Eglinton desemboca en 23

Foto: Ben Davis

Foto: Ben Davis

“A los que no saben crear, sino gruñir, las ciudades no los respetan”, escribió Martí en el periódico Patria el 20 de agosto de 1892. Y creatividad nunca les ha faltado al diseñador Lázaro Bermúdez y a la historiadora del arte Daymí Coll, quienes concibieron desde Toronto, Canadá, más exactamente desde un apartamento en la intersección de las calles Eglinton y Spadina, una página web, un sitio, consagrado a la mística y la cotidianidad de la capital cubana.

Daymí y Lázaro entendieron que la imagen de la ciudad donde ambos nacieron y crecieron no debía construirse con arreglo a creencias parciales y sectarias, y se aplicaron a diseñar, alimentar y poner en circulación, desde Eglinton, un proyecto amparado en ese otro pensamiento martiano, también formulado fuera de Cuba, respecto a que “el rincón de la casa es lo mejor, con la majestad del pensar libre, y el tesoro moderado de la honradez astuta, y un coro amigo junto a la taza del café”. En torno al café nos sentamos Lázaro, Daymí y yo, para hablar largamente sobre lo que significa vivir fuera de La Habana y seguir sudando, creando y soñando con ella.

Hace un año atrás, cuando salió en la red www.havanastreetview.com, los veía a ustedes inmersos en el entusiasmo fundacional y entregados a varias ideas de puntal alto. ¿Se trataba de una página más de nostalgia y memorabilia cubana hecha por y para exiliados? ¿Cuáles fueron los primeros y mayores aciertos?

Lázaro Bermúdez: —Efectivamente, hay mucho de nostalgia en todo esto. No puedo ni quiero negar que la distancia ha jugado su papel, no sólo por los conocidos lamentos del emigrante que lo obligan a volver, o a no terminar de irse nunca, pero la distancia también aporta la visión global. El acceso al universo de la web ha permitido participar y pertenecer en la cultura globalizada, con sus aciertos y desaciertos, y estudiar las grandes comunidades con los modos efectivos de mostrar la información para ser consumida. Y más importante que todo: hemos sido testigos de cómo se ve, y se trata el tema Cuba, desde un país que genera el mayor número anual de visitantes a la Isla.

Daymí Coll: Mira, la página surgió condicionada por el hecho de que dos de los fundadores, Lázaro y yo, viviésemos fuera de Cuba y tuviéramos acceso a internet y a otros medios de comunicación. En principio, tratamos de crear un producto cultural que nos mantuviese conectados a todos con la producción creativa de la Isla. Yo creo que además de nostalgia, nos animaba la necesidad de crear algo genuino sobre La Habana, que era y sigue siendo el tema dominante como ciudad, espacio, metáfora. Intentábamos consolidar una imagen más completa y real, tanto en la web como fuera de ella, a través de iniciativas que permitieran mover ideas y establecer intercambios.

Hasta qué punto consideran los hacedores que esta página ha logrado consolidar una personalidad, un fluir característico, en el océano de propuestas de la web.

Daymí Coll: Como producto en la web ha sido novedoso. No existía antes. Las búsquedas sobre nuestra ciudad la mayoría de las veces remiten a temas turísticos y políticos, pero pocas veces tienen que ver con la idiosincrasia y la cultura. Hemos dado algunos pasos importantes de reconocimiento. Se han establecido intercambios con profesores y universidades. Las visitas al sitio se han mantenido estables, y desde países muy diversos. Los mayores aciertos logrados, en un año de trabajo, se visualizan en la imagen, la programación y la definición de cada una de las secciones y la relación entre ellas. La presentación en La Habana, la presentación y resultados del primer concurso de diseño, narrativa y periodismo, constituyeron impulsos para situarnos en el panorama cultural habanero. Aún seguimos implementando estrategias que nos permitan establecer una producción más cuantiosa anualmente.

Lázaro Bermúdez: Pienso que es temprano para medir cuánto hemos alcanzado. Los logros son hasta hoy más internos y de nuestro equipo, que externos. Se trata de un proyecto atípico, muy experimental, en la combinación de espacios y conceptos. Todavía no se conoce, o no está claro para el público, cuál es su objetivo. Ya lo está para nosotros que hemos madurado con él, nos queda la promoción a través de todos los medios posibles, así como estrategias de financiamiento. El panorama web actual referido a La Habana y a Cuba en general, es todavía un mar en calma, aunque ya existen espacios con buen perfil y personalidad.

Cuba ha estado ausente de la web, o muy débilmente presente (en esferas como el turismo, la política y la cultura), y por otro lado los espacios creados fuera de Cuba mayoritariamente se concentran en el espectro noticioso y de opinión, en la disputa por monopolizar “la otra voz”. En ese entorno, nos definimos en tanto comunidad de contenido, plataforma abierta que agrupa funciones diversas pero no somos órgano de prensa ni puramente de opinión. Tampoco se trata de una revista o una red social. Comunidad es un espacio de convivencia entre individuos que comparten un interés común, que es La Habana en nuestro caso, y es necesario explicar que se trata de la ciudad por dentro y por fuera de sus límites físicos.

¿Cómo y quiénes deciden el tipo de trabajo o ilustración a publicar? ¿Cuáles son los raseros? ¿Cómo definirían el look y los parámetros estéticos y de diseño de una revista que destaca por su visualidad?

