El sexto cubano del Juego de Estrellas

Dariel Álvarez

Dariel Álvarez fue seleccionado para intervenir en el choque de las futuras estrellas.

Como nunca antes los peloteros cubanos son el centro de atención en las Grandes Ligas. Bombazos más allá de los límites, zambullidas imposibles en los jardines, clases magistrales alrededor del segundo saco y dominio abrumador en el box son algunos de los atributos que encumbran a los exponentes de la Isla en el mejor béisbol del planeta.

Particularmente, cinco hombres se roban las portadas, cinco fantásticos que ganaron su inclusión en el Juego de las Estrellas de la presente temporada, cuyo programa de actividades comenzó este domingo en la sede de los Mellizos de Minnesota, el Target Field de Minneapolis.

José Dariel Abreu, Aroldis Chapman, Alexei Ramírez, Yasiel Puig y Yoennis Céspedes son los elegidos para representar a la Mayor de las Antillas en el show de mitad de temporada, con el añadido de que Puig y Céspedes buscarán el cetro del Derby de Cuadrangulares, ganado hace un año por el toletero granmense de los Atléticos de Oakland.

No obstante, el primer cubano en saltar a los diamantes en este espectáculo de luminarias fue el camagüeyano Dariel Álvarez, seleccionado para intervenir en el choque de futuras estrellas, entre las promesas de Estados Unidos y una selección del Resto del Mundo, compuesta por nueve jóvenes de República Dominicana, siete de Puerto Rico, cuatro de Venezuela, dos colombianos y uno per cápita de México, Canadá y Cuba.

Sin mucho ruido, el patrullero se ha asentado con un sólida temporada en Doble-A, donde se desempeña con el Bowie Baysox, sucursal de los Orioles de Baltimore, conjunto que pudiera considerar el ascenso del criollo a las Mayores en algún punto de esta campaña.

Álvarez lidera la Liga del Este en inatrapables con 111, es tercero en remolques (68), quinto en dobles (20) y noveno en jonrones (14), estadísticas que le valieron para plasmar el nombre de Cuba en el duelo de futuras estrellas, ganado por el plantel estadounidense con marcador de 3-2.

En dicho cotejo, el agramontino defendió el bosque derecho y falló en sus dos oportunidades ofensivas, en ambas ocasiones con roletazos al campo corto, antes de ser sustituido por el dominicano Domingo Santana.

Sin embargo, el cubano conserva intacto su cartel y es valorado como uno de los mejores prospectos de las Grandes Ligas, de acuerdo al criterio de su manager Gary Kendall y Butch Davis, su coach de bateo, quienes lo recibieron hace un año y han sido testigos de su evolución.

“Cuando llegó a Bowie tenía una línea ofensiva en alza, pero en el afán de demostrar su valía cayó preso de los nervios y, precipitado, persiguió muchos lanzamientos fuera de la zona”, explicó Kendall al diario Baltimore Sun.

Toda esta historia cambió en los entrenamientos de primavera, cuando los técnicos realizaron un análisis de los videos correspondientes a sus turnos del año anterior, detalle que le permitió al slugger antillano trabajar sobre las deficiencias con sobrada calma.

“Intentamos que comprendiera todo lo que podía aprovechar su rapidez con las manos. Le hicimos ver que no tenía necesidad de ir tras la pelota, pues su velocidad le permite dejar que la bola viaje y golpearla en el momento justo, no importa si son lanzamientos rompientes o rectas fugaces”, argumentó el manager respecto a la habilidad del cubano.

Ese arsenal, según los reportes de los scouts, le ayudará a enfrentar el pitcheo superior de Triple-A y, potencialmente, a las estrellas del montículo en las Mayores, nivel que puede alcanzar en un futuro cercano gracias a su enfoque y paciencia en el plato, justo los argumentos que lo colaron de lleno en el show de las estrellas del béisbol estadounidense.

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