La palabra “CAMBIO” tiene que estar escrita en letras mayúsculas

Foto: Iroko Alejo

Foto: Iroko Alejo

La homosexualidad parece no ser un tema extraño en nuestra realidad. La Isla sufre cambios y con ella su gente. En las nuevas circunstancias prosperan temas pensados desde el dolor y el resentimiento, pero hoy el silencio no es arma. En una especie de caleidoscopio, que para sorpresa no distorsiona nuestro entorno, se mezclan intentos obsesivos de progreso y cambio que apuestan por una imagen más definida y diversa.

Aquello que los años han dejado atrás hoy se redefine. Hablar de homosexualidad en Cuba es un tema con demasiadas heridas por sanar y, aunque no se pierdan de vista (es imposible olvidar lo que tanto ha dolido), ahora se fija la mirada al frente y se dirige el paso hacia nuevos horizontes, nuevas realidades. Se piensa un espacio en el que actores sociales se mezclen con el estado para fijar pautas. Se crean tensiones que deben ser resueltas, agujeros negros que permiten vislumbrar puntos de fuerza para la lucha y la demanda. Un tema, una Jornada, igualdad de intereses hacen que esto se torne tema de casi todos. Sin pudores se reclama el diálogo por el entendimiento en un país donde desde sus raíces debe crecer la igualdad, la inclusión social y la justicia, pero, ¿coexisten en realidad estos términos con la comunidad LGBT (Lesbianas, Gay, Bisexuales y Transgénero) cubana?

Por sexta vez la Jornada cubana contra la homofobia es un espacio que no se limita a unos cuantos días, sino que es tarea de todo un año. El poeta, crítico y dramaturgo Norge Espinosa Mendoza es una esas personas que persiste en la labor de que año tras año las actividades de la Jornada contribuyan a pensar el tema desde la cultura, pues considera que al artista le toca plantear y pensar ciertas interrogantes, incluso aunque puedan parecer palabras y frases que irrumpan un espacio que no esté preparado del todo para ello.

Norge Espinosa
Norge Espinosa

¿Por qué la Jornada utiliza como medio fundamental de expresión la línea artística?

La cultura es una vía por la cual uno puede adelantar ciertos temas que todavía se demoran en ser recepcionados por el público más amplio, por el lector o espectador común, o sea, por el “ciudadano de a pie”. Uno de los grandes pretextos con los cuales se ha intentado frenar siempre el tema de la diversidad sexual y su introducción en Cuba como una pregunta más abierta está relacionado con esa vieja excusa de que no es el momento todavía, que la gente no está preparada y estamos en un país en el cual a lo largo de todos estos años sí se ha ido introduciendo esta temática. Las canales han sido las obras cinematográficas, los libros, o sea, hay un caudal de información que tiene que ver con esto, pero lo que falta por encima de todo es ofrecer eso a través de una línea que le permita entender cierta información a quien la recibe y yo creo que la cultura tiene por si misma una capacidad unitiva, una voluntad de unir fuerzas y de proyectar todo eso en una nueva dimensión que debe ser muy provechosa. Creo que debía ser potenciada mucho más.

¿Cree que la sociedad cubana está preparada para tratar abiertamente el tema de la homosexualidad y las demandas que se piden?

Las personas están preparadas, no sé si la sociedad sí. Cuando tenemos un diálogo más o menos íntimo, más o menos particularizado con algunas personas uno siente que están sensibilizadas con el tema, pero cuando esto se lleva a un grupo o una masa ya empiezan a entrar en contradicción criterios morales, políticos, ideológicos y eso hace que la agenda empiece como a no funcionar en la misma manera en la cual habíamos hablado de este tema en otra especie de ámbito, en otro lugar.

En Cuba sí están puestas las bases para que este tipo de planteamientos, de demandas, de visibilidad que se requiere esté perfectamente en concordancia con todo lo que el país es. En efecto ha rebajado en alguna manera la homofobia su efecto en Cuba, no tanto como se quisiera, ni tanto como debería estar, pero sí se ha minimizado ese nivel de rechazo que existía en los años 80 y 70. Comparativamente estamos mejor, pero eso en ningún sentido debe acomodarnos a pensar que ya está logrado un estado mucho más satisfactorio de las cosas.

Jornada contra la Homofobia
Jornada contra la Homofobia

¿Está preparado el estado, las instituciones del país? ¿Cómo influyen esas decisiones del estado en la sociedad?

A partir de las iniciativas del Centro Nacional de Educación Sexual hay un anteproyecto de ley que está tratando de reformular algunas cuestiones del código de la familia. Esto es un anhelo que lleva muchos años a la espera y todavía no se ha llevado al punto de discusión público en las estructuras que deberían estarlas defendiendo. Es algo pendiente, un paso fundamental que todavía se demora. Hay que hacer una larga tarea de enlace entre entidades educativas, políticas, con muchas otras zonas de la cultura y de la cultura de vida en el país para que eso logre fluctuar de la manera en que debiera.

