Cubanos en Louisville

Juan Carlos Labaut y su familia delante de su casa en las afueras de Louisville. Labaut vivió en Guanabo y trabajaba en el turismo antes de irse a Estados Unidos en 2006

Juan Carlos Labaut y su familia delante de su casa en las afueras de Louisville. Labaut vivió en Guanabo y trabajaba en el turismo antes de irse a Estados Unidos en 2006. Foto: Tracey Eaton.

Una ciudad famosa por carreras de caballo y pollo frito se ha convertido en un punto de afluencia para la inmigración proveniente de Cuba.

La cubana es hoy la comunidad inmigrante que crece a mayor velocidad en Louisville y está a punto de superar a los mexicanos como el grupo más numeroso, de acuerdo con autoridades de la ciudad.

Lo notable es que la mayoría viene de solo dos provincias de la Isla: Holguín y Camagüey.

Desde el principio muchos inmigrantes cubanos eran de esas dos provincias; se corrió la voz de que Louisville era una especie de tierra prometida para los cubanos, y cada vez más viajeros de Holguín y Camagüey se dirigieron a la ciudad.

“Hay tanta gente de allí que creo que esas dos provincias se van a quedar vacías,” bromea Dalay Méndez.

Ella dirige la oficina cubana en el Ministerio de Refugiados de Kentucky, el cual se encarga de reacomodar inmigrantes en Louisville. Su oficina ha sido inundada con los recién llegados de Cuba.

El Ministerio de Refugiados de Kentucky es una de las dos agencias sin fines de lucro que está ayudando a la reubicación de los cubanos que llegan a Louisville. La otra es Catholic Charities. Foto: Tracy Eaton.
El Ministerio de Refugiados de Kentucky es una de las dos agencias sin fines de lucro que está ayudando a la reubicación de los cubanos que llegan a Louisville. La otra es Catholic Charities. Foto: Tracey Eaton.

Méndez sabe por lo que están pasando. Ella y su esposo llegaron de Camagüey en 2002, y recuerda que fue una adaptación difícil “sin conocer a nadie, sin saber a dónde ir, sin hablar el idioma”.

Pero perseveró. “Me siento en casa ahora,” dice. “Me gusta la ciudad”.

Las más recientes cifras del censo muestran que había 9 mil 190 cubanos en el área metropolitana de Louisville / Condado de Jefferson en 2014. El conjunto de cubanos de Louisville era el segundo más numeroso de cualquier ciudad estadounidense fuera de la Florida, solo por detrás de la zona metropolitana de Las Vegas.

Maylín Díaz, de 25 años, llegó de Holguín hace nueve meses. Trabaja como mesera y cajera en El Sabor de Cuba, un restaurante en las afueras de Louisville.

Sabor de Cuba está en las afueras de Louisville. Entre sus empleados está Maylín Díaz, quien arribó desde Holguín hace nueve meses. Dice que acostumbrarse a la vida en los Estados Unidos ha sido difícil, pero que está determinada a conseguirlo. Foto: Tracy Eaton.
Sabor de Cuba está en las afueras de Louisville. Entre sus empleados está Maylín Díaz, quien arribó desde Holguín hace nueve meses. Dice que acostumbrarse a la vida en los Estados Unidos ha sido difícil, pero que está determinada a conseguirlo. Foto: Tracey Eaton.

“La gente es muy agradable”, dice. “Para quienes estamos apenas comenzando en este país, es un buen lugar”.

Pero adaptarse no ha sido fácil, dice. “Los primeros meses son duros porque todavía no te sientes completamente americano, pero ya no eres cubano. Eres solo un inmigrante. Siempre estás esperando una llamada o un mensaje de tus parientes en Cuba. Anhelas cosas del país donde naciste, pero sientes como si ya no te perteneciera”, comenta.

Autoridades de Louisville dicen que están agradecidos de que los cubanos estén escogiendo la ciudad para asentarse. “Valoramos a nuestros nuevos vecinos”, dice el alcalde, Greg Fischer.

Yahima Leblanc (derecha), y Kelsey Roberts, conducen sesiones de orientación para cubanos recién llegados en el Ministerio de Refugiados de Kentucky, organismo que ayuda a reubicar inmigrantes en Louisville. Foto: Tracy Eaton.
Yahima Leblanc (derecha), y Kelsey Roberts, conducen sesiones de orientación para cubanos recién llegados en el Ministerio de Refugiados de Kentucky, organismo que ayuda a reubicar inmigrantes en Louisville. Foto: Tracey Eaton.

