Raúl Castro: El trabajo autónomo no retrocederá ni se detendrá

Raúl Castro pronuncia discurso durante la primera reunión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Viernes 14 de julio de 2017, en La Habana. Foto: Marcelino Vázquez / EFE.

Raúl Castro pronuncia discurso durante la primera reunión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Viernes 14 de julio de 2017, en La Habana. Foto: Marcelino Vázquez / EFE.

Raúl Castro afirmó hoy que no se permitirán “estigmas o prejuicios” hacia el trabajo por cuenta propia en la Isla y pidió al incipiente sector privado que respete las leyes y cumpla sus obligaciones tributarias.

El presidente cubano señaló en su discurso de clausura del primero de los dos plenos anuales de la Asamblea Nacional del Poder Popular que el funcionamiento del llamado “cuentapropismo” y de las cooperativas no agropecuarias no retrocederá ni se detendrá.

En Cuba, donde durante décadas el Estado mantuvo el control absoluto sobre la fuerza de trabajo, hay hoy más de medio millón de autónomos y 400 cooperativas cuyo florecimiento se enmarca en las reformas impulsadas por el presidente cubano para actualizar el modelo económico.

El sector privado cubano: el tamaño sí importa

Aunque el mandatario, según el reporte de medios estatales, reconoció la “validez” de esas formas como fuente de empleo y sus “niveles aceptables de calidad”, también deploró “la ocurrencia de desviaciones e ilegalidades en el ejercicio de las nuevas formas de gestión”.

Entre esas ilegalidades citó la utilización de materias primas y equipos de procedencia ilícita, la evasión fiscal y las insuficiencias en el control estatal.

El gobierno cubano anunció recientemente la aprobación de nuevas medidas de control para regular el “cuentapropismo” y atajar esos problemas, pero de momento no se han dado a conocer.

Además, la Asamblea aprobó en una sesión extraordinaria en junio pasado la última versión de las reformas “raulistas”, que reconocen la existencia de la empresa privada dentro del nuevo modelo socialista aunque ratifican que no se permitirá la acumulación de riqueza y propiedad.

El presidente cubano admitió que a la hora de aplicar esas reformas ha habido “un exceso de entusiasmo, y deseos de avanzar más rápido de lo que somos realmente capaces”.

El gobernante confirmó asimismo que el PIB cubano creció 1,1 por ciento en el primer semestre del año, un dato “alentador” tras registrarse en 2016 un resultado negativo del 0,9 por ciento, la primera recesión del país en 23 años.

Trinidad, el agua y la angustia

Reconoció, sin embargo, la existencia en este periodo de tensiones financieras y con la disponibilidad de combustible. Se refería a las repercusiones sobre Cuba de la crisis en Venezuela, país que según estimaciones externas ha reducido a la mitad sus envíos de petróleo subsidiado a la isla, lo que en abril pasado provocó restricciones en la venta de gasolina prémium.

Destacó, por otro lado, aspectos positivos como la mejora del equilibrio monetario interno y el mantenimiento de la educación y sanidad gratuitas.

También subrayó el “cumplimiento riguroso” de los compromisos financieros con los principales acreedores, una de las prioridades del país tras el acuerdo de reordenamiento de deuda logrado en diciembre de 2015 con los países prestamistas del Club de París.

Según anunció hoy ante la Asamblea el ministro de Economía, Ricardo Cabrisas, la isla pagó entre enero y junio 2.306 millones de dólares a acreedores.

Sin embargo, aún se arrastran retrasos en el pago a proveedores, reconoció Castro, quien insistió en la voluntad de honrar esas deudas.

Lecciones en DDHH ni de EE.UU. ni de nadie

El presidente cubano aseguró que sobre derechos humanos Cuba tiene muchos logros de los que enorgullecerse y “no tiene que recibir lecciones de EE.UU., ni de nadie”, en lo que fue su primera mención pública al cambio de política de la administración de Donald Trump hacia la Isla, anunciada en junio.

En su intervención ante el pleno del Parlamento cubano, Raúl Castro consideró esas medidas un “recrudecimiento del cerco unilateral” y advirtió que fracasará cualquier estrategia destinada a “destruir a la Revolución mediante la coerción u otros métodos sutiles”.

El presidente cubano, según el reporte de medios estatales, calificó de “retroceso” en la relación bilateral las nuevas medidas anunciadas por Trump el pasado 16 de junio en Miami, que supeditan los vínculos con la Isla al respeto a los derechos humanos, la celebración de elecciones libres y la liberación de presos políticos.

Los derechos humanos como hoja de parra

La administración del republicano Trump ha endurecido algunas de las disposiciones del embargo económico sobre Cuba que su antecesor, Barack Obama, flexibilizó como parte del deshielo diplomático entre Cuba y EEUU iniciado en diciembre de 2014.

En los cambios adoptados por Trump figuran la prohibición a estadounidenses de hacer negocios con empresas vinculadas al conglomerado estatal Gaesa, considerado el brazo económico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y con intereses comerciales en muchos sectores, especialmente el turismo.

Trump también anunció su intención de imponer nuevas restricciones a los viajes de estadounidenses a Cuba, que aunque todavía no pueden viajar como turistas, se han convertido ya en el segundo mercado emisor de visitantes a la isla gracias a las facilidades que Obama puso a los contactos “pueblo a pueblo”.

Para Raúl Castro, esas medidas –que serán anunciadas formalmente por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) el próximo 15 de septiembre– implican “el retorno de una retórica vieja y hostil, propia de la guerra fría”.

El presidente cubano insistió en que las decisiones de Trump desconocen el apoyo de amplios sectores estadounidenses y de la mayoría de la diáspora cubana en ese país al “levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero y la normalización de vínculos, mientras que satisfacen a un reducido grupo de la Florida”.

No obstante, Raúl Castro, que abandonará la presidencia de Cuba en febrero de 2018, reafirmó la voluntad de la Isla de proseguir el diálogo y la cooperación con EE.UU. y la negociación de asuntos pendientes “sobre la base de la igualdad y el respeto a la soberanía e independencia cubanas”.

“Cuba y Estados Unidos pueden cooperar y convivir respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficia a sus pueblos”, precisó Castro, de 86 años, que hoy presidió la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional de Cuba en la que se aprobaron leyes sobre la gestión del agua y el cambio climático.

OnCuba / EFE

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