El hecho de que la política respalde un proyecto da de alguna manera una garantía de algo, no total porque lamentablemente somos testigos de cosas que son aprobadas en letra, que existen como una regulación o reglamento y sin embargo quedan en el papel. Esto no se integra orgánicamente a la vida en la cual estamos todos inmersos. Tiene que existir esa correlación de fuerzas entre lo que el país está viviendo y lo que las mentalidades que dirigen el país están pensando sobre esa misma realidad. Tiene que haber un especie de acuerdo en el cual todavía faltan muchos elementos por engarzar, porque una cosa es decir a nivel de discurso que debemos ser tolerantes, respetar al otro y cuando salimos a la calle nos damos cuenta que eso no está del todo así.

Hay que hacer una labor mucho más profunda, ir cada vez más y más a la esencia del problema que tiene que ver con una formación moral, machista, con criterio que algunas veces también se hacen sentir desde las propias instituciones que incluso, en algunos casos, aparentemente respaldan este tipo de proyecto pero en su propia manera de obrar nos demuestran que todavía hay mucho recelo y mucha homofobia de todo tipo, y por lo tanto esta es una batalla que quizás demore todavía mucho, pero en la cual no debe dejarse de luchar ni un solo día.

¿Cuáles considera que sean las vías propicias para lograr un diálogo eficaz?

Lo fundamental es lograr el diálogo de tú a tú entre las personas. Nada que llegue por mandato, como una idea que ya de antemano está aprobada mansamente va a ser eficaz  en este sentido. Podemos estar de acuerdo con ellos, podemos tener algún tipo de respaldo hacia esas ideas, pero hasta que las personas no logren hacer que muchas de estas ideas encarnen verdaderamente en lo que viven y en lo que quisieran vivir no estaremos haciendo mucho.

Hay un gran porciento de personas y de instituciones que apoyan el asunto, al mismo tiempo que hay otras instituciones, personas y elementos de la sociedad que todavía no están ni siquiera capacitados para entender por qué rechazan el problema, ni mucho menos para explicarnos el por qué lo rechazan, eso evidentemente demuestra que todavía falta diálogo personal concreto, en el cual cada persona con su formación, con su entorno, con lo que trae consigo pueda integrar este proyecto en cierta medida o no,  pero al menos no rechazarlo de plano.

jornada contra la hofobia3

¿Cómo influye la tradición de sucesos que han ocurrido respecto al tema de la homosexualidad en el país en lo que se está haciendo actualmente?

Hay que tener en cuenta que en Cuba, a diferencia de otros lugares del mundo la comunidad LGBT no se incorporó desde una lucha política al sistema, sino que poco a poco a través de la cultura, la salud se forzaron algunas estructuras para que dialogaran estas personas con los que se oponían a ellas y con los que debían entenderlo desde una misión que tienen en la sociedad que poco a poco fuera dejando atrás cualquier tipo de atavismos, prejuicios y que los pusiera en otra dimensión. Tenemos que ser concretos en la localización de todo aquello que hasta hoy ha frenado un diálogo mucho más prístino no solo sobre la sexualidad y sobre los homosexuales, sino sobre ese concepto mucho más variado y múltiple sobre lo que debe ser la sociedad cubana, lo que es ya hoy. Estamos sometidos a una serie de cambios a veces muy violentos en los cuales podemos perder de vista cuál es la mirada que hay que tener sobre este tipo de asuntos. Mientras esos puntos estén por hacer fricción todavía estamos hablando en términos demasiado cómodos sobre un problema que para nada tiene que ser entendido cómodamente.

¿De qué manera interviene este proceso de cambio respecto a la homosexualidad dentro de los cambios que se están llevando en el país en otras esferas?

En ciertas estructuras cuando uno cambia una pieza todo lo demás tiene que cambiar. El edificio tiene que de alguna manera reestructurarse porque sino empieza a perder el equilibrio y puede convertirse en una estructura mucho más inestable de lo que era antes. En la sociedad cubana hoy por hoy la capacidad que se está dando a determinadas personas para ser más responsables de su destino personal está en perfecta consonancia con este tipo de demandas respecto a una comunidad LGBT que está aspirando a tener reconocimiento si no del matrimonio, que es un derecho que en muchos países se ha establecido, por lo menos sí a que se reconozcan las uniones consensuales, las relaciones de parejas de hecho o por lo menos tener algunas defensas legales que hasta este momento no están todavía reconocidas deliberadamente y debidamente en la constitución. Creo que hay un punto sobre el cual se puede empezar a dominar y ya hay varias instituciones trabajando en este sentido, pero la propia resistencia que se ha hecho en algunos de estos debates demuestra cuánto falta por mover en esa propia estructura. La palabra Cambio tiene que estar escrita en letras mayúsculas y solo viéndola desde esa postura, desde esa dimensión creo que empezaremos a entender que cambiar una pequeña pieza significa cambiar también muchas otras más.

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