Daymí Coll: El trabajo de la imagen, el diseño y la fotografía ha estado en manos de Lázaro. Y sin dudas, la visualidad del sitio ha tenido mucha potencia y considero que ha estado bien concebida, y pensada, desde todos los parámetros que un manual de identidad requiere. Pienso que la imagen, en conjunción con los contenidos, se cuenta entre los logros más felices del proyecto, y le ha otorgado una personalidad única.

Lázaro Bermúdez: Los contenidos parten de ideas que aporta el equipo. Ideas sobran, lo difícil es implementarlas. Intentamos consolidar la información respecto a temas específicos como Arte y Diseño,  Periodismo y Literatura, Arquitectura y Urbanismo, Música y Audiovisual. Cada tema lleva al menos un artículo por espacio, varias imágenes por artículo y panorámicas interactivas de la ciudad. Es un gran despliegue que necesita tiempo y recursos. Luego, dentro del sitio los contenidos se asocian según municipios, temas, y se relacionan dentro de una dinámica de mayor interés que los tradicionales menús. Un solo condicionamiento lo rige todo: La Habana es la única protagonista. Nuestra página web tiene una base sólida en la imagen, la fotografía, y por supuesto en el diseño. Su equipo fundador está compuesto mayoritariamente de especialistas en artes visuales, curadores, le siguen diseñadores y programadores, por lo que el resultado no podía ser diferente.

¿Cuáles ha sido las bases de la relación entre los hacederos de la página y sus más fieles colaboradores? ¿Cómo han logrado fundar una dinámica estable y sistemática con gente que vive a miles de kilómetros y en diversos países? ¿Qué importancia le confieren a esta plataforma de encuentro e intercambio entre los cubanos de afuera y de adentro?

Daymí Coll: Somos colegas, amigos, y hemos tratado de establecer una dinámica de comunicación estable, aunque el proceso ha sido complejo. En el mes de mayo del año pasado, el colectivo fijó a Joanna Castillo como coordinadora en La Habana. Ella se encarga de plantear contenidos para cada una de las secciones, establecer contactos y colaboraciones y llevar la logística productiva. Aunque aún considero que nos encontramos en una faceta experimental del proyecto, de esta manera hemos logrado fundar en los pasados meses un espacio de colaboración más dinámico, que ha permitido la suma de nuevos jóvenes intelectuales y especialistas.

Lázaro  Bermúdez: El término Comunidad sería la respuesta corta y más abarcadora a esta pregunta. La Habana nos une a todos los cubanos, aun si eres oriental y te caen mal los habaneros. La dinámica se sustenta en  compartir el amor por la ciudad estés donde estés. Havana Streetview desde el primer bosquejo quiso ser ese espacio necesario de reencuentro, de tolerancia, una maqueta virtual de la ciudad colgada como piñata que contiene todas las presencias: desde los contenidos que producimos, los “yumas” fanáticos a nuestra cultura y, más importante aún, las evidencias de nuestros felices intercambios.

¿Cómo pudiera describirse la presentación promocional del segundo año de vida de un proyecto que, por lo que he visto, lleva 365 días muy atento a ciertos contextos sociales, sicológicos y sobre todo culturales indiscutiblemente cubanos?

Lázaro Bermúdez: Nuestro segundo año será enfático en la promoción y divulgación del proyecto donde sea posible. Antes nos preocupaba, y ahora nos sigue preocupando, nuestro funcionamiento práctico, tanto de los colaboradores como de las funciones del sitio, es decir, la parte técnica del asunto. Estamos empeñados en un proyecto online, dedicado a una ciudad prácticamente desconectada. Nos agobia la dinámica de las comunicaciones, lo difícil  de cumplimentar fechas y todo el aspecto técnico y administrativo de la página que se hace en La Habana. Pero también pienso que lo difícil forma parte del encanto. Seguimos en redes sociales replicando el trabajo de otros espacios que hablan de la ciudad objetivamente, fuentes que ofrezcan datos verificables y no permeadas por el odio. Nuestro objetivo es sumar presencias, y otorgar el crédito a quien lo merece.

Daymí Coll: Estoy de acuerdo con Lázaro en que lo más importante para nosotros en este segundo año de vida sería afianzarnos dentro de la comunidad habanera, lograr una real interacción con su público natural, y si no fuera a través del sitio web, pues mediante iniciativas en tierra, y adaptarnos a las condiciones que la ciudad posee. En segundo lugar, creo que debemos seguir trabajando con el mismo ímpetu para lograr sistematizar los nuevos contenidos en temas tan ambiciosos y diversos como la fotografía, el arte, la literatura, la arquitectura, la música, el cine, la comunidad y el directorio, pero todo ello puede lograrse solo mediante el diálogo e intercambio sistemático con nuestros seguidores y su comunidad.

Si se multiplicara por tres el deseo que se pide con los ojos cerrados, delante de la vela de cumpleaños, por el primer aniversario de Habanastreetview, ¿cuál sería el tercer deseo, el imprescindible, para ustedes que logran actualizar permanentemente esta revista casi recién nacida?

Daymí Coll: Que pudiéramos implementar cada una de las ideas que hemos ideado, que la promoción y establecimiento del sitio en La Habana deje de ser una quimera, y que estableciéramos un proceso de colaboraciones y financiamento mucho más enriquecedor.

Lázaro Bermúdez: Que suceda el milagro del acceso a internet para los cubanos. Ese sería el primer y único deseo.

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