Allí son vistos “como una fuerza positiva para el cambio económico y no como un grupo que va a agotar nuestros recursos”, añade Bryan Warren, director de la Oficina de Globalización de la ciudad. “La única forma en que la economía crece es con gente ingresando a la comunidad, y los cubanos ahora mismo son un factor realmente grande en ello”, concluye.

“El crecimiento de nuestra población actualmente depende de una fuerte inmigración a nuestra ciudad”, dice Warren, y los cubanos “representan la mayor parte de ese crecimiento. Proveen fuerza de trabajo para los empleos, abren negocios, expanden diversidad cultural…”.

Warren caminaba a lo largo de Woodlawn Avenue, donde las tiendas de cubanos venden de todo, desde frijoles negros hasta café y plátano. “Una de las grandes cosas sobre la población cubana es que son extremadamente empresariales y aprovechan las oportunidades para comenzar un negocio en nuestra ciudad”, dice.

Sergio Estrada, de 44 años, llegó en 2002 con su esposa, dos hijas y unos 100 dólares. Hoy dirige un próspero negocio de bienes raíces.

“Su casa con Sergio”, proclaman anuncios alrededor de la ciudad. “Llame a Sergio ahora”.

“La mayoría de las personas exitosas que conozco tienen un objetivo y van por él”, dice Estrada, quien era ingeniero eléctrico en Cuba. Una vez que llegó a Louisville, se dio cuenta de que podría hacer lo que quisiese.

“Tienes el mundo delante de ti y todo tipo de posibilidades. Tienes tantos caminos para elegir… Si no te desvías de tu camino, serás exitoso. Si fallas, solo tienes que levantarte y seguir adelante”, aconseja.

Los estudiantes aprenden inglés en el Ministerio de Refugiados de Kentucky. En el aula la mayoría es de Cuba. La profesora, Katie Mills, lanza una pelota de playa durante la clase. Quien la atrape debe contestar su pregunta. Foto: Tracy Eaton.
Los estudiantes aprenden inglés en el Ministerio de Refugiados de Kentucky. En el aula la mayoría es de Cuba. Foto: Tracey Eaton.

Pero nadie espera que el éxito llegue de pronto. Venir a Estados Unidos es “casi como volver a nacer”, dice Carlos Aguilera, quien se estableció en Louisville hace 12 años. “Todo es diferente aquí”, dice el holguinero. “Pero al final, la recompensa vale el sacrificio”. Su primer trabajo fue en un matadero de cerdos.

“Fue muy duro”, recuerda. “En Cuba ahora mismo casi nadie trabaja y una vez que llegas aquí trabajas muchísimo. Muchas horas de pie. Es muy difícil”, comenta.

Cuando dejó el matadero manejó un camión durante cuatro años, antes de meterse en el negocio de la alimentación. Hoy dirige un grocery, el Value Buy Market. Está orgulloso de sus raíces cubanas y cuelga su bandera roja, blanca y azul desde la ventana frontal de la tienda. Pero dice que ha trabajado duro para adaptarse a su nueva patria.

“Me he acostumbrado a cómo viven aquí los americanos, y he tratado de vivir lo más tranquilo posible para no tener problemas con nadie”.

Un camión desde Miami se detiene en su tienda cada semana y descarga frutas tropicales, verduras y refrescos. “Aquí en Kentucky, en cualquier tienda, vas a encontrar uno o dos cubanos, o más”, dice. “Antes no los veías, pero ahora a dondequiera que vayas vas a encontrar cubanos”.

Entre los recién llegados se encuentra Rubén Reyes, de 27 años. Llegó en mayo desde Holguín, donde era guía turístico. Le gusta Louisville, pero extraña a su hija de un año, a quien dejó atrás con su ex esposa, al igual que a su abuela.

Inmigrantes cubanos han abierto docenas de negocios en Louisville a medida que ha crecido la comunidad cubana. Foto: Tracy Eaton.
Inmigrantes cubanos han abierto docenas de negocios en Louisville a medida que ha crecido la comunidad cubana. Foto: Tracey Eaton.

“A veces me pongo a pensar… tirado en la cama y digo: ‘Yo era feliz en Cuba. Tenía un trabajo que me gustaba’”. Se pregunta si debió irse o no, pero decide que soportará hasta el final en Estados Unidos.

“Este es un país que ofrece muchas oportunidades para nosotros y trabajando duro pienso que podemos alcanzar lo que nos trajo hasta aquí”, dice. “Quizás no el sueño americano, ser millonario y todo eso, pero ser feliz”.

En las clases de ciudadanía de Paige Farris en el Ministerio de Refugiados de Kentucky, en Louisville, la mayoría de los estudiantes son cubanos.

“Muchos extrañan su hogar así que a veces piensan ‘Sería mejor regresar a Cuba porque no tengo todo lo que tenía allá’. Todos pasan por esa fase en algún punto”, explica.

Muchos de ellos han pasado por momentos difíciles. “Los cubanos con quienes he hablado en muchos casos han pasado cosas duras para llegar a los Estados Unidos”, dice Farris. “Yo conozco gente que vivió en Venezuela por un tiempo corto y entonces marchó a través de América Central para llegar aquí. Otros vinieron en balsas a la Florida, así que no es un viaje muy fácil”, reflexiona.

Los estudiantes aprenden inglés en el Ministerio de Refugiados de Kentucky. En el aula la mayoría es de Cuba. La profesora, Katie Mills, lanza una pelota de playa durante la clase. Quien la atrape debe contestar su pregunta. Foto: Tracy Eaton.
Los estudiantes aprenden inglés en el Ministerio de Refugiados de Kentucky. En el aula la mayoría es de Cuba. La profesora, Katie Mills, lanza una pelota de playa durante la clase. Quien la atrape debe contestar su pregunta. Foto: Tracey Eaton.

Después de todo lo que han padecido, la mayoría están “muy agradecidos por lo que tienen aquí”, dice. “Casi todos con los que he trabajado quieren convertirse en ciudadanos tan pronto son elegibles porque quieren volver a su país, y quieren participar y votar, quieren poder traer a familiares suyos aquí con un poco más de facilidad; así que pienso que hay bastante unidad en el convertirse en ciudadanos estadounidenses”.

Como muchos de sus compatriotas, Juan Carlos Labaut extraña Cuba, pero no se arrepiente de haberse mudado a Louisville, localizada a lo largo del río Ohio justo al sur de Indiana.

“Estuvimos en Cuba por muchos años tratando de vivir con lo mínimo. Sacrificamos horas y horas trabajando por muy poco dinero”, dice Labaut, un camionero. “Entonces vinimos aquí y trabajamos muchas más horas por un mejor salario. Eso nos motiva a trabajar más, para ganar más y mejorar la situación económica de nuestras familias, no solo aquí sino en Cuba también”.

Caridad Valentín Márquez llegó en mayo. Dice tener “tremendo optimismo” a propósito de sus perspectivas. “Yo no sé mucho de este país, pero he oído que no hay tantos trabajos en otras ciudades como aquí”, comenta.

Katie Mills enseña inglés en el Ministerio de Refugiados de Kentucky en Louisville. Ella y sus estudiantes batean una pelota de playa durante la clase. Quien la atrape debe contestar la pregunta de la profesora. Foto: Tracy Eaton.
Katie Mills enseña inglés en el Ministerio de Refugiados de Kentucky en Louisville. Ella y sus estudiantes batean una pelota de playa durante la clase. Quien la atrape debe contestar la pregunta de la profesora. Foto: Tracey Eaton.

En Cuba trabajaba en recursos humanos. Aquí, dice estar “abierta a cualquier oferta de empleo. Creo que solo me esperan cosas buenas”.

Luis Miranda, de 26 años, también es optimista. Trabaja en una tienda de ropa, zapatos y gafas mientras termina su bachillerato en la Universidad de Sullivan en Louisville. Después de la graduación, planea continuar estudios más avanzados en tecnología de la información.

“Mi objetivo final es trabajar para el gobierno, algo relacionado con ese campo, ciberseguridad, redes, algo así”, dice antes de concluir: “Los cubanos aquí en Louisville… están aquí para quedarse y para mejorar todo lo posible”.

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