prestaciones de gran show mediático. Tampoco hablo de una tendencia lamentablemente bastante extendida en el mundo: la de mostrar a una mujer muy bella o a hombres bien parecidos, que no son meteorólogos, sino locutores, artistas, personas que hacen un show, pero que de Ciencia Meteorológica no saben casi nada, por no decir que absolutamente nada, y por ello transmiten muy poca cultura meteorológica y también poca seguridad a los televidentes con sus informaciones. La diferencia se observa de inmediato cuando tratan con una situación peligrosa o complicada del tiempo atmosférico.

Los retos

Fueron múltiples, antes y después. Primero, hacer que los televidentes se habituaran a otra forma de presentar El Tiempo. Tuvimos el sempiterno problema de las terminologías. Siempre pensé que la mejor terminología para comunicar El Tiempo es la que se expresa clara, en palabras comunes y cotidianas, sin tener que explicar nada, o casi nada adicional. Esto, con la excepción de algunos sustantivos que a fuerza de la repetición se aprenden fácilmente (como es el caso de Altas Presiones, Huracán, Frente Frío, etc.), y con ello se incrementa también la cultura popular.

Con los años fuimos adquiriendo un lenguaje más internacional. Así, “turbonada” se sustituyó por “tormenta eléctrica”, “perturbación ciclónica” por “tormenta tropical”, y, más recientemente, “hondonada” por “vaguada”.

Pero el mayor reto era el del pronóstico en sí. Se hace diariamente y también con varios días de antelación, y en él trabajan varios especialistas, no solo quien aparece en la televisión. Pero éste lo defiende como si fuera suyo, pues es el pronóstico dado por la Institución y sus especialistas. Quien aparece en pantalla representa al colectivo, es su vocero.

En Cuba damos un pronóstico con una evaluación alta, superior al 90 por ciento sostenida por varios años, pero siempre existe un margen de error no despreciable; si no, no sería.

Contrario a la opinión de algunos que pensaban que no había por qué dar explicaciones de ningún tipo en casos de errores, nuestra política siempre fue que siempre valía la pena explicar lo que había ocurrido y hacer comprender la gran dificultad que tiene interpretar la naturaleza. Y que eso había que explicarlo a los televidentes de manera sencilla.

Siempre he seguido esa norma desde el principio. Ello no demerita, sino que da confianza y prestigio, porque se dice la verdad y no se esconde nada. Sobre los errores de un pronóstico mucho pudiera hablarse, pero lo dejo aquí, para en otra oportunidad poder extenderme más.

Pero algo más sobre este tema de los errores, y lo señalo porque fue decisivo para poder continuar adelante cuando se daban los primeros pasos y que la idea no abortara.

 

A través de los años, varios especialistas fueron poco a poco apareciendo como meteorólogos-presentadores de TV. En la actualidad se cubren todos los espacios informativos de la TV nacional, y en cada provincia hay meteorólogos-presentadores para el pronóstico local, y también hasta en algunas televisoras municipales.
A través de los años, varios especialistas fueron poco a poco apareciendo como meteorólogos-presentadores de TV. En la actualidad se cubren todos los espacios informativos de la TV nacional, y en cada provincia hay meteorólogos-presentadores para el pronóstico local, y también hasta en algunas televisoras municipales.

Llegó para quedarse

Habían transcurrido ya los tres primeros meses y entonces surgió un problema. Sucede que uno de los “ganchos” que yo llevaba en el Proyecto para hacerlo más apetecible a los directivos de la TV, era el pronóstico para el próximo fin de semana, tres días. En aquella época, estos pronósticos no se hacían. Incluso, si Ud. llamaba por teléfono al antiguo departamento de Pronósticos a las 11 de la mañana de cualquier día, para preguntar por el pronóstico del día siguiente, le respondían muy seriamente que el pronóstico para el siguiente día no se hacía hasta las 5 de la tarde, que llamara entonces… Y ni pensar que se pudiera preguntar por un pronóstico a más largo plazo, de más días.

Pero ya había alguna tecnología disponible, aunque no en Cuba. Se recibían por radio-facsímil, en onda corta y captada en un papel especial electro-químico modelos de pronósticos norteamericanos para tres días. Yo pensé, ¿por qué no utilizarlos si son tan buenos en general como los otros que se emplean? El riesgo siempre existe, hasta para los pronósticos de 24 horas.

Así que, con un grupo de especialistas, comenzamos a hacer el pronóstico de fin de semana… Y todo iba muy bien, hasta el mes de abril de 1981. Un frente se preveía que llegaría al cabo de San Antonio. En vez de hacerlo, se detuvo antes de llegar y no produjo el cambio de tiempo esperado. Cosa que ha pasado muchas veces, pero en este caso, como elemento nuevo, estaba el meteorólogo-presentador en la TV, que lo había hecho público. Lo del meteorólogo en TV no era aceptado por algunos técnicos de pensamiento antiguo, y ahí surgió el gran reto que pudo hacer abortar en su inicio las presentaciones del Tiempo en la TV.

En la reunión mensual del departamento que tuvo lugar en esa semana, se me increpó duramente, pues dos técnicos dijeron que el meteorólogo en la TV era algo inaceptable, que los especialistas no debían salir en la TV y exponerse al ridículo, que era un descrédito tratar de traducir las cosas técnicas en el lenguaje popular, con hechos fallidos como el frente de ese pasado fin de semana, que eso era exponerse a un descrédito. Los mismos exigían que de inmediato cesara de aparecer el meteorólogo en la TV… A pesar de mi carácter, un poco sanguíneo, tomé la paciencia necesaria, opté por la calma y dije entonces con firmeza una frase lapidaria que aún hoy me emociona: “El meteorólogo en la TV llegó para quedarse”.

Han pasado 35 años. Con el tiempo, algunos han venido e ido, otros han pasado… Pero el meteorólogo de la TV sigue ahí, multiplicado en muchos más, en jóvenes, a partir de los cuales continuarán multiplicándose en el futuro a lo largo y ancho de nuestro país, con nuevas tecnologías, conocimientos, con deseos de enseñar e informar a nuestro público, y sobre todo un gran amor por la profesión, palpable a cada instante en la pequeña pantalla.

Salir de la versión